Nuevas investigaciones indican que existen huellas químicas que sirven para comparar distintos lotes de gas sarín.
Foto: Un experto de Naciones Unidas con máscara de gas, sujeta una bolsa de plástico con muestras de uno de los lugares donde se produjo el supuesto ataque con armas químicas en Damasco (Siria).
Los investigadores afirman que los mismos métodos usados para confirmar la presencia del letal gas sarín podrían servir para comparar distintas muestras del agente químico.
Hace apenas unos años, esto no se podía hacer. Pero investigaciones llevadas a cabo en dos laboratorios de Estados Unidos han descubierto que un ingrediente clave del gas sarín porta sutiles impurezas de hidrocarburos que varían de muestra a muestra, formando una huella delatora y persistente.
Así, si el sarín se volviera a usar en una guerra o ataque terrorista, los investigadores podrían saber, por ejemplo, si es del mismo lote que el usado en Siria, o si casa con las pruebas halladas en la casa de un sospechoso.
"Una vez que sabes que es sarín, la siguiente pregunta es ¿de dónde ha salido?", sostiene Carlos Fraga, químico en el Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste del estado de Washington (EE.UU.), coautor de un artículo de 2011 sobre el método con otros investigadores del Instituto Battelle de Ohio (EE.UU.). "El gobierno de Estados Unidos quiere estar preparado por si se hubiera un ataque químico". Si se produce, ahora se podría saber quién puede ser responsable del mismo.
El trabajo no tiene relevancia inmediata a la hora de atribuir el ataque del 21 de agosto en Siria. Estados Unidos afirma que existen pruebas de peso para implicar al régimen sirio en el ataque, en el que murieron 1.429 personas, 426 de ellas niños.
Pero en el futuro, estala tecnología podría ser importante, explica Ralf Trapp, químico y consultor técnico en la Organización para la Prohibición de Armas Químicas con sede en La Haya (Holanda). "En el contexto de la Guerra Fría, el problema no era identificar los lotes; si un bando lo usaba, el otro sabía de dónde venía", afirma. "Ahora, en el contexto del terrorismo, podría ser de interés".
Según Fraga, la fuente de las impurezas que se encuentran en el sarín no queda clara; pueden haber estado presentes en el combustible fósil que sirvió como materia prima de fabricación, o simple en hidrocarburos que estaban en el aire durante el proceso de fabricación. Pero sí está claro que estos varían consistentemente de un lote a otro.
La técnica de Fraga para encontrarlos usa métodos de uso común: la cromatografía de gases y la espectrometría de masas. El cromatógrafo de gases separa las moléculas que forman una muestra química compleja. A continuación, el espectrómetro de masa golpea cada molécula con electrones, rompiéndolos en fragmentos que identifican la molécula. Esto produce una huella del propio sarín y también una huella de cualquier impureza del hidrocarburo.
Se están llevando a cabo trabajos parecidos de identificación de huellas en otras armas químicas y venenos. Se ha descubierto que la ricina, una toxina derivada de las semillas de ricino, considerada un arma química y biológica, también huellas distintivas de un lote a otro, porque se suele extraer usando acetona, que contiene impurezas detectables, explica Fraga.
"El sarín es el gas para el que hemos demostrado que esto funciona", afirma. "Pero el método también debería funcionar para otros químicos". Y como se usan equipos de laboratorio comunes para encontrar la huella, añade, "la misma herramienta que usarías para decir 'es sarín' sería la que usarías para determinar la fuente".
El trabajo de Fraga deriva de un proyecto del Departamento de Seguridad Interior de Estados unidos lanzado después de los ataques con ántrax en 2001, en el que se enviaron cartas que contenían esporas de ántrax a medios de comunicación y los despachos de dos senadores de Estados Unidos, matando a cinco personas e infectando a otras 17.