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Cambio Climático

La lección alemana: por qué es pronto para dejar de subvencionar el coche eléctrico

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Apoyar las nuevas tecnologías puede resultar caro, pero decidir cuándo dejar de incentivarlas puede ser un difícil ejercicio de equilibrismo

  • por Casey Crownhart | traducido por
  • 24 Septiembre, 2024

Las ventas de vehículos eléctricos nuevos en Alemania se han desplomado y han caído casi un 37% en julio de 2024 con respecto al mismo mes del año anterior.

Una de las principales causas se remonta a mediados de diciembre de 2023, cuando el gobierno alemán avisó con menos de una semana de que ponía fin a su programa de subvenciones a vehículos eléctricos. El programa había concedido a los conductores pequeñas subvenciones (de hasta unos 6.000 euros) para la compra de nuevos coches eléctricos de batería e híbridos enchufables.

El fin del programa de subvenciones no es el único factor que ha contribuido a la ralentización de los vehículos eléctricos en Alemania, pero su abrupta supresión sin duda ha afectado: mientras que en muchos países europeos las ventas de vehículos eléctricos nuevos se mantuvieron estables o aumentaron el año pasado, en Alemania cayeron.

No sólo Alemania ha puesto fin a estos programas de subvenciones. Suecia y Nueva Zelanda también han eliminado sus programas y han sufrido una ralentización o caída de las ventas. Todo esto se produce en un momento en que el mundo necesita redoblar esfuerzos para pasar a los vehículos de emisiones cero y retirar de las carreteras los que funcionan con combustibles fósiles para hacer frente al cambio climático.

Los expertos advierten ahora de que poner fin a estos sistemas de apoyo demasiado pronto podría poner en peligro los avances en la lucha contra el cambio climático. A medida que los vehículos eléctricos se van imponiendo, la cuestión que se plantea a los responsables políticos es cómo decidir cuándo la tecnología está lista para valerse por sí misma, algo que probablemente variará en cada mercado.

El dinero puede ser una poderosa herramienta para convencer a la gente para adoptar una nueva tecnología. "El coste es el principal motor", explica Robbie Orvis, director de modelos y análisis de Energy Innovation, una empresa de investigación especializada en energía y clima.

Para apoyar las nuevas tecnologías, los gobiernos cuentan con incentivos económicos, normas y reglas, además de ayudas a la investigación y el desarrollo. Según Orvis, lo más eficaz para impulsar las nuevas tecnologías suele ser una combinación de estos elementos.

Los incentivos económicos pueden abaratar una nueva tecnología o encarecer la existente. En cualquier caso, ayudan a nivelar el terreno en las primeras fases del desarrollo de una tecnología, afirma Orvis. El coste de los paneles solares es hoy un 90% inferior al de hace una década y lo es, en parte, gracias a los programas gubernamentales que subvencionaron su producción.

Con el tiempo, a medida que se asiente la nueva tecnología, los costes deberían bajar hasta el punto de que ya no se necesiten incentivos y se pueda recurrir a otras herramientas, como la regulación afirma.

Los vehículos eléctricos se producen en mucha mayor cantidad y su coste se parece más al de los de gasolina en relación con hace unos años; pero sigue existiendo una diferencia en su precio.

Hoy en día, el coste de tener un vehículo durante toda su vida útil puede rivalizar con el de uno de gasolina. Sin embargo, los vehículos eléctricos suelen tener un precio inicial más elevado y el ahorro viene con el tiempo, en costes de mantenimiento y funcionamiento. Los coches de gasolina pueden ser más baratos al principio, pero con el tiempo conllevan mayores costes de mantenimiento y combustible.

Para salvar esta distancia, los gobiernos de todo el mundo han animado a los compradores a adquirir vehículos eléctricos con subvenciones que hacen despreciable la diferencia de precio inicial.

Muchos mercados occidentales imponer planean que la compra de coches eléctricos sea obligatoria en el futuro (dentro de una década en algunos casos). La Unión Europea y algunos estados de EE UU exigirán que todos los vehículos nuevos que se vendan sean de cero emisiones en 2035. La cuestión es cuándo pueden los gobiernos poner fin a los programas de subvenciones.

