Hace cuatro décadas, el coche eléctrico parecía estar a punto de convertirse en una realidad masiva para los desplazamientos rutinarios. El tiempo pasa, y este escenario sigue pareciendo inminente, pero nunca se cumple
"El coche eléctrico parece inevitable. A medida que disminuyan los recursos petrolíferos, parecerá mucho más prudente desarrollar un automóvil alimentado con electricidad que se recargue mediante un sistema de generación de energía ya existente, que invertir en enormes plantas de producción de gasolina sintética. Los vehículos eléctricos encajarían muy bien en un nicho grande y sin explotar de la economía eléctrica al recargarse por la noche cuando la demanda eléctrica es baja y las plantas energéticas disponen de energía que no se usa.
Sin embargo, los coches eléctricos todavía tienen algunos fallos técnicos abismales. Por ejemplo, durante las pruebas de dos coches eléctricos disponibles en el mercado realizadas en 1975, la revista Consumer Reports detectó "grandes problemas de seguridad y de operación". Los coches funcionaban mal, pues ni siquiera cumplían con las modestas capacidades que en teoría tenían. Aceleraban lentamente, luchaban por subir las cuestas y se detenían en momentos inoportunos. La revista afirmó que "sería una imprudencia conducir cualquiera de estos coches en cualquier vía pública". Los vehículos eléctricos disponibles en el mercado tienen un alcance de sólo unos 50 kilómetros a unos 80 kilómetros por hora, con tiempos de la aceleración de 0 a 50 kilómetros en 12 segundos. Además, ni siquiera son más baratos que los modelos equivalentes a gasolina.
Dos vehículos eléctricos de prueba recientemente apoyados por la Administración de Investigación y Desarrollo Energéticos de Estados Unidos (ERDA, por sus siglas en inglés) podrían impulsar un resurgimiento del automóvil eléctrico. Las dos versiones están siendo desarrolladas por General Electric y AiResearch Manufacturing.
Ambos vehículos tendrán aproximadamente el mismo alcance y las mismas características de rendimiento: una autonomía de casi 120 kilómetros entre cargas, velocidades máximas de casi 100 kilómetros por hora y unos tiempos de aceleración de 0 a 50 kilómetros por hora en unos ocho segundos. Ambas versiones también tendrán el mismo tamaño y el peso que un subcompacto convencional, y conducirlos costará lo mismo que un coche de gasolina.
Los funcionarios de la ERDA esperan que el rendimiento de estos dos modelos logren convertir al coche eléctrico en un vehículo aceptable para desplazamientos habituales en dentro de pocos años, incluso haciendo uso de las actuales baterías plomo-ácido de baja eficiencia. Las baterías de alta energía que se espera que aparezcan dentro de una década deberían mejorar su rendimiento aún más.
Pero hasta los coches eléctricos de la ERDA tendrán que superar muchos obstáculos de seguridad y operativos. Por ejemplo, Consumer Reports mencionó los peligros del derrame de ácido sulfúrico de baterías rotas en caso de accidente. Y los ingenieros de la revista descubrieron que durante épocas de frío, el rendimiento de la batería se desploma, haciendo que los coches eléctricos que probaron resultaran prácticamente inútiles".