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Cambio Climático

Debemos eliminar el CO2, no solo dejar de emitirlo

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La eliminación de CO2 no sustituye a la reducción de la contaminación climática, pero será una herramienta necesaria para mantener las temperaturas bajo control

  • por Zeke Hausfather y Jane Flegal | traducido por Ana Milutinovic
  • 27 Julio, 2022

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU ha advertido que, además de un rápido recorte en las emisiones de CO2, es posible que el mundo tenga que eliminar cada año en las próximas décadas miles de millones de toneladas de este gas de la atmósfera para prevenir los niveles de calentamiento cada vez más peligrosos.

Un creciente número de grupos de investigación y start-ups trabajan en una variedad de formas de llevarlo a cabo, como la construcción de fábricas de absorción de gases de efecto invernadero y el uso de varios minerales para encerrar el carbono en la tierra o en los océanos.

Pero la eliminación de carbono se ha convertido en un tema delicado. Existe una preocupación real de que el enfoque cada vez mayor en la reducción de los gases de efecto invernadero pueda alentar a los gobiernos y las empresas a retrasar o incluso evitar la forma más evidente y directa de abordar el cambio climático: impedir que las emisiones lleguen a la atmósfera en primer lugar.

La conveniente idea de que podríamos seguir emitiendo grandes niveles de CO2 y simplemente limpiar la atmósfera en el futuro es un ejemplo de lo que se conoce como "peligro moral". Se corre el riesgo de perpetuar el uso de combustibles fósiles y trasladar los costes de abordar el cambio climático a las generaciones futuras.

Es una preocupación legítima. Algunas empresas han sugerido erróneamente que la eliminación de carbono podría permitirnos seