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Cambio Climático

Los incendios de Canadá en 2023 emitieron más CO2 que los combustibles fósiles de la mayoría de países

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Si fueran un país, ocuparían el cuarto lugar entre los mayores emisores, sólo detrás de China, EE UU e India

  • por Casey Crownhart | traducido por
  • 05 Septiembre, 2024

Este artículo pertenece a The Spark, el boletín semanal sobre el clima de MIT Technology Review. Para recibirlo en tu bandeja de entrada todos los miércoles (en inglés), suscríbete aquí .

Los incendios forestales canadienses del año pasado batieron récords, quemando unas siete veces más terreno en los bosques de Canadá que la media anual de las cuatro décadas anteriores. Murieron ocho bomberos y 180.000 personas tuvieron que desplazarse.

Ahora, un nuevo estudio revela que estos incendios pueden crear un círculo vicioso, contribuyendo al cambio climático incluso cuando las condiciones climáticas empeoran las temporadas de incendios forestales. Las emisiones de los incendios forestales canadienses de 2023 alcanzaron los 647 millones de toneladas métricas de CO2, según el estudio publicado hoy en Nature. Si estos incendios fueran un país, ocuparían el cuarto lugar entre los mayores emisores, sólo por detrás de China, EE UU e India. Las elevadísimas emisiones de los incendios revelan cómo las actividades humanas están empujando a los ecosistemas naturales a un lugar que está poniendo las cosas más difíciles a nuestros esfuerzos climáticos.

“El hecho de que esto ocurriera en grandes zonas de Canadá y se prolongara durante todo el verano fue una auténtica locura”, afirma Brendan Byrne, científico del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA y autor principal del estudio.

Byrne explica que, si se analizan los registros climáticos, queda claro que las condiciones del año pasado contribuyeron a una temporada de incendios inusualmente brutal; 2023 fue especialmente cálido y seco, dos condiciones que permiten que los incendios se propaguen más rápidamente y ardan con mayor intensidad.

En algunas regiones los incendios fueron especialmente notables, como en partes de Quebec, una zona típicamente húmeda del este de Canadá que registró la mitad de las precipitaciones normales. Estos incendios fueron los que generaron el humo que flotó por la costa este de EE UU. Pero, en general, lo más significativo de la temporada de incendios de 2023 fue lo extendidas que estaban las condiciones que promovían los incendios, afirma Byrne.

Aunque el cambio climático no es el desencadenante directo de ningún incendio, los investigadores han atribuido las condiciones cálidas y secas que agravan los incendios a los efectos del cambio climático provocado por el hombre. Según un análisis de 2023 de World Weather Attribution, las condiciones extremas de los incendios en el este de Canadá fueron el doble de probables debido al cambio climático.

Y a su vez, los incendios están liberando enormes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Byrne y su equipo combinaron imágenes de satélite de las zonas quemadas con mediciones de algunos de los gases emitidos, lo que les permitió calcular el CO2 total liberado a la atmósfera con más precisión que las estimaciones basadas únicamente en las imágenes.

En total, los incendios aportaron a la atmósfera al menos cuatro veces más CO2 que todas las emisiones de combustibles fósiles en Canadá el año pasado.

Los incendios forman parte natural de los ecosistemas equilibrados, y las quemas por sí solas no representan necesariamente un desastre para el cambio climático. Después de una temporada de incendios, el bosque vuelve a crecer y captura CO2 de la atmósfera. Así se mantiene un ciclo en el que el carbono se va desplazando a lo largo del planeta.

El problema surge cuando ese ciclo se altera, por ejemplo, si los incendios son demasiado intensos y generalizados durante demasiados años. Y hay motivos para estar nerviosos ante futuras temporadas de incendios. Aunque las condiciones de 2023 fueron inusuales en comparación con los registros históricos, los modelos climáticos revelan que podrían ser normales en la década de 2050.

“Creo que es muy probable que veamos más incendios en Canadá”, me explica Byrne. “Pero no sabemos muy bien cómo va a afectar eso a nuestros ‘presupuestos’ de CO2”.

Lo que Byrne entiende por ‘presupuestos’ de CO2 es la cantidad de gases de efecto invernadero que podemos emitir a la atmósfera antes de sobrepasar nuestros objetivos climáticos. Según el Informe sobre el Presupuesto Global del CO2 2023, nos quedan unos siete años con los niveles actuales de emisiones antes de que superemos con toda probabilidad los 1,5 °C de calentamiento respecto a los niveles preindustriales.

Ya estaba claro que, para hacer frente al cambio climático, tenemos que frenar las emisiones de centrales eléctricas, de vehículos y de una enorme variedad de otras actividades exclusivamente humanas. Los incendios forestales del año pasado deberían aumentar la urgencia de esa acción, porque empujar los ecosistemas naturales más allá de lo que pueden soportar sólo aumentará el desafío en el futuro.

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