Unos supercondensadores flexibles de nantotubos de carbono podrían proporcionar más energía a los teléfonos móviles y a otro tipo de aparatos electrónicos.
HealthVault de Microsoft nos ayuda a vigilar nuestros signos vitales.
Los netbooks son algo más que portátiles baratos.
Es posible que se necesiten llevar a cabo investigaciones para evaluar alternativas que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero.
Una serie de pulsos magnéticos especialmente distribuidos en el tiempo podrían abrir el camino hacia la informática cuántica a gran escala.
Con esta nueva sonda, los smarphones pueden ser usados para capturar y enviar imágenes por ultrasonido.
En pleno énfasis de los historiales de salud electrónicos, un paciente pone a prueba los servicios de salud por internet.
Un nuevo método ofrece una forma más eficiente para diseñar “circuitos” biológicos.
Una serie de nanocables podrían ser empleados en los transplantes médicos del futuro.
Un tipo de tecnología inalámbrica y que se puede llevar puesta ayuda a detectar los primeros signos de insuficiencia cardiaca.
El software Ct de Intel hara que el código convencional funcione en los próximos procesadores de muchos núcleos.
Un grupo de investigadores afirma ser capaz de secuestrar las conexiones de datos de los teléfonos móviles.
Esta técnica podría duplicar el número de pulmones disponibles para transplantes.
En noviembre, Fisker Automotive comenzará a vender un coche con batería suficiente para 80 kilómetros de autonomía.
Un “conjunto de nodos rápidos y de potencia débil” podría reemplazar a las infraestructuras de los servidores gigantes.
TextFlow se perfila como un nuevo método para la colaboración a través de internet.
IBM combina hardware y software para analizar datos financieros a un ritmo sin precedentes.
Abrir en canal los nanotubos de carbono podría conducir a la fabricación de elementos electrónicos mucho más rápidos.
Repasamos algunos de los inventos más raros mostrados en la Computer-Human Interaction Conference.
El etanol generado a partir del maíz consume tres veces más agua de lo que se pensaba hasta ahora.