Las empresas se echan atrás en uno de sus soluciones favoritas contra el cambio climático a medida que aumenta la preocupación por el 'greenwashing'
Cada vez hay más indicios de que el multimillonario mercado mundial del carbono tiene problemas, ya que las investigaciones y los estudios siguen erosionando la credibilidad de la herramienta a la que recurre el mundo empresarial para reducir las emisiones climáticas.
La promesa de las compensaciones es que las empresas o los particulares pueden reparar su contaminación por gases de efecto invernadero al pagar a otras organizaciones para evitar las emisiones de gases o eliminen el CO2 de la atmósfera. Por ejemplo, los terratenientes podrían plantar un montón de árboles o comprometerse a no talarlos para compensar así la contaminación generada en otro lugar. Al menos, esa es la idea.
No obstante, un sensacional artículo publicado en el New Yorker a principios de octubre afirmaba que los millones de dólares en compensaciones de carbono generados por Kariba, un gigantesco proyecto que ganó casi 100 millones de dólares (93 millones de euros) por evitar la deforestación en Zimbabue, no la evitaron ni preservaron el carbono de los árboles y el suelo.
El 27 de octubre, Bloomberg informó de que South Pole, la empresa que vendió la mayoría de esos créditos, ha rescindido su contrato con la compañía que desarrolló el yacimiento. La noticia "plantea la posibilidad de que el proyecto Kariba se derrumbe", escribió el New Yorker, que también destacó los problemas de Kariba a principios de 2023.
A su vez, eso podría socavar las pretensiones de progreso climático que grandes empresas, como Volkswagen y Nestlé, atribuyeron a la compra de esos créditos. También podría significar que muchas empresas tiraron a la basura una gran cantidad de dinero.
Investigadores y periodistas -entre los que me incluyo- llevan años señalando una letanía de problemas con diversos proyectos de compensación. Estos suelen perjudicar a las comunidades indígenas y no consiguen los beneficios climáticos prometidos. Sin contar con los incendios forestales, que borran años de ganancias de carbono en solo unos días.
Sin embargo, el peso y la consistencia de las críticas parecen resonar cada vez más en un tono que las empresas no pueden ignorar. En una encuesta realizada a finales de 2022, alrededor del 40% de las empresas encuestadas afirmaron estar preocupadas por el "riesgo para su reputación" que plantean las críticas públicas a los proyectos de compensación de emisiones de carbono.
En los últimos meses, empresas como Shell, Nestlé, EasyJet y Fortescue Metals Group han anunciado se retiran de los proyectos de compensación o de afirmaciones de neutralidad de carbono que se basaban en ellas.
En un informe de Carbon Direct publicado a finales de octubre, la empresa asesora destacaba un acusado descenso de la demanda en los cuatro principales grupos que emiten créditos y gestionan mercados voluntarios de carbono: American Carbon Registry, Climate Action Reserve, Verra y Gold Standard. Las empresas que desean equilibrar sus emisiones pueden comprar créditos de carbono a través de estos intermediarios, y luego "retirarlos" para aplicarlos a sus emisiones y asegurarse de que ninguna otra parte pueda descontarlos de las suyas. Esto suele ocurrir, aunque no siempre, en un solo paso.
Carbon Direct calcula que, para finales de 2023, esas retiradas se reducirán en torno a un 25% respecto a los niveles de 2021. Las emisiones de nuevos créditos también se reducirán en torno a un 7% durante ese periodo, según sus previsiones.
"Las empresas han ralentizado lo que están haciendo, están siendo más cuidadosas y tardan más en llegar al sí", dice Matthew Potts, director científico de Carbon Direct. "Y eso es bueno".
Parte de este ritmo podría atribuirse a las nuevas metodologías de los mercados de compensación. Así como a la bonanza de las compensaciones relacionadas con las criptomonedas, que alcanzó su punto álgido en 2021 y luego se desvaneció con rapidez.
Según el informe de Carbon Direct, los descensos indican una tendencia más amplia: "un cambio fundamental en la demanda de créditos de mayor riesgo". En particular, los créditos forestales REDD+ desarrollados por la ONU que fueron objeto de un mordaz estudio en septiembre de 2023.
REDD+ llegó a la conclusión de que las empresas se alejan de los créditos que solo pretenden evitar las emisiones, al igual que los terratenientes se comprometen a no talar los bosques. El problema, del que cada vez son más conscientes las empresas y los críticos, es que a menudo resulta imposible demostrar que tenían la intención de utilizar motosierras.
Sin embargo, Carbon Direct afirma que hay una tendencia paralela: una huida hacia la calidad, ya que las empresas buscan proyectos que eliminen de forma fiable el CO2 de la atmósfera y lo almacenen. Y así no sean tan propensos a ocupar el lado equivocado de un reportaje en The Guardian, Bloomberg o New Yorker.
Nota rápida: Carbon Direct no es una parte desinteresada en este tema, pues asesora a las empresas sobre sus planes climáticos y opciones de eliminación de carbono. También está afiliada -aunque opera por separado- a Carbon Direct Capital, una empresa de inversión que ha financiado startups que eliminan CO2 o le dan un uso.
La empresa descubrió que las compras "centradas en la calidad y las mudanzas" se quintuplicaron entre 2021 y el tercer trimestre de 2023.
¿Qué se considera calidad?
Carbon Direct afirma que puede incluir esfuerzos de reforestación gestionados y supervisados con especial atención; o el enterramiento de biocarbón, un material similar al carbón vegetal y formado a partir de materia vegetal que puede secuestrar carbono en el suelo. También señala categorías emergentes como las fábricas de captura directa de carbono; y el uso de árboles y plantas para producir energía, calor o combustible al tiempo que se capturan y retienen las emisiones resultantes. Un enfoque conocido como biomasa con eliminación y almacenamiento de carbono.
En la actualidad, se trata de categorías muy reducidas y la mayoría de estos conceptos plantean también muchos retos técnicos, económicos o matemáticos. A medida que el mercado mundial del carbono siga creciendo, se espera que continúen los estudios, los sucesos y las disputas sobre qué enfoques contrarrestan de forma fiable el cambio climático, y lo que el mercado y los gobiernos estarán dispuestos a pagar por esos esfuerzos.
Mientras tanto, las empresas que quieren reducir su huella climática de forma creíble siempre tienen a mano una mejor opción: reducir su contaminación.