Cambio Climático
"La digitalización ha llegado a la mayoría de los sectores, también tiene que llegar al de la construcción"
El presidente de la sección española de la asociación Building Smart, Sergio Muñoz, considera que aunque las empresas ya ven BIM como una oportunidad, "necesitan ponerse las pilas"
Foto: El presidente del capítulo español de la asociación Building Smart, Sergio Muñoz.
La batalla que se produjo entre el formato VHS y el Betamax por dominar el formato vídeo es solo un ejemplo de los retos de algunos avances tecnológicos. Cada programa, técnica y metodología nueva tiene su propia forma de trabajar, y cuando surgen varias opciones para la misma función, se produce una lucha hasta que una se impone. En el sector de la construcción están naciendo nuevas metodologías, una de ellas es el ya famoso Modelado de Información de Construcción o BIM, que consiste en el proceso de generación y gestión de datos de un edificio durante su ciclo de vida.
Gracias a las ventajas que ofrece, la asociación Building Smart lo ha abanderado para que se convierta en el marco de trabajo común y que todas las herramientas del sector se adapten a ella. Es decir, que BIM se convierta en la lengua franca de la construcción. Para ello es necesario desarrollar y difundir estándares abiertos, y eso es justo a lo que se dedica la asociación. Para su presidente en España, Sergio Muñoz, esta labor es vital para asegurar la expansión de esta forma de trabajo. Desde Building Smart, explica, los desarrollan, pero luego son agencias de normalización y certificación como AENOR quienes los lanzan para que toda la industria pueda sumarse a ellos.
Está previsto que en 2018 el uso del BIM sea obligatorio en las licitaciones públicas. ¿Ha aumentado el interés por su uso a medida que se acerca la fecha?
La demanda de información crece de forma casi exponencial y es lógico, pero a día de hoy ya hay licitaciones públicas y contratación privada que demandan o valoran BIM. Muchas empresas piensan que ya lo necesitan, que tienen un nicho de trabajo donde ya se valora y exige; saben que necesitan ponerse las pilas.
En la asociación promueven los estándares abiertos, algo que muchas veces se confunde con el software abierto
BIM no es software, no es ni tecnología. Muchas veces decimos que es como el cambio que hubo del Rotring al AutoCad. Se ve como un simple paso a otra herramienta en 3D, pero no es así. Eso es solo la punta del iceberg. Todo lo que hay por debajo es muy superior y hay que estandarizarlo.
Necesitamos un entorno común de datos en el que todos los agentes participen. El modelado es simplemente una parte, pero hay muchas otras que componen el modelo digital de un edificio: instalaciones, estructuras, cálculo, auditoría, presupuestos, salud y seguridad… Un montón de actividades que van a salir todas de ese modelo BIM y no están vinculadas con el modelado arquitectónico.
Es necesario coordinarlas y que estén basadas en estándares. El primer reto que afrontó Building Smart fue pensar que si un arquitecto usaba una herramienta para un modelado arquitectónico y luego otra para cálculo de estructuras, el trasvase de datos entre herramientas tenía que hacerse sin perder información. De ahí nació el IFC [un formato de archivo estandarizado].
Foto: Explicación gráfica del papel de BIM a lo largo del ciclo de vida del edificio. Crédito: Smart Building.
¿Con estándar se refiere entonces a una forma de transmitir datos?
Ese fue el primero. Pero resultó insuficiente porque la casuística es diferente en cada país. Por ejemplo, en Noruega una puerta es solo la hoja y aquí engloba el marco y la hoja. Así surgió la necesidad de crear lo que nosotros llamamos diccionarios en los que hay una correlación de términos entre diferentes países.
Otro de los estándares en los que estamos trabajando es lo que nosotros llamamos "vistas". Se aplica a un uso determinado del modelo digital, como un subconjunto de ese modelo. Piensa un cliente que necesita supervisar el edificio para su gestión. Hemos estandarizado esa vista. Son diferentes estándares que vamos desarrollando en función del uso. Primero fue el intercambio de información entre máquinas, pero a partir de ahí hemos visto la necesidad de las personas y los agentes para hacerse entender y consultar información.
Ustedes trabajan en estándares abiertos, pero estos dependen de un software propietario. ¿Pueden esas compañías ser un obstáculo?
Es una colaboración necesaria entre la industria, entendida como constructoras, arquitectos, e ingenieros, y los fabricantes de software. Cuando hablamos de BIM hablamos de metodología colaborativa que permite que todos los agentes interactúen sobre el desarrollo, gestión y uso de ese modelo. Es necesario que los fabricantes de software sean conscientes de que hay tantas acciones diferentes sobre el modelo digital del edificio que es imposible que se utilice una sola herramienta de un único fabricante.
¿Quién está siendo más reacio a adoptar esta metodología?
A mí no me gusta identificar un tipo de agente en concreto, pero sí que hay algunos más tradicionales o que creen que les puede suponer algún tipo de perjuicio. Y a lo mejor otro tipo de agentes son permeables y se pueden adaptar más rápido. También pasa entre empresas grandes y pequeñas. Las pequeñas lo ven como una oportunidad y enseguida cambian o migran y a las grandes en cambio les cuesta mucho más. Hasta que no se dan cuenta de que el sector ha cambiado, no lo introducen de forma interna.
Ahora mismo la construcción tiene dos aspectos. La construcción física, que va a ser muy similar a la actual, y la construcción digital previa y en paralelo a la física, que la mejora. En esa construcción digital participan muchos agentes. ¿Quién la coordina o lidera? Nosotros no entramos a valorar si lo debe hacer un arquitecto, un arquitecto técnico o un ingeniero. Entendemos que tiene que ser alguien que entienda ese proceso constructivo físico, real, pero también alguien que conozca cómo funciona la generación de ese modelo digital.
Si BIM se adopta de forma masiva, ¿qué cambios experimentaría el sector?
Aquí entran dos aspectos. Uno es la colaboración. En la forma habitual de trabajar en la construcción participan distingos agentes y podemos entender que colaboran, pero no como lo entendemos con BIM. Es una cooperación secuencial. Yo hago mi trabajo, te lo paso, tú haces el tuyo y se lo pasas al siguiente. Nosotros hablamos de que todos los agentes empiecen a colaborar desde el principio para que las fases de diseño, ejecución y mantenimiento no estén desvinculadas sino que ya se tenga en cuenta la problemática o el punto de vista de agentes que entran en fases posteriores y participen desde el principio. Introducir la colaboración en todo el ciclo de vida.
El otro bastante importante es la digitalización. La digitalización ha llegado a la mayoría de los sectores, también tiene que llegar al de la construcción. No se trata de únicamente generar un modelo digital con una herramienta. A partir del modelo puedo extraer elementos prefabricados y producirlos en una fábrica para montar en obra, industrializar. Podría aplicar un cambio en la obra y directamente se actualizaría en el presupuesto. ¿O por qué no voy a utilizar sensores para controlar ciertos aspectos de la obra? Todos esos aspectos de la digitalización que ya están presentes en otros sectores, como la aeronáutica, desde hace muchos años se empiezan a introducir ahora con el uso de BIM porque ya tienes lo más importante: un modelo digital.