La inteligencia artificial, la ciencia de datos y la edición genética facilitan que la esperanza de vida vaya ligada a un envejecimiento saludable
El número de años que las personas viven de forma saludable se ha mantenido estable, pese a haberse incrementado la esperanza de vida, según la Organización Mundial de la Salud. Esto significa que esos años ganados no se disfrutan en unas condiciones óptimas de salud. La tecnología puede contribuir a revertir esta realidad y, de hecho, ya lo está haciendo como constata el informe Longevidad y tecnología: una mirada al futuro de la vida longeva y saludable elaborado por Hevolution y MIT Technology Review en español.
Las entrevistas a cinco expertos en longevidad y tecnología ponen de manifiesto las posibilidades que abren en este campo la inteligencia artificial o la edición genética. Estas tecnologías no solo permiten identificar factores de riesgo y diseñar intervenciones específicas, también amplían las posibilidades para prolongar la vida con bienestar. La edición genética y las terapias celulares, por ejemplo, ofrecen soluciones para retrasar el envejecimiento.
Antes de abordar estas opciones, el informe identifica los factores que determinan cómo será la última etapa de la vida de una persona. Los expertos apuntan a distintas causas, que van desde las genéticas hasta las socioeconómicas. Las condiciones en las que se encontrará una persona en la última etapa de su vida empiezan a definirse desde su nacimiento. La comunidad en la que nace y las condiciones socioeconómicas que la rodean determinarán si será una persona mayor saludable. Pero no serán las únicas variables: sus hábitos, la alimentación y las enfermedades que sufra a lo largo de su vida también tendrán un impacto en su envejecimiento y esperanza de vida.
Precisamente, el doctor Samir Ounzain, cofundador y consejero delegado de Haya Therapeutics, subraya la conexión entre las condiciones físicas y el bienestar psicológico, cuyo empeoramiento también contribuye a una vejez prematura. "Quizá este concepto sea un poco esotérico y aún no esté anclado en los datos científicos, pero si tuviera que especular, diría que el eje cerebro-cuerpo y la comunicación entre la mente y el cuerpo es uno de los principales factores de riesgo", afirma.
El estilo de vida previo a la vejez influye en las condiciones en las que se alcanzará esta etapa vital. El doctor Alan A. Cohen, profesor asociado en el Robert N. Butler Columbia Aging Center, pone como ejemplo el consumo de drogas o las condiciones socioeconómicas. Las personas en situaciones socioeconómicas desfavorecidas suelen tener dietas más pobres y sufrir más estrés, y esto las lleva a envejecer de forma prematura. A la vez, cuando llegan a la vejez, lo hacen en peores condiciones físicas y psicológicas.
El apoyo de la tecnología
La variedad de factores y la personalización de la medicina en las últimas décadas ha llevado a que sea compleja la identificación de patrones. Sin embargo, los entrevistados apuntan hacia la idea de que, si un gran número de personas comparten condiciones similares y estas suelen producirse en situaciones parecidas, tiene sentido que se plantee un tratamiento conjunto, como defiende el doctor Oliver, de Rejuvenate Bio. Además, tecnologías como la ciencia de datos o la inteligencia artificial permiten extraer más información sobre factores y síntomas que se repiten en pacientes, algo que facilita que se puedan establecer grupos con características similares cuyos casos se pueden abordar de forma conjunta.
"El papel fundamental de la tecnología en el envejecimiento saludable reside en su capacidad para procesar grandes cantidades de datos complejos y descubrir patrones significativos", defiende Olivia Ly Lesslar, experta en psiconeuroinmunología.
En este cambio desde la medicina personalizada hacia la caracterización de procesos y perfiles, la biotecnología ofrece más oportunidades para lograr un envejecimiento saludable. "Junto con la medicina regenerativa están revolucionando nuestra comprensión del envejecimiento saludable al centrarse en los procesos biológicos subyacentes del envejecimiento en lugar de limitarse a tratar síntomas individuales", explica Jamie Justice, vicepresidenta ejecutiva de Xprize y experta en gerontología.
Estas posibilidades enfrentan retos técnicos y científicos, pero también éticos. Por ejemplo, los ensayos clínicos para intervenciones antienvejecimiento pueden tardar décadas en demostrar resultados significativos debido a la naturaleza gradual del envejecimiento. Además, los expertos consideran clave que se produzca una homogeneización de los conceptos y también una estandarización de los datos. "Nos enfrentamos a dificultades para crear conjuntos de datos normalizados y de alta calidad en distintos centros, países y laboratorios, y esa incoherencia limita la precisión y utilidad de los modelos que construimos", expresa Ounzain.
Por otra parte, los expertos consideran fundamental que se garantice la accesibilidad de los avances tecnológicos que permitan envejecer de forma saludable. "Envejecer con salud no es un lujo, sino una necesidad", recuerda Justice.
El informe recoge las posibilidades que todavía están por explorar en este ámbito, como el desarrollo de herramientas para comprender la relación entre factores moleculares, sociales y psicológicos en la salud, a través de la ciencia de datos. Así como el diseño de biomarcadores para medir el impacto de estilos de vida en el envejecimiento.
Como conclusión, los expertos aspiran a que las definiciones comunes de conceptos y datos faciliten el diseño de terapias más precisas. A su vez, esperan que en el abordaje del envejecimiento saludable se haga de forma colaborativa y holística, no sólo vinculando la salud física con el bienestar emocional, sino también contando con profesionales de todos los ámbitos. El reto es el mismo para todos: no solo vivir más, sino vivir mejor.