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Cambio Climático

Los efectos del incendio de la batería de Tesla en los vehículos eléctricos

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Un Modelo S de Tesla se ha incendiado recientemente, lo que supone buenas y malas noticias para los vehículos eléctricos.

  • por Kevin Bullis | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 07 Octubre, 2013

La semana pasada un vehículo eléctrico Modelo S de Tesla Motors se incendió después de que el conductor pasara por encima de un trozo de metal en la carretera y la noticia se ha extendido rápidamente.

¿Por qué es noticia?

A fin de cuentas los incendios en vehículos son muy comunes. El investigador de baterías de la Universidad de Dalhousie en Canadá Jeff Dahn me comentó la semana pasada que en 2011 se produjeron 187.000 incendios de vehículos en EEUU. Esa cifra representa un incendio por cada 1.738 coches en la carretera. Mientras que el de Tesla supone uno por casi 20.000. "La frecuencia es 10 veces menor", me dijo en un correo electrónico, escribiéndolo en mayúsculas.

Dejemos de lado el hecho de que Tesla sale en las noticias incluso cuando estornuda. Existe cierta preocupación real acerca de la seguridad de las baterías de ión-litio, lo cual es comprensible ya que existen casos bien documentados de incendios de baterías de ión-litio. Lo que resulta desconcertante acerca de estos incendios es que parecen ocurrir espontáneamente. Todos hemos oído la historia de una persona a la que se le incendió el móvil mientras estaba hablando. Está el vídeo del ordenador portátil estallando en llamas en una sala de conferencias. Una casa se incendia por un problema con una cortadora de césped eléctrica en el garaje. Días después de una prueba de choque, una batería del Chevy Volt se incendia. Una fila de Karmas de Fisker acaba reducida al chasis después de mojarse durante el huracán Sandy, lo que provocó un fuego en las baterías. Unos incendios aparentemente espontáneos en componentes de ión-litio dejan en tierra al Boeing 787 Dreamliner durante meses.

Así que tanto los inversores como los defensores de los vehículos eléctricos, y sus detractores, han estado siguiendo muy de cerca a Tesla para ver si un incendio en la batería lograba arruinar la empresa y las posibilidades de que los coches eléctricos se convirtieran en vehículos de uso habitual.

Y finalmente el incendio ha sucedido. A pesar de ello, hay buenas noticias para Tesla y los coches eléctricos.

La primera es que el fuego no fue espontáneo. Al parecer sucedió cuando el conductor atropelló algo, lo que resulta más tranquilizador. La gente sabe que de vez en cuando se atropellan cosas y los coches se incendian. No resulta sorprendente.

En segundo lugar, el fuego no se extendió rápidamente a la batería entera, y como resultado, nadie resultó herido.

Lo que sí es preocupante de la batería de ión-litio es que los fuegos tienen el potencial de propagarse rápidamente a través de la batería, puesto que las células en su interior incendian a sus vecinas. El director tecnológico de Tesla, JB Straubel, asegura que la compañía ha diseñado el paquete para evitar la propagación de incendios. Es difícil saber el grado de éxito de este diseño, ya no sabemos qué parte del paquete fue dañada directamente en el accidente. Pero por lo menos sí sabemos que el fuego no se extendió a lo largo de toda la batería y, según Tesla, no entró en el habitáculo del pasajero.

Sin embargo, hay un par de malas noticias.

En primer lugar, el fuego ilustra una vez más la dificultad de apagar los incendios en las baterías de ión-litio. Cuando los bomberos pensaban que lo habían apagado, volvió a encenderse. Los expertos en baterías manejan dos teorías al respecto, ya que en un incendio de batería, lo que se quema principalmente es el electrolito líquido, que arde mejor cuando se expone al aire.

Una teoría es que, incluso en ausencia de aire hay otros oxidantes dentro de la batería que pueden crear y mantener un fuego. Se cree que los propios electrodos de la batería pueden liberar oxígeno, alimentando el fuego desde dentro. Si este es el caso, lo único que pueden hacer los bomberos es evitar que el fuego se propague y esperar a que los reactivos se quemen.

Otras investigaciones sugieren que este no es el caso. En su lugar, lo que podría suceder es que, incluso una vez que el fuego se apaga, las células mantienen mucho calor y siguen liberando más cantidad de electrolito en forma de vapor. Una vez que los bomberos apagan el agua y el oxígeno es capaz de entrar una vez más en contacto con el vapor, se puede volver a encender.

Parece claro que tenemos que hacer más pruebas y aprender cuál es el mejor modo de apagar fuegos de batería, especialmente a medida que proliferan los vehículos eléctricos.

El segundo aspecto negativo es que el accidente plantea preguntas sobre el grado de protección de la batería. La batería de Tesla se extiende sobre la mayor parte del suelo del coche. Esto hay que compararlo con la batería del Chevy Volt, escondida en el interior del coche, y que de hecho ocupa espacio en el habitáculo del pasajero para así mantenerla fuera de peligro. ¿Era tan grande la pieza de metal con la que se topó el conductor como para causar daños graves a cualquier tipo de coche? ¿O era algo por lo que pasarías tranquilamente si condujeras cualquier coche convencional? ¿Es el Modelo S particularmente vulnerable a los desechos en la carretera?

He visto el tipo de protección que lleva la batería, y creo que haría falta un buen trozo de metal para dañarlo (ver "Tesla está a la cabeza de la innovación en los coches eléctricos"). Y el hecho de que ningún otro Modelo S haya sufrido incendios, incluso durante las duras pruebas de seguridad, también parece ser una buena señal. Con suerte podremos averiguar más detalles sobre la causa exacta del accidente en los próximos días.

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