El dato se basa en el mayor análisis estadístico de accidentes nucleares realizado en la historia
Pie de foto: El accidente nuclear de Chernóbil fue el más grave de la historia. Crédito: Roman Harak.
Las catástrofes de Chernóbil (Ucrania) y Fukushima (Japón) están entre las peores a las que se ha enfrentado la humanidad. Ambas fueron resultado de la incapacidad de científicos e ingenieros de prever que problemas aparentemente pequeños pueden producir un efecto de bola de nieve y provocar desastres a una escala casi inimaginable.
Dado que la mayoría de los países que cuentan con energía nuclear tienen la intención de mantener sus reactores en marcha y de que hay previstos muchos nuevos reactores, un objetivo importante es comprender mejor la naturaleza del riesgo en la industria nuclear. ¿Cuál es, por ejemplo, la probabilidad de que se produzca otro Chernóbil en los próximos años?
Ahora tenemos una respuesta gracias al trabajo de Spencer Wheatley y Didier Sornette en el Instituto EHT de Zúrich (Suiza) y Benjamin Sovacool en la Universidad de Aarhus (Dinamarca). Estos investigadores han recopilado la lista más completa de accidentes nucleares conocida y la han usado para calcular la probabilidad de que ocurran otros accidentes en el futuro.
Su preocupante conclusión es que las probabilidades de que se produzca un desastre nuclear grave en algún lugar del mundo antes de 2050 son del 50:50. "Existe una probabilidad del 50% de que un evento similar a Chernóbil (o mayor) se dé en los próximos 27 años", concluyen.
Hace mucho que se critica a la industria nuclear por su actitud, demasiado confiada, hacia el riesgo. Pero los análisis auténticamente independientes son raros, en parte, porque muchos de los datos sobre los accidentes los recoge la propia industria nuclear y es reacia a compartirlos.
La Agencia Internacional de la Energía Atómica clasifica los accidentes usando un sistema denominado Escala Internacional de Eventos Nucleares, que está relacionada con la cantidad de radiación que libera el correspondiente accidente. Sin embargo, la agencia no publica una base de datos histórica de estos accidentes, probablemente porque tiene el doble papel de regular la industria nuclear y promocionarla al mismo tiempo.
Así que ha quedado en manos de otros crear listas de accidentes. La más completa de ellas contiene detalles de 102 eventos, frente a los 72 eventos que tienen una puntuación en la Escala Internacional de Eventos Nucleares. Los investigadores han aumentado esta cifra significativamente. Se abstienen de usar los datos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica y crean la suya propia.
La medida que usan para valorar cada accidente es el coste total del mismo en dólares estadounidenses (según el valor del dólar en 2013). Y definen un accidente como un incidente no intencionado o evento en una instalación nuclear que haya dado lugar bien a una muerte (o más) o al menos 50.000 dólares en daños".
Cada accidente tiene que haber ocurrido durante la generación, transmisión o distribución de energía nuclear. Eso incluye accidentes en las minas, durante el transporte por camión o cable, o en una instalación de enriquecimiento o una fábrica, y así sucesivamente.
El equipo recogió los datos de toda una serie de fuentes, como informes publicados y artículos académicos, pero también de notas de prensa, documentos de proyectos, investigaciones de comisiones públicas y artículos de periódico en inglés.
Después calcularon el coste de cada accidente en función de todas las pérdidas económicas producidas, como la destrucción de propiedad, el coste de la respuesta de emergencia, los remedios medioambientales aplicados, la evacuación, las multas, los desembolsos de las aseguradoras y así sucesivamente. Cuando en un accidente se producía la muerte de un individuo, el equipo añadía 6 millones de dólares al coste, una cifra que usan varias agencias de Estados Unidos a la hora de calcular el valor de una vida.
Los investigadores reconocen las imperfecciones de esta técnica, pero afirman que tiene la tremenda ventaja de representar todas las consecuencias negativas de un accidentes en forma de una única cifra en dólares. Lo que a su vez permite clasificar los accidentes.
La lista resultante clasifica 174 accidentes sucedidos entre 1946 y 2014 incluyendo su fecha, localización, el coste monetario en dólares y su posición en la Escala Internacional de Eventos Nucleares si está, y en otro índice habitual, la Escala de Magnitud de Accidentes Nucleares.
Los cinco accidentes principales ordenados por coste monetario son: el accidente de Fukushima de marzo de 2011, la explosión de Chernóbil de abril de 1986, el fuego en la central nuclear Tsuruga (Japón) en diciembre de 1995 , un incendio en la planta de fabricación de armas nucleares de Rocky Flats (EEUU) en septiembre de 1957 y un incidente en marzo de 1955 en Sellafield (Reino Unido), que entonces se llamaba Windscale, dos años antes del famoso incendio en las instalaciones. De hecho, Sellafield aparece cinco veces en la lista de los 15 accidentes nucleares más caros de la historia.
La nueva base de datos contiene un 75% más de entradas que la lista más completa conocida hasta la fecha. Y estos datos extra mejoran significativamente el tipo de análisis estadístico que se puede llevar a cabo.
El equipo lo aprovecha al máximo. Afirma para empezar que la nueva base de datos revela lo pobre que es la Escala Internacional de Eventos Nucleares. Para que fuera coherente, el desastre de Fukushima tendría que tener un índice de 10 u 11, en vez del nivel máximo actual de 7, sostienen.
El equipo calcula que la tasa de accidentes nucleares que cuestan más de 20 millones de dólares ha ido cayendo constantemente desde la década de 1970. Por el camino, el índice cayó significativamente después de Chernóbil y ahora está en torno al 0,002 al 0,003 eventos por central por año.
La distribución de la energía cambió significativamente después del accidente en Three Mile Island (EEUU) en marzo de 1979. Las mejoras de seguridad introducidas después del accidente redujeron el tamaño medio de los accidentes por un factor de 3,5. Sin embargo, los accidentes más grandes parecen seguir una distribución estadística completamente distinta, probablemente porque ocurren como resultado de una serie completamente imprevista de combinaciones o circunstancias.
Este tipo de eventos grandes e imprevistos se conocen como eventos rey dragón y son especialmente difíciles de analizar porque siguen esta distribución diferente, tienen causas imprevistas y son muy pocos. Sin embago, Wheatley y el resto del equipo sugieren que la industria nuclear sigue siendo vulnerable a eventos de rey dragón. "Hay un 50% de probabilidades de que un evento del tamaño de Fukushima (o mayor) ocurra en los próximos 50 años", afirman.
Fukushima ha sido, de lejos, el accidente más caro de la historia, con un coste de 166.000 millones de dólares (unos 155.000 millones de euros). Eso es el 60% del coste total de todos los demás accidentes nucleares juntos.
El equipo calcula que un evento a la escala de Chernóbil, el más grave en términos de radiación liberada, tiene las mismas probabilidades de ocurrir como que no en los próximos 27 años. Y afirman que un evento del tipo de Three Mile Island tiene una probabilidad de un 50% de ocurrir en los próximos 10 años.
Es un trabajo muy valiente. Cualquiera que se enfrente a la industria nuclear se enfrenta a una crítica constante. Pero Wheatley y compañía están preparados. Su base de datos se ha hecho tras una cuidadosa investigación y su calidad estadística es incomparable.
Las conclusiones resultarán incómodas a la industria nuclear y sus defensores. Ahora mismo hay muchos países invirtiendo en energía nuclear porque produce electricidad libre de emisiones de CO2.
Pero este trabajo sugiere que un accidente a la escala de Chernóbil tiene preocupantes probabilidades de suceder durante la vida útil de los reactores que se están construyendo ahora. Y cuando eso suceda, una población desconocida hasta entonces entrará dentro del vocabulario de todos como sinónimo de catástrofe, igual que Windscale, Chernóbil y Fukushima.
Hay que medir cuidadosamente estos riesgos frente a las ventajas. La pregunta a la que deberían responder ingenieros, políticos y el público en general es si merece la pena asumir es riesgo, dado lo que está en juego.
Ref: arxiv.org/abs/1504.02380 : De Desastres y Reyes Dragón Un Análisis estadístico de Incidentes y Accidentes Nucleares