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Cambio Climático

Arranca la termosolar más grande del mundo mientras la industria cuestiona la tecnología

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El bajo precio del gas natural y las mejoras en fotovoltáica están provocando el cierre o la transformación de plantas termosolares

  • por Richard Martin | traducido por Teresa Woods
  • 09 Noviembre, 2015

Foto: Las plantas solares como esta, Crescent Dunes cerca de Tonopah, Nevada, pueden ser más adecuadas para los mercados extranjeros que el de Estados Unidos.

El mes que viene, en un desierto marroquí cerca de la cuidad de Ouarazate, un complejo de 500.000 espejos parabólicos empezará a reflejar los rayos del Sol hacia un fluido que recorre unas tuberías de acero colocadas encima, creando vapor y provocando que las turbinas generen electricidad. Llamado Noor 1, este sistema, capaz de generar hasta 160 megvatios de energía, formará la primera de cuatro plantas termosolares que tendrán una capacidad final de 580 megavatios. Programada para completarse para 2020, Ouarzazate será la planta de energía solar térmica más grande del mundo.

Sin embargo, recientemente muchos observadores han empezado a cuestionar el futuro de la tecnología. En Estados Unidos al menos, la energía termosolar se ha visto socavada por el barato gas natural y por la caída libre del coste de la energía procedentes de plantas de energía solar fotovoltaica, que utilizan paneles solares convencionales. Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos, la energía generada en una planta termosolar que empiece a operar en 2020 costará unos 24 céntimos de dólar (unos 21,9 céntimos de euro) por kilovatio-hora, casi el doble del coste de la energía solar fotovoltaica. Mientras que unas pocas plantas, incluida la de Ivanpah Station en el desierto Mojave (EEUU), se han puesto en servicio durante los últimos años, no existe ninguna previsión de construir más plantas de energía solar térmica en Estados Unidos.

En 2013, BrightSource, el promotor del proyecto Ivanpah, canceló dos plantas termosolares de miles de millones de dólares cada una que se encontraban en fase de construcción. Y varios proyectos, como la planta de gran repercusión mediática Blythe en Riverside, California (EEUU), se diseñaron originalmente como plantas termosolares pero se han convertido en fotovoltaicas. Como resultado, los desarrolladores estadounidenses de la energía termosolar, como BrightSource Energy (el promotor de la planta Ivanpah) y Solar Reserve, que construyó la planta de Crescent Dunes, cerca de Tonopah, Nevada (EEUU), se han visto obligados a buscar el crecimiento futuro en el extranjero.

"Resulta difícil competir con gas natural de tres dólares (unos 2,74 euros) por cada millón de BTU", dice Kevin Smith, el CEO de Solar Reserve, una empresa estadounidense que tiene planes de construir plantas termosolares en Sudáfrica, Chile y Oriente Medio.

Foto: El sistema de almacenaje de energía en Crescent Dunes puede proporcionar 110 megavatios de capacidad durante 10 horas después de la puesta del Sol.

Es más, la energía termosolar sólo funciona con luz directa sobre grandes extensiones de terreno, lo que limita las plantas a zonas desérticas como el sudoeste de Estados Unidos y Oriente Medio.

Estas presiones competitivas han dividido el sector – un mercado estancado en Estados Unidos para la tecnología termosolar, contra las florecientes oportunidades del extranjero, especialmente en Oriente Medio y África. La Administración de Informaciones Energéticas de Estados Unidos prevé que la capacidad total termosolar de Estados Unidos en esencia se estancará hasta 2040. A nivel mundial, en cambio, se espera que se extienda el uso de esta tecnología: según la Agencia Internacional de la Energía, las plantas termosolares representarán el 11% de la generación energética global para 2050, una importante subida desde el 1% actual. Entre los países desérticos con ambiciosos planes termosolares se encuentran Los Emirates Árabes Unidos y Arabia Saudí.  

BrightSource, mientras tanto, no tiene ninguna planta nueva en curso en Estados Unidos, pero está construyendo una nueva planta en Ashalim (Israel), y ha formado una operación conjunta con Shanghai Electric Group para construir plantas termosolares a escala de red en China. Y Solar Reserve se ha buscado apoyos de financiación de la  Overseas Private Investment Corporation (en español: la Corporación para Inversiones Privadas en el Extranjero) para construir el proyecto Redstone de Energía Solar Concentrada en la Provincia Septentrional del Cabo de Sudáfrica.  Estas empresas también tienen sus miradas puestas en aplicaciones de la tecnología que no son generadoras de electricidad, como proporcionar calor para procesos industriales como la desalinización de aguas marinas.

Los ejecutivos de las empresas desarrolladoras de energía termosolar y los analistas de grupos industriales como el Instituto de Investigaciones de Energía Eléctrica prevén un resurgimiento doméstico de la tecnología mientras el coste de construcción de las plantas caiga y la necesidad de unos recursos más flexibles y fiables para ayudar a integrar las energías eólicas y fotovoltaicas se vuelva más aguda. Mientras que no se divisan avances tecnológicos en el horizonte que reduzcan drásticamente el coste de la energía procedente de plantas termosolares, unos diseños mejorados, la fabricación en masa y el uso de tecnologías optimizadas como los controles inalámbricos para ajustar la orientación de los espejos juntos deberían bajar los costes. Mejores componentes y mejoras en el fluido de transferencia de calor (como el uso del dióxido de carbono supercrítica) podrían reducir los costes aún más.  

De forma más significativa, el valor de la energía solar térmica más el almacenamiento energético debería volverse más claro al integrarse más capacidades de generación renovable a la red energética (ver La energía solar nocturna prepara su invasión). La planta de Crescent Dunes, por ejemplo, puede seguir operando a su capacidad de 110 megavatios durante 10 horas después de la puesta del Sol. Eso podría reducir la necesitad de plantas secundarias de combustibles fósiles que suministren energía mientras no brille el Sol. Y al aumentar la producción total de la planta, reduce el coste total de la producción de energía. Un informe publicado este año por la Iniciativa Energética de MIT calculó que añadir almacenaje a una planta termosolar reduce el coste de la electricidad procedente de la planta en un 11%.

Eso podría hacer de la energía termosolar algo competitivo en Estados Unidos – pero primero tendrá que demostrar su rentabilidad en otra parte.

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