El accidente del reactor de Japón amenaza el futuro de la energía nuclear.
El accidente nuclear en el problemático complejo del reactor Fukushima Daiichi en Japón parece ir de mal a peor a raíz de la tercera explosión en cuatro días, un incendio en uno de los agotados estanques de combustible de la planta, y la subida de las lecturas de radiación a niveles mortales dentro de la planta.
Las autoridades en Tokio, a 140 kilómetros al suroeste de la planta, observaron ayer un aumento de los niveles de radiación, y cada vez hay más noticias sobre residentes abandonando Tokio. Mientras tanto, se agotan las píldoras de yodo para evitar el envenenamiento nuclear vendidas en algunas ciudades de la costa oeste de los Estados Unidos y Canadá, a pesar de que las autoridades de seguridad nuclear han garantizado que el riesgo de exposición peligrosa en América del Norte es mínimo.
Cualquiera que sea el peligro inmediato para la salud, una de las claras víctimas es la creciente confianza en la energía nuclear a nivel internacional. La canciller alemana, Angela Merkel, anunció el giro más decisivo en respuesta a la crisis—suspendió la decisión de su gobierno, tomada el año pasado, de extender la vida útil de las centrales nucleares de Alemania. También ordenó el cierre inmediato de siete plantas construidas antes de 1980; los funcionarios afirman que las plantas permanecerán cerradas para llevar a cabo evaluaciones de seguridad por lo menos hasta junio.
El mismo futuro podrían sufrir los planes de la compañía italiana Enel para reactivar la energía nuclear. Enel y la francesa Electricité de France han propuesto la construcción de cuatro reactores que podrían proporcionar una cuarta parte de electricidad de Italia, aunque primero tienen que ganar un referéndum que anularía la moratoria post-nuclear de Italia tras Chernóbil. La votación está programada para esta primavera.
En una entrevista con Bloomberg News, el presidente de Indian Nuclear Power Corporation reconoció que la crisis de Japón podría "ser un gran freno" para los planes que tiene su país de invertir fondos en la generación nuclear para el año 2030. China, sin embargo, se mantuvo firme en cuanto a sus ambiciones nucleares. El gobierno chino emitió un comunicado el lunes afirmando su desplazamiento masivo hacia la energía nuclear—con más de una docena de reactores en construcción.
Aún es pronto para evaluar el impacto de la tragedia sobre la incipiente reactivación de la construcción de reactores en los Estados Unidos, señalan los expertos. "Habrá que esperar por lo menos al final de la semana antes de saber lo suficiente acerca de la progresión de estos accidentes para evaluar los resultados en cuanto a las políticas", explica Per Peterson, profesor de ingeniería nuclear en la Universidad de California, Berkeley. "Mucho dependerá de si se producen muertes por radiación o una importante contaminación del suelo".
Hasta ahora, la administración Obama mantiene las esperanzas de un renacimiento nuclear. Daniel Poneman, subsecretario de Energía de EE.UU., afirmó en una conferencia de prensa en la Casa Blanca el lunes que la energía nuclear tiene un papel clave en la combinación de potencia de EE.UU.: "Tenemos 104 reactores en funcionamiento—el 20 por ciento de la electricidad de este país; el 70 por ciento de la electricidad libre de carbono en este país proviene de la energía nuclear. Consideramos la energía nuclear como un componente muy importante del futuro general de energía limpia que estamos intentando construir".
Sin embargo, algunos miembros del Congreso están ejerciendo presión para que se produzca un replanteamiento. El senador por Connecticut Joe Lieberman, presidente del Consejo de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales, así como partidario de la energía nuclear desde hace mucho tiempo, afirmó a CBS News este fin de semana que EE.UU. debe "frenar rápidamente" la construcción de reactores hasta que los incidentes japoneses se analicen.
La Comisión de Regulación Nuclear (NRC) de EE.UU. tiene previsto votar este año el primero de dos permisos de construcción; el más avanzado es la propuesta de Southern Company para construir dos nuevos reactores en su planta de energía nuclear de Vogtle, Georgia. Southern cuenta con la aprobación condicional de una garantía de préstamo de 8,3 mil millones de dólares federales para respaldar su financiación y ha empezado la construcción.
Mientras tanto, el representante Edward Markey (D-Massachusetts) ha criticado la decisión de la NRC acerca del Westinghouse AP1000—el diseño de reactor de la mitad de los 28 reactores propuestos en los EE.UU., incluyendo los de Southern. Markey envió una carta la semana pasada a la NRC criticando su plan para aprobar el AP1000 esta primavera o verano, a pesar de la opinión contraria de uno de sus ingenieros de alto nivel, que ha planteado dudas sobre la resistencia ante terremotos del edificio de contención híbrido de acero y hormigón del AP1000.
Las preocupaciones generadas por el terremoto, irónicamente, socavan la confianza en el sistema de seguridad pasiva diseñado para hacer que el AP1000 sea menos vulnerable a los apagones de energía que provocaron la crisis japonesa. El AP1000 posee una piscina de agua por encima del reactor, lista para inundarlo a través de la gravedad. Sin embargo la carta de Markey sugiere que si el edificio de contención del AP1000 se ve afectado por un terremoto, el sistema de enfriamiento pasivo podría fallar.
Southern Company emitió un comunicado ayer diciendo que su liderazgo "sigue de cerca los acontecimientos recientes en Japón, y mantiene su compromiso de completar las nuevas unidades en Vogtle a tiempo y bajo presupuesto". La declaración sostiene que el riesgo sísmico del sitio es "mucho menor" que el de Japón, como lo es el riesgo de un tsunami a 130 millas de la costa atlántica y a 220 metros sobre el nivel del mar.
La firma de ingeniería nuclear francesa Areva también defendió su diseño del EPR, que también está pendiente de la aprobación del NRC. Aunque el EPR se basa en el bombeo activo para mantener la refrigeración del reactor, un portavoz de Areva afirmó a Technology Review ayer que también posee generadores de respaldo extra. Además, los tanques de combustible diesel para los generadores del EPR estarían protegidos por bunkers, a diferencia de los que fueron arrasados por el tsunami del viernes en Japón.
David Lochbaum, un ingeniero nuclear y director de seguridad nuclear en la Unión de Científicos Preocupados, es crítico respecto a la política de seguridad de la NRC en las instalaciones existentes en los EE.UU. Desea que la NRC eche un segundo vistazo a las vulnerabilidades críticas frente a apagones de energía, incluyendo los equipos de extinción de incendios anticuados y la energía de respaldo mediante baterías que, en la mayoría de las plantas de EE.UU., prevé sólo cuatro horas de refrigeración del reactor—la mitad de la capacidad de las baterías en las plantas japonesas. "Tenemos poco en comparación con lo que había en Japón, y en Japón se han quedado cortos", advierte Lochbaum.
Igualmente grave es la dependencia de los operadores nucleares de los EE.UU. de los estanques de enfriamiento en vez de los más seguros, aunque más caros, sistemas de almacenamiento mediante cascos en seco para el combustible gastado. Lochbaum señala que los estanques de combustible gastado de 23 reactores de EE.UU. están en el ático de sus edificios de hormigón del reactor—unas estructuras que fueron arrasadas por las dos primeras explosiones de hidrógeno en Fukushima.