El proyecto Bosque digital se centra en aplicar nuevas tecnologías a la naturaleza, como la secuenciación de ADN. Sus primeros esfuerzos ya han conseguido detectar nuevos productos que no sólo generan negocio sino que luchan por la conservación de la biodiversidad
El pasado agosto de 2017, el Gobierno brasileño emitió un decreto para abolir una superficie cercana a 45.000 kilómetros cuadrados de la reserva nacional de la Amazonia. La medida derrocaba la protección ambiental de esta zona, con un área mayor que la de Dinamarca, para abrirla a la explotación minera.
La decisión ha sido objeto de críticas y rabia. Para el director de WWF-Brasil, Maurício Voivodic, con el decreto, "además de la explotación demográfica, deforestación, pérdida de la biodiversidad y comprometimiento de los recursos hídricos, habrá un incremento de los conflictos agrarios y amenaza a pueblos indígenas y poblaciones tradicionales". Por el contrario, el ministro brasileño de Minas y Energía, Fernando Conejo Hijo, defendía que el objetivo era atraer la inversión, la generación de riqueza para el país, el empleo y los ingresos de la empresa, siempre basado en los principios de sostenibilidad. El resultado final fue que el decreto fue derribado por el Tribunal Supremo y la reserva podrá mantener su protección. La pregunta ahora es, ¿por cuánto tiempo?
A los conservacionistas les gusta decir que "el bosque vale más de pie que talado", pero los números no acompañan sus proclamas. La economía sostenible en Brasil es de baja tecnología. El mercado de castaña del país roza los 42 millones de euros anuales. El mercado de Açaí, el más alto entre los productos extraídos, roza los 420 millones de euros anuales. Pero ninguno de ellos puede competir con la economía insostenible del bosque. El mercado de la madera es de 1.800 millones de euros anuales, el de carne se estima en 4.200 millones de euros anuales y la minería supera los 7.500 millones de euros anuales.
Tenemos que generar riqueza para cambiar las opciones no sostenibles del pasado. No lograremos hacerlo explotando el bosque de manera sostenible pero con baja tecnología. Y en este contexto será imposible evitar que la economía insostenible penetre en las áreas forestales para producir más riqueza.
Aquí es donde entra en juego la alta tecnología, capaz de crear un alto valor añadido a los productos del bosque. Sólo el fármaco Captopril, que se usa para controlar la presión arterial, cuyo principio activo fue descubierto en la biodiversidad brasileña (el veneno de la Jararaca) genera ingresos de 4.200 millones de euros anuales. Un solo fármaco puede competir con todo el mercado de carne en Brasil, la mayor fuerza de deforestación en la de Amazonia.
Hace tres años empezamos un proyecto piloto entre la start-up Bio Bureau y Reservas Votorantim. El objetivo consiste en digitalizar una superficie de 30.000 hectáreas de bioma Bosque Atlántico, el bioma de mayor biodiversidad del planeta. Con esta digitalización sería posible desarrollar productos de alto valor añadido y mostrar que el dinero, realmente, crece en los árboles.
Foto: Mauro Rebelo, fundador de Bio Bureau Biotechnology. Crédito: Jaqueline Solomon.
Para ello hemos secuenciado una versión simplificada del genoma de 50 especies de plantas, utilizando un protocolo escalable, con el procesamiento de secuencias altamente automatizadas y en la nube, que podrían repetirse para las otras 20.000 especies (sólo plantas) estimadas que contiene el bioma. En seis meses hemos creado el Bosque digital: el banco de datos más grande de genes de una selva tropical.
En un año, la bioprospección de genes de interés ha logrado identificar una enzima capaz de convertir un residuo de bajo valor de la industria de zumo de naranja en un recurso de valor añadido para la industria de sabores y fragancias. El proceso se encuentra todavía en escala de laboratorio, pero se estima que esta encima podría multiplicar entre cinco y diez veces el valor de un residuo que actualmente se vende como mercancía.
Todo el proceso se realizó de acuerdo con la Ley de Biodiversidad Brasileña (13.123/2015), una de las más modernas del mundo en términos de asegurar el acceso a los recursos genéticos y distribución de beneficios con las comunidades tradicionales.
El reto actual consiste en obtener los recursos para escanear la totalidad de los bosques, incluyendo otros biomas brasileños (Cerrado, el Amazonas, el Pantanal, la Caatinga) y los bosques de Colombia, Tanzania e Indonesia. Debemos garantizar el acceso a la base de datos a otras empresas nuevas que quieran colaborar para desarrollar productos de alto valor añadido a los mercados en lo que operan. Estamos poniendo en práctica la inteligencia artificial aplicada a los datos datos, así como los contratos inteligentes a través de la tecnología blockchain para facilitar este desarrollo de productos.
Un modelo de negocio innovador
La principal innovación del Bosque digital reside en el modelo para generar valor y negocios. Defendemos la biotecnología como herramienta para resolver los problemas persistentes en industrias como el petróleo y la minería. Queremos migrar la industria cosmética hacia la biosíntesis como la industria farmacéutica lo hizo hace 10 años. Y para ello, proponemos un modelo de negocio multilateral, en el que los agricultores y propietarios de reservas, los propietarios de negocios y los empresarios se beneficien de la bioprospección en masa. Y todo ello, sin tener en cuenta los beneficios indirectos que se generarían para las administraciones públicas y las comunidades tradicionales.