El Gobierno alemán anunció en diciembre de 2023 que pondría fin a las subvenciones a los vehículos eléctricos con efecto prácticamente inmediato. La medida llegó después de que el país se enfrentara a una crisis presupuestaria. Alemania había pagado 10.000 millones de euros por 2,1 millones de vehículos eléctricos desde 2016, y el anuncio calificó el programa de éxito.

Este cambio brusco contribuyó a una caída de las ventas de vehículos eléctricos en el país en el primer semestre de 2024, según un análisis de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente.

El fin de las subvenciones alemanas a los vehículos eléctricos llegó demasiado pronto, afirma Peter Mock, responsable regional para Europa del Consejo Internacional de Transporte Limpio. La mayoría de los fabricantes aún están lejos de los objetivos de emisiones que deben alcanzar en 2025. La caída de las ventas de vehículos eléctricos plantea dudas sobre si los fabricantes serán capaces de alcanzar esos objetivos a tiempo, y algunas voces en la industria ya se plantean si son factibles.

Los vehículos eléctricos se han vuelto mucho más comunes en las carreteras de todo el mundo, pero siguen siendo una opción minoritaria en la mayoría de los mercados, alcanzando el 18% de las ventas de vehículos nuevos a nivel mundial en 2023.

El mercado alemán de vehículos eléctricos se encuentra en una fase inicial un tanto delicada. Los vehículos eléctricos de batería representaban poco más del 20% de las ventas de vehículos nuevos en Alemania antes de que finalizaran los incentivos en 2023. Este punto, explica Mock, se sitúa en lo que muchos economistas denominan el abismo que separa a los pioneros (que suelen estar dispuestos a gastar más) de los clientes mayoritarios.

Sin embargo, el fin de un programa de subvenciones siempre afectará a las ventas. Orvis, de Energy Innovation, afirma que, aunque los vehículos eléctricos fueran mucho más baratos que los de gasolina, si se eliminara un incentivo importante, probablemente se produciría una caída de las ventas. "A la gente le sigue importando el coste", añade.

Por ejemplo, Suecia puso fin a los incentivos a los vehículos eléctricos a finales de 2022. El país experimentó una caída inmediata de las ventas entre diciembre de 2022 y enero de 2023, pero el mercado se ha estabilizado. Una de las razones fue que la transición estaba mucho más avanzada allí, con cerca del 35% de coches eléctricos de batería entre los vehículos nuevos vendidos en agosto de 2024. Si se incluyen los híbridos enchufables, el porcentaje de vehículos enchufables roza allí el 50%. Debido a que ese mercado estaba más avanzado, no preocupa que se dé un estancamiento significativo en la transición hacia vehículos de cero emisiones, según explica Mock.

Una posible forma de abordar las preocupaciones sobre el coste de las subvenciones es combinarlas con tasas sobre la tecnología actual. A veces se denominan programas de tasas y funcionan añadiendo una tasa a los vehículos de altas emisiones y subvencionando los de bajas emisiones, explica Mock.

Cada país e incluso cada región de un mismo país debe hacer su propia transición a la nueva movilidad. "Hay que convencer a cada mercado", explica Robbie Andrew, investigador principal del Center for International Climate Research de Noruega, que recopila datos de ventas de vehículos eléctricos.

Una asunto clave para los responsables políticos de cada zona debería ser la velocidad a la que se suprimen las subvenciones, explica Mock. Que fabricantes y consumidores dispongan de un calendario claro de antemano puede reducir un impacto muy negativo en el mercado. Reducir las ayudas poco a poco también puede ser mejor que eliminarlas de golpe.

El Gobierno alemán ya está tomando medidas para mejorar la caída de las ventas de vehículos eléctricos. A principios de septiembre, el Gobierno acordó medidas que permitirían a las empresas deducir parte del valor de los vehículos eléctricos de su fiscalidad.

Levantar ahora el pie del acelerador en lo que respecta a la adopción de los vehículos eléctricos no condenará a la tecnología, pero podría suponer un importante revés. Y, en última instancia, lo importante no es sólo que el mundo adopte tecnologías para reducir las emisiones en el sector del transporte, sino que la velocidad a la que lo hagamos también tendrá enormes consecuencias para el cambio climático. Cuanto más tiempo conduzcamos vehículos contaminantes, más emisiones acabarán en la atmósfera. Y cuanto mayores sean esos niveles de contaminación, más sentiremos los efectos del calentamiento global.

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