La tendencia de los consumidores a centrar su atención en los aparatos móviles ha obligado a numerosas empresas web, de software y de hardware a asumir grandes riesgos en 2012.
La salida a bolsa de Facebook en mayo de 2012 debería haber supuesto un triunfo para su encapuchado director ejecutivo, quien había convertido las redes sociales en una tecnología dominante de la Web.
Pero ahora los usuarios de Facebook están centrando rápidamente su atención en los aparatos móviles y el modelo incierto de negocio de la empresa para las pantallas más pequeñas exige que piense en nuevas formas de ganar dinero. Su compra por mil millones de dólares (unos 760 millones de euros) de Instagram, la popular red social de fotos, ejemplifica la importancia para los negocios de estos cambios.
Facebook no ha sido la única empresa que se ha esforzado por adaptarse a los retos del mercado móvil en 2012.
Desde la guerra de patentes de Apple y su fiasco con los mapas móviles hasta el lavado de cara de Windows hecho por Microsoft, las grandes empresas se han enfrentado con sus rivales y han demostrado una disposición sorprendente a repensar estrategias largamente establecidas. Microsoft ha fabricado su propia tableta, la Surface, compitiendo así directamente con los que normalmente son sus socios en el mundo del hardware.
Asumir algunos de estos riesgos parece que ha dado sus frutos. Amazon socavó el mercado de los libros electrónicos creado por ella misma al presentar la ahora popular tableta Kindle Fire. Otros tiros salieron por la culata. Apple impidió que Google Maps fuera el servicio de navegación por defecto en sus aparatos para, a continuación, convertir el lanzamiento de su propio servicio en una chapuza. Muy pronto los usuarios de iPhone y iPad encontraron en Google su salvación cuando el buscador lanzó una aplicación de mapas para iPhone y iPad como alternativa.
Otras empresas se pasaron la mayor parte de 2012 luchando contra la irrelevancia que les amenazó de súbito (véase Nokia y RIM). Por ejemplo, MIT Technology Review nombró a Zynga como una de las 50 empresas de vanguardia a principios de 2012 por el éxito que había tenido creando juegos adictivos para Facebook. Ahora mismo, y en parte porque los consumidores están jugando en los aparatos móviles, Zynga está en caída libre financiera con sus ejecutivos abandonando el barco en masa.
También ha llegado dinero abundantemente a start-ups incipientes centradas en servicios móviles, sobre todo aplicaciones. Pero en 2012 muchos desarrolladores independientes de software móvil, a pesar de sentirse cortejados para crear programas en una serie creciente de “ecosistemas”, también tuvieron dificultades para encontrar la cantidad suficiente de usuarios e ingresos como para obtener beneficios en un mercado cada vez más saturado.
La necesidad de fuentes de ingresos alternativas es una de las principales razones por la que cada vez más empresas se centran en hacer avanzar la tecnología para publicidad móvil y la recogida de datos. Por ejemplo Drawbridge, una start-up que desarrolla algoritmos para mejorar los anuncios dirigidos en cualquier aparato, o Google, que presentó su divertida aplicación Field Trip (excursión, en inglés), que podría ser una mina de oro para publicidad dirigida basada en la localización.
Las tecnologías creadas para aparatos móviles están expandiéndose hacia otros campos. ARM, por ejemplo, la empresa que diseña chips con consumo eficiente de energía para aparatos móviles, cree que sus diseños podrían pasar pronto a los servidores de datos y PC, donde la otrora dominante Intel se da prisa ahora por innovar.
En general, algunos de los cambios fundamentales acaecidos este año han tenido que ver con los negocios que financian las nuevas tecnologías. El modelo del capital riesgo está cambiando ahora que el coste de lanzar y hacer crecer start-ups de software y tecnología informática es cada vez menor. El capital riesgo se está encontrando con rentabilidades muy bajas, y en cambio, cada vez más fundadores de start-ups buscan la financiación necesaria en 'aceleradores' o programas que entrenan y financian start-ups incipientes, inversores ángel y plataformas de “micromecenazgo” como Kickstarter porque no tienen que renunciar a una participación tan grande en su empresa como la que exige el capital riesgo. Y esa tendencia podría estar cogiendo carrerilla: en 2012 en Estados Unidos se ha aprobado una ley denominada JOBS Act cuyo resultado será que muy pronto a cualquier individuo se le permitirá invertir en una start-up a cambio de una participación en la empresa.