Un informe climático filtrado de la ONU sugiere que el gasto en energías limpias es insuficiente
El Congreso de EEUU aprobó el mes pasado una ley de gastos con la que deshacer el daño hecho a la I+D por los recortes automáticos del gasto, y en algunos casos aumentar sustancialmente la financiación, como en el caso de los fondos para la investigación nuclear. Esto supone una buena noticia para el desarrollo de nuevas tecnologías energéticas.
Desafortunadamente, el gasto aún está lejos de lo que muchos expertos consideran necesario para resolver los retos energéticos actuales, en particular el cambio climático (ver "La tecnología actual no permitirá cumplir los objetivos del cambio climático"). Según varios grupos ambientales y otros compuestos por líderes de negocios, la I+D en energía debería ser el triple de lo que es hoy día para sostener la serie de innovaciones necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La falta de gasto en materia de cambio climático fue el protagonista hace unas semanas en el borrador de un informe de Naciones Unidas que acabó filtrándose a organizaciones de noticias como Reuters.
Según el informe filtrado, la proporción de la oferta total de energía procedente de fuentes de baja emisión de carbono, como la nuclear y la solar, tiene que triplicarse o cuadruplircarse para evitar que las temperaturas suban más de 2 grados centígrados, una temperatura que, según algunos científicos, sería relativamente manejable, informó Bloomberg.
Estamos muy alejados de poder conseguir algo así. Es más, estamos dando pasos hacia atrás. El uso de combustibles fósiles está creciendo más rápido que las energías renovables y la cuota de potencia nuclear, considerada como una fuente de electricidad con baja emisión de carbono, se está viendo reducida. En realidad, los gobiernos de todo el mundo están gastando más en subsidiar los combustibles fósiles que en pasarse a fuentes de energía con baja emisión de carbono, según infroma el New York Times.
Sin duda, la respuesta no consiste en poner fin de inmediato a todos los subsidios a los combustibles fósiles. Eso sería desastroso, especialmente para los sectores pobres, que dependen en gran medida de electricidad y combustible de bajo coste. Pero dichos subsidios tienen que verse reducidos en una escala de tiempo predecible, y deben desarrollarse nuevas tecnologías rápidamente para proporcionar alternativas asequibles.