La geóloga Allison MacFarlane nos habla acerca del futuro de los residuos nucleares—y lo que esto significa para la energía nuclear.
En 1982, el gobierno de EE.UU. aceptó formalmente el trabajo sucio de encontrar un lugar para deshacerse de los residuos nucleares altamente radioactivos, incluyendo el combustible utilizado en el reactor, que mantiene su radioactividad durante cientos de miles de años. Cinco años después, el Congreso ordenó al Departamento de Energía de EE.UU. que empezase a realizar investigaciones serias en un sólo lugar—la Montaña Yucca, en Nevada—como almacén repositorio permanente. No obstante, a principios de este año, y con 60.000 toneladas métricas de combustible utilizado obstruyendo los almacenes de las plantas energéticas, la administración de Obama anunció que dejaría de inyectar fondos en el proyecto de Yucca y que buscaría alternativas.
Allison Macfarlane, geóloga en la Universidad George Mason y editora de Uncertainty Underground: Yucca Mountain and the Nation’s High-Level Nuclear Waste (Incertidumbre bajo tierra: La Montaña Yucca y los residuos nucleares nacionales de alto nivel,) además de experta técnica principal especializada en la eliminación de residuos nucleares, recientemente formó parte del comité del Consejo Nacional de Investigación que evaluó los programas de I+D del Departamento de Energía relacionados con la energía nuclear. Charló con David Talbot, corresponsal jefe de Technology Review, acerca del futuro de los residuos nucleares—y su significado para el futuro de la energía nuclear.
TR: A usted se la conoce por sus críticas en contra de Yucca. ¿Esto significa que se opone a la energía nuclear?
Allison Macfarlane: Para nada. Desde el punto de vista del cambio climático, decididamente, no hay duda de que necesitamos la energía nuclear.
TR: Precisamente el año pasado fue la administración Bush solicitó a la Comisión de Regulación Nuclear la construcción de Yucca. Ahora, el secretario de energía de Obama, Steven Chu, afirma que Yucca “está descartada.” ¿Realmente, el proyecto tiene tantos inconvenientes?
AM: Sí. Es un área activa a nivel sísmico y volcánico. Más importante aún, el almacén estaría rodeado por un ambiente oxidante—es decir, los materiales allí almacenados estarían expuestos a oxígeno libre en el aire. Ni el combustible ya utilizado ni los materiales de los contenedores son estables en un ambiente como ese, con la presencia de agua. Los Estados Unidos es el único país donde se está considerando construir un almacén en un ambiente oxidante.
TR: Entonces, ¿cómo es posible que la Montaña Yucca haya sido la opción que el gobierno ha estado considerando durante 22 años?
AM: Principalmente por razones políticas. En principio se consideraron tres lugares: Yucca, así como otros en Texas y el Estado de Washington. El gobierno rechazó los costes asociados con mantener tres sitios al mismo tiempo. Durante la batalla por mantener vivo el programa de residuos, Nevada resultó ser el lugar más débil de los tres a nivel político, y perdió dicha batalla.
TR: La política también ha sido la responsable de poner fin al asunto. El senador senior de Nevada, Harry Reid, hoy día es un líder con mayoría en el Senado y se ha estado oponiendo al proyecto de Yucca desde hace mucho tiempo.
AM: Es posible—aunque las objeciones técnicas son graves y reales.
TR: Esta decisión por parte de la administración, ¿hará que el renacimiento de la energía nuclear se vea entorpecido de algún modo?
AM: No. No existen ejemplos históricos que muestren que el progreso de la energía nuclear se vea detenido por una carencia de planes relativos a los desechos nucleares.
TR: ¿Qué va a ocurrir ahora?
AM: Durante los próximos cinco años, casi todas las plantas nucleares tendrán un sistema de almacenamiento en contenedores en seco: los desechos se trasladarán desde las piscinas de almacenaje hasta unos barriles de cemento y acero en el exterior, dentro de los perímetros de seguridad de la planta. Como solución provisional, resulta bastante segura. Sin embargo, llegará el momento en que los barriles se corroan y se descompongan, liberando el material radioactivo en el medio ambiente, aunque probablemente esto tarde cientos de años en ocurrir. Es por eso que necesitamos un almacenaje geológico.
TR: ¿Cuál es la geología más apropiada?
AM: Los residuos deberían almacenarse en un ambiente reducido [uno que no esté expuesto al oxígeno libre], y esto normalmente significa que deben estar por debajo de la capa freática, aunque las formaciones salinas también pueden llegar tener efecto reductor aunque no estén por debajo del nivel freático. Los suecos y los finlandeses tienen previsto colocar sus residuos dentro de rocas de granito metamórficas, y los barriles de almacenaje estarán por debajo del nivel freático. Y es algo positivo. El combustible ya utilizado—que simplemente se compone de dióxido de uranio, productos de fisión y actínidos [elementos radioactivos, incluyendo el plutonio]—es relativamente estable bajo este tipo de condiciones. Si no hay oxígeno libre, simplemente se queda allí y no interactúa.
TR: ¿Seguiremos necesitando este tipo de almacenaje incluso si los reactores futuros logran quemar más plutonio—o incluso si las generaciones futuras deciden reprocesar el combustible ya utilizado para recuperar el plutonio?
AM: Sí. Los franceses reprocesan el combustible ya utilizado, pero aún así necesitan un almacén. Están llevando a cabo investigaciones en un lugar localizado en Bure, en el noreste de Francia. Tiene un tipo de roca sedimentaria de grano relativamente fino, y es un ambiente reducido.
TR: Por tanto, ¿qué localizaciones en los Estados Unidos son las más apropiadas para el almacenaje?
AM: Hay muchas, repartidas a lo largo del país.
TR: Entonces, debería ser fácil que nombrase dos o tres.
AM: No he estudiado nada con detalle, y no quiero que nadie se moleste conmigo. No obstante, nuestro país es enorme, y existen muchas localizaciones. Creo, sin embargo, que deberíamos escoger localizaciones donde la gente ya esté acostumbrada y se sienta cómoda con la energía nuclear, que es lo que han hecho los suecos y los finlandeses y les ha ido bien así.
TR: Con Yucca, hemos tardado 22 años y gastado 8 mil millones de dólares para no llegar a ningún sitio. Al margen de la política, ¿cuánto tardaremos y cuánto nos costará conseguir que funcionen estos lugares de almacenaje en los Estados Unidos?
AM: No es que no llegásemos a ningún sitio. Hemos aprendido bastante. Pobablemente tardemos décadas antes de lograr hacer lo correcto. Y nos costará miles de millones, pero eso es parte del precio de la energía nuclear.