Aunque su tubo de escape sólo libera vapor de agua, generar el combustible necesario sí emite gases de efecto invernadero
Foto: el Toyota Mirai con pila de combustible.
Si quieres ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, probablemente deberías pasar de los coches de combustible de hidrógeno que están a punto de salir al mercado y comprarte un híbrido (que es mucho más barato).
Tras décadas de investigación y demostraciones a pequeña escala, por fin llegan los coches de hidrógeno. Estos vehículos usan motores eléctricos, pero su electricidad procede no de una batería, sino de hidrógeno, procesado en una reacción química que tiene lugar dentro de una pila de combustible.
Investigadores e ingenieros han conseguido abaratar el coste de las pilas de combustible hasta en un 95% en los últimos años. Eso, junto con la presión por cumplir con la legislación respecto a las emisiones de gases de efecto invernadero en California (EEUU), ha supuesto que la tecnología por fin llegue al mercado. A principios de este año Hyundai empezó a alquilar todoterrenos urbanos Tucson Fuel Cell de hidrógeno con pilas de combustible en California. Toyota planea lanzar un nuevo diseño de coche compacto de hidrógeno llamado Mirai en Japón este mes y en EEUU el año que viene. Mientras, GM, Honda y otros están desarrollando sus propios vehículos de hidrógeno.
Los fabricantes de coches están ansiosos por dar a conocer las credenciales medioambientales de estos nuevos modelos. Hyundai afirma en su publicidad que sus coches no emiten dióxido de carbono, mientras que Toyota se vanagloria de que sus coches de hidrógeno "no dejan nada más que agua a su paso".
Pero estos anuncios son un poco engañosos.
Lo único que sale de los tubos de escape de los coches es, efectivamente, vapor de agua, pero el hidrógeno con el que funcionan se consigue principalmente del gas natural mediante un proceso que libera cantidades importantes de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Las pilas de combustible siguen siendo más verdes que algunos coches convencionales. Basado en un análisis llevado a cabo por la Unión de Científicos Preocupados, al producir hidrógeno partiendo de gas natural para el Tucson Fuel Cell de Hyundai se emite más o menos el mismo dióxido de carbono que el que emite un coche que hace 15 kilómetros por litro de gasolina. Es bastante mejor que la versión de gasolina del Tucson, que consigue 10 kilómetros por litro. Pero se pueden comprar toda una serie de coches que tienen consumos mejores que los 15 kilómetros por litro de gasolina, con relativa facilidad en el caso de los coches pequeños. Incluso el híbrido Toyota Prius v, que es un poco más grande que el Tucson, consigue unos 17 kilómetros por litro. Y es mucho más barato que el Tucson Fuel Cell, cuyo contrato de alquiler es de unos 499 dólares al mes (unos 399 euros), lo que incluye el coste del combustible. Hay zonas en las que puedes conseguir un Prius v en alquiler por 159 dólares al mes (unos 127 euros).
Las tecnologías emergentes para producir hidrógeno podrían acabar haciendo que los coches de pila de combustible sean más limpios y baratos. Por ejemplo, se puede obtener hidrógeno de fuentes renovables de electricidad para mover un electrolizador, que divide el agua en sus moléculas de hidrógeno y oxígeno. El problema es que esto es aún mucho más caro que producir hidrógeno partiendo de gas natural.
A largo plazo, en vez de usar energía solar para generar electricidad y después usar esa electricidad para dividir el agua, se podrían conseguir catalizadores que absorban la luz del Sol y usen su energía para dividir el agua. Eso haría que la generación de hidrógeno fuese más segura y barata. Pero, por el momento, la principal ventaja de los coches de hidrógeno sobre los eléctricos es que se pueden recargar más rápidamente. Incluso los cargadores más rápidos que existen, para el Tesla Model S, tardan 20 minutos en añadir 200 kilómetros de carga. Pero se puede llenar el tanque de hidrógeno de un Hyundai, que da para 425 kilómetros, en 10 minutos.
Los repostajes rápidos son más convenientes para viajes largos. Por otra parte, aunque existen planes para instalar 40 estaciones públicas de repostaje de hidrógeno el año que viene, principalmente como resultado de la inversión del gobierno de California y algunos fabricantes de coches, ahora mismo sólo existen tres estaciones públicas de hidrógeno en todo Estados Unidos.