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Cambio Climático

Las nucleares de EEUU entran en la tercera edad

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La industria nuclear estadounidense busca seguir operando antiguas centrales, lo que suscita dudas sobre el futuro de la energía

  • por Richard Martin | traducido por Teresa Woods
  • 10 Diciembre, 2015

Mientras la cumbre climática de París pasa de las proclamas optimistas de los líderes mundiales a la delicada y espinosa tarea de cerrar acuerdos para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, un tema ha reaparecido: cualquier camino hacia delante debe incluir la energía nuclear.

La Agencia Internacional de la Energía afirma que la capacidad nuclear mundial necesita más que doblarse al llegar 2050 para ayudar a limitar el calentamiento global a 2°C, el umbral fijado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas como línea roja. A estas alturas de 2015, hay un total de 66 reactores nucleares en proceso de construcción por todo el mundo, el número más alto desde hace 25 años.  Y 437 reactores nucleares civiles en funcionamiento en todo el mundo, según la Asociación Nuclear Mundial.

Desafortunadamente, la industria nuclear de Estados Unidos va en la otra dirección. Mientras que hay cinco reactores en proceso de construcción, varias plantas han cerrado o preparadas para ser desmanteladas, incluidas al menos tres que dejarán de operar en los próximos cinco años. La edad media de las nucleares estadounidenses es de 35 años, por lo que se acercan al final del plazo de operación de sus licencias. Según el Instituto de Energía Nuclear, una docena de plantas, con una capacidad combinada de 12.189 megavatios, dejarán de operar de aquí al 2025.

La desaparición de estas plantas provocaría un aumento de las emisiones de 67,3 millones de toneladas de dióxido de carbono al año (por la sustitución de la energía perdida con la generación mediante la quema de combustibles fósiles). Esa cifra incluye la planta nuclear James A. FitzPatrick, a orillas del lago Ontario, cuyo operador Entergy confirmó la semana pasada que cerrará para principios de 2017 (ver La falta de nuevas centrales nucleares podría tener consecuencias sobre el clima).

Es probable, sin embargo, que muchas de estas plantas sigan operativas, gracias a la práctica de la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (NRC, por sus siglas en inglés) de conceder nuevas licencias a las centrales cuyas licencias originales han caducado. La mayoría de las 100 plantas nucleares operativas actualmente en Estados Unidos tienen permisos para operar durante 35 a 40 años. Ahora, la NRC está emitiendo nuevos permisos, con incrementos de 20 años, que permitirán que sigan operando hasta 60 o incluso 80 años. Ochenta reactores ya han conseguido la renovación de sus licencias (muchas plantas tienen más de un reactor), y muchos de los restantes podrán renovar las suyas durante la próxima década.

Foto: La planta nuclear Palisades cerca de Covert, Michigan.

Sin embargo, la utlización de plantas nucleares mucho más allá de su ciclo de vida previsto aumenta la preocupación por fallos, fugas y accidentes. Un ejemplo es la planta de Davis-Besse, operada por la empresa FirstEnergy al norte del estado de Ohio (EEUU), donde los grupos medioambientales se han opuesto a la renovación de su licencia por las grietas que pueblan la fachada del edificio de contención. FirstEnergy "debería cerrar Davis-Besse, tal como estaba previsto el mismo Día de la Tierra de 2017, en lugar de seguir jugando a la ruleta rusa radioactiva a orillas del Lago Erie durante otros 20 años", contó Pat Marida del Comité contra la Energía Nuclear del Club Sierra de Ohio a unos periodistas en septiembre.

El año pasado los responsables de la NRC rechazaron la recomendación de su propia plantilla técnica de que las reglas existentes para la renovación de licencias deberían modificarse y reflejar las dudas de pasar de 60 a 80 años. La decisión allanó el camino para que las empresas soliciten una segunda renovación de las licencias bajo la regulación existente.

Centrales desgastadas

Los reactores nucleares y las centrales en las que se alojan sufren numerosas formas de desgaste, incluido el aumento de la fragilidad de la vasija del reactor debido al bombardeo de neutrones durante los años de servicio. Prolongar la esperanza de vida de estas plantas hasta los setenta u ochenta años representa un territorio sin explorar. Reconociendo estos problemas, la NRC emitirá la última versión de su informe sobre problemas técnicos asociados con los reactores envejecidos, el Informe de Lecciones Aprendidas del Envejecimiento Genérico, a finales de año.

"La NRC ha aprobado todas las solicitudes hasta ahora", explica Dave Lochbaum, director del Proyecto de Seguridad Nuclear de Científicos. "Para ser justos con la NRC, mientras que nunca ha dicho 'no', ha dicho 'aún no' muchas veces". Por ejemplo, la NRC rechazó inicialmente la solicitud de renovación de licencia de la planta de Beaver Valley, cerca de Shippingport, Pensilvania (EEUU), cuando FirstEnergy la presentó por primera vez. Pero la aprobó un tiempo después.

Mientras que existen unas incógnitas importantes acerca de la extensión de la vida útil de las plantas nucleares construidas en las décadas de 1970 y 1980, la mayoría de las personas de la industria creen que los reactores pueden operarse de forma segura durante 80 años. Y son los problemas económicos, no técnicos, los que tienen más probabilidades de cerrar las envejecidas plantas nucleares durante los próximos 20 años. El gas natural barato y la desaceleración de la demanda energética han convertido el uso de plantas nucleares antiguas en algo poco económico. Aunque el precio del combustible de uranio es relativamente bajo, mantener y utilizar plantas nucleares sigue siendo caro. Para ilustrarlo, y según el Instituto de Investigación en Energía, el coste normalizado de la electricidad producidad en plantas nucleares es un 50% más alto, por megavatio-hora, que la generada en plantas de gas natural de ciclo combinado.  

Entergy, por ejemplo, cerrará la planta FitzPatrick no por problemas técnicos, sino porque pierde dinero: un analista de UBS Securities calculó que la planta producirá unos 40 millones de dólares (unos 37 millones de euros) en pérdidas durante 2016. Entergy también ha anunciado el cierre de otras dos plantas de balance negativo en Nueva Inglaterra (EEUU).

El problema con los cierres por razones económicas es que no tienen en cuenta el coste de reemplazar la producción energética por otras formas de generación. Las empresas energéticas de Estados Unidos no podrán cumplir con sus obligaciones actuales de reducir las emisiones bajo el Plan de Energías Limpias de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) – sin contemplar el acuerdo que nazca en París – si se ven obligadas a reemplazar grandes volúmenes de la producción original de las plantas nucleares cerradas (ver El apagón nuclear de EEUU pondrá en riesgo sus objetivos de emisiones).

"Si cierran estas plantas", afirma Jacopo Buongiorno, director del Centro para los Sistemas Avanzados de Energía Nuclear del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés; EEUU), "nuestros objetivos para reducir las emisiones se irán al traste".

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