El camino por recorrer para la acción climática es estrecho, pero una mirada de cerca a los datos de emisiones proporciona algunas razones para ser optimista.
Cuando se trata del clima, el panorama puede parecer sombrío.
En 2022, los gases de efecto invernadero que causan el cambio climático alcanzaron un récord máximo, según las primeras estimaciones. Los desastres climáticos parecen suceder a un ritmo vertiginoso. El pasado año, el mundo experimentó olas de calor severas en China y Europa, y las devastadoras inundaciones en Pakistán quitaron la vida de más de mil personas, y desplazaron a millones más.
Sin embargo, una mirada cercana a los datos de energía y emisiones mundiales muestra que también hay buenas noticias, y un posible progreso por delante.
Por ejemplo, las fuentes renovables constituyen una fracción creciente del suministro de energía y, cada año, son más baratas. Los países están estableciendo nuevos objetivos para la reducción de emisiones, y las inversiones públicas sin precedentes podrían ayudar a conseguir más avances tecnológicos.
Siga leyendo para descubrir por qué hay razones para albergar esperanza.
Aunque las emisiones contaminantes alcanzaron un récord en 2022, el pico está a la vista
*Gráfico: Emisiones globales de combustibles fósiles, quema de gas y producción de cemento (en gigatoneladas)
Las emisiones de combustibles fósiles fueron más altas que nunca en 2022, según los datos del Global Carbon Project. Cada año, el crecimiento global fue de poco más del 1%, tras el mínimo de 2020 causado por la pandemia de COVID-19. En general, las emisiones se han duplicado en los últimos 40 años.
Sin embargo, mientras las emisiones crecieron a nivel mundial, muchos países ya han visto su estancamiento o han empezado a reducirlas. En EE UU, las emisiones alcanzaron su máximo en 2005 y, desde entonces, han disminuido poco más del 10%. Rusia, Japón y la Unión Europea también han experimentado un letargo de sus emisiones.
Se espera que las emisiones globales alcancen su cota máxima den el año 2025, según la Agencia Internacional de Energía. Llegar a esas emisiones máximas anuales es un hito importante, pues es el primer paso para cambiar el rumbo del barco metafórico que son los gases de efecto invernadero.
Aunque las emisiones siguen creciendo en algunos países, incluidos China (principal emisor actual en el mundo) e India, que tienen poblaciones y economías en constante desarrollo. El aumento de China ha sido especialmente señalado, con emisiones que casi se duplicaron en los últimos 15 años.
Gráfico: Emisiones anuales de combustibles fósiles e industria (en gigatoneladas)
El Gobierno de China se comprometió a que el país alcanzará su punto máximo de emisiones en el año 2030, y logrará cero emisiones netas antes de 2060. Este pico incluso podría llegar antes, quizás en 2025, según un análisis de CarbonBrief. Esta nación está implementando energías renovables a una velocidad récord, cuadruplicando las instalaciones durante la última década.
Si bien el aumento de las emisiones de la India es más moderado que el de China, puede que el país siga creciendo hasta 2040 o 2050. Ahora, sus emisiones totales son menores que las de China y EE UU, y está detrás de la mayoría de los otros países en la tasa de emisiones per cápita.
El crecimiento económico es cada vez menos dependiente de los combustibles fósiles
Gráfico: Intensidad de carbono del PIB (toneladas métricas de dióxido de carbono [CO2] por 1.000 dólares).
Las emisiones tendieron a aumentar con el crecimiento económico, pero en el futuro, el progreso en las emisiones no requerirá sacrificar las ganancias económicas. A medida que la energía renovable se implemente en mayor medida y las mejoras técnicas impulsen la eficiencia, el crecimiento económico podría ser posible sin un aumento proporcional de la contaminación climática.
Algunas naciones ya han empezado a reducir sus emisiones contaminantes mientras mantienen el crecimiento económico. Entonces, será de vital importancia ayudar a los países en desarrollo a hacer lo mismo.
A nivel mundial, debido al crecimiento económico, la intensidad del CO2 está disminuyendo con el paso del tiempo. Es decir, las emisiones de CO2, asociadas con el mismo nivel de actividad económica, han bajado. Esto sucede a nivel mundial, así como en grandes economías como EE UU y la UE. Aunque la tendencia es más evidente en China, donde la intensidad de CO2 sobre la economía se ha reducido en un 40% desde el año 2000.
Sin embargo, esta intensidad de carbono en China sigue siendo más alta que en la mayoría de grandes potencias. Además, el progreso se ha desacelerado, en gran parte debido a la alta proporción de carbón en la combinación energética del país: alrededor del 60%, en 2021.
La realidad: el progreso climático debería suceder aún más rápido
Si bien las emisiones se están estabilizando, o disminuyendo en algunas partes del mundo, incluso los países que progresan no lo hacen lo suficientemente rápido como para alcanzar los objetivos climáticos internacionales.
El Acuerdo de París (Francia), el tratado climático internacional adoptado en 2015, estableció el objetivo de mantener el calentamiento por debajo de 2 °C. Es decir, por encima de los niveles preindustriales, o por debajo de 1,5 °C.
Con los modelos climáticos, los investigadores han estimado los límites de las emisiones totales de gases de efecto invernadero necesarios para alcanzar estos objetivos. El concepto se llama presupuesto global de carbono, y casi lo hemos gastado.
Si hubiéramos comenzado a reducir las emisiones antes, nuestro presupuesto de carbono podría haber aumentado en el futuro, permitiendo recortes más graduales. Ahora, para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C y teniendo en cuenta las emisiones históricas, las emisiones mundiales deberían llegar a cero netos en 2050, y en 2030 tendrían que reducirse a la mitad. E incluso este esfuerzo podría no ser suficiente.
Gráfico: Proyecciones de emisiones para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C (en gigatoneladas).
Mantener la temperatura por debajo de 1,5 °C es posible, aunque el objetivo se está escapando. Antes de 1900, las temperaturas de la superficie global aumentaron alrededor de 1,1 °C, así que ya estamos peligrosamente cerca de los objetivos globales. En el futuro, las temperaturas aumentarán en función de las emisiones y, cuanto antes se produzcan recortes significativos, es más probable que mantengamos el calentamiento cerca del objetivo de 1,5 °C.
Está claro que generar energía renovable y encontrar otras formas de reducir las emisiones puede frenar el cambio climático. Sean buenas o malas noticias, el futuro será dictado por las acciones mundiales que tomemos hoy y en el futuro cercano.