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Cambio Climático

Cuánto se puede adaptar tu cuerpo a las olas de calor

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¿Cuánto podemos esperar para adaptarnos a la subida de las temperaturas?

  • por Casey Crownhart | traducido por
  • 08 Agosto, 2023

Se acaban las formas de decirlo: hace calor.

El calor del 29 de julio fue aplastante en Nueva York, con temperaturas que superaban los 32 °C y un aire pegajoso por la humedad. Mientras rezaba para que soplara una brisa, volví a pensar en un artículo que escribí en 2021 sobre cómo el cuerpo humano afronta el calor extremo. En aquel momento, expliqué cómo el cambio climático está empujando los límites climáticos que podemos soportar.

Como ya han pasado dos años, he decidido retomar el tema y ponerme al día con uno de los investigadores con los que hablé para aquel artículo. Así que, ¿hasta qué punto es demasiado calor?

¿Por qué el calor es un problema?

El cuerpo humano necesita mantener una temperatura estable de unos 37 °C. Generamos calor constantemente, ya que nuestras células desempeñan sus funciones en el cuerpo y queman alimentos para obtener energía. "Es una función propia de los mamíferos", afirma Zachary Schlader, investigador de Fisiología de la Universidad de Indiana Bloomington (EE UU).

Para mantener una temperatura equilibrada, perdemos calor de manera constante. La mayor parte de esta es eliminada a través de la piel, que expulsa el calor al aire, y sudar acelera este proceso. 

Aunque esta pérdida de calor, y por tanto de equilibrio, puede descarrilarse cuando nos exponemos a un calor extremo. Si el cuerpo no es capaz de enfriarse lo bastante rápido, puede desencadenarse toda una cascada de problemas, desde el estrés cardíaco hasta el caos renal y hepático.

¿Cuánto calor es demasiado?

Como ocurre con la mayoría aspectos relacionados con el ser humano, el cuerpo y la salud, no todo es tan sencillo como una cifra. "Por mucho que odie decirlo, porque todo es complicado… es complicado", reconoce Schlader.

Toda una serie de factores pueden alterar la forma exacta en que nuestro cuerpo mantiene equilibrada la balanza de nuestra temperatura interna. La edad, el estado de salud, la medicación y lo aclimatados que estemos al calor -sobre esto hablaremos más adelante- ayudan a determinar cuánto calor es capaz de perder el cuerpo. Las personas mayores o muy jóvenes tienen más problemas para regular su temperatura corporal. Así, el nivel de actividad determinará la cantidad de calor que produce el cuerpo y que necesita eliminar.

Sin embargo, los investigadores suelen situar los límites teóricos del cuerpo humano en 35 °C en una escala denominada temperatura de bulbo húmedo.

La temperatura de bulbo húmedo es una métrica extraña, un esfuerzo por incorporar el calor y la humedad en una sola cifra. En pocas palabras, es la medida de lo que marcaría un termómetro envuelto en un paño húmedo. En un ambiente seco, el agua que se evapora del paño enfría el ambiente y reduce la temperatura. Pero si el aire ya está saturado de humedad, habrá menos evaporación y, por tanto, menos enfriamiento.

Tomemos dos ejemplos de condiciones que permitirían alcanzar una temperatura de bulbo húmedo de 35 °C. Con aire seco en su mayor parte, las temperaturas tienen que superar los 54 °C para alcanzar ese límite. Por otro lado, una temperatura de 43 °C y una humedad relativa del 50% darían como resultado la misma temperatura de bulbo húmedo.

Es una métrica útil porque puede darte una idea de hasta qué punto tu sudor será capaz de enfriarte. Por encima de una temperatura de bulbo húmedo de 35 °C, el cuerpo no podrá perder suficiente calor mediante la evaporación del sudor. Pero se trata de un límite teórico que, hasta hace poco, no se había puesto a prueba en humanos.

Las primeras investigaciones han descubierto que el límite podría ser más variado, pero más bajo, de lo que sugiere la teoría. Un estudio de 2021 descubrió que, incluso en adultos jóvenes y sanos, la pérdida de calor no podía mantenerse a temperaturas más bajas que el límite teórico, en especial en ambientes húmedos.

Es decir, los investigadores siguen tratando de comprender cuáles son nuestros límites térmicos, aunque se sabe que dependerá de factores ambientales y de salud específicos.  También hay estudios interesantes que demuestran que nuestra tolerancia al calor puede cambiar con el tiempo: con la edad, sí, pero también con la cantidad de calor a la que nos exponemos.

¿Cómo podemos soportar mejor el calor?

Hace unos años, cuando empecé a estudiar el calor extremo me fascinó el concepto de aclimatación: cómo nuestros cuerpos pueden adaptarse al calor.

Si te expones al calor de forma constante, tu cuerpo experimentará algunos cambios, asegura Schlader. Producirá más plasma, lo que aumentará el volumen total de sangre. Por tanto, el corazón no tendrá que esforzarse tanto para bombear la sangre. Este transporte de sangre a la piel es una de las principales vías por las que perdemos calor. El proceso de sudoración también cambia: se suda más rápido, el sudor aumentará de volumen y se diluye más, por lo que se pierden menos electrolitos. Esto es similar a la adaptación del cuerpo humano a un lugar con mayor altitud.

A principios de agosto hubo polémica en Twitter sobre un artículo de The Washington Post que desarrollaba este concepto. Los lectores discutían no solo sobre si este efecto es real, sino también sobre si es una gran distracción de la necesidad de abordar el cambio climático.

Después de leer demasiados comentarios e indagar un poco más en este tema desde mi reportaje inicial hace dos años, tengo un par de cosas que añadir. En primer lugar, como señaló Schlader, se trata de un efecto real y la capacidad de nuestros cuerpos para adaptarse a todo tipo de cosas es salvaje. En segundo lugar, la adaptación corporal no será la bala de plata que ayude a proteger a la humanidad del calor causado por el cambio climático.

La diferencia que pueden suponer estos efectos físicos tiene un límite. En el transcurso de unas semanas, el cuerpo puede adaptarse para soportar un par de grados más de calor, cuenta Schlader. Pero eso no basta para mantener a salvo a la población en condiciones extremas, sobre todo, si tienen que trabajar con calor. Hay un límite de calor que la gente puede soportar, y varía según la persona o el lugar, pero los límites siguen existiendo.

Ya que las temperaturas siguen batiendo récords en todo el mundo, recurriremos cada vez más a otras formas de mantenernos a salvo. Esto incluye el uso de aparatos de refrigeración como aires acondicionados y ventiladores, la búsqueda de sombra o la interrupción de la actividad física cuando sea posible. Por ello el calor es un problema de igualdad, no todo el mundo tiene acceso a una tecnología de refrigeración fiable, ni la posibilidad de refugiarse en el interior cuando suben las temperaturas.

Para saber más sobre los límites de nuestro cuerpo, consulta mi historia de 2021 sobre el tema. Y mantente seguro ahí fuera.

Ponte al día con el clima

→ Consulta mi artículo completo sobre los materiales desecantes que se utilizan en el aire acondicionado. (MIT Technology Review)

→ Recomiendo esta inmersión profunda que mi colega James Temple realizó en este tema a finales de 2021. (MIT Technology Review)

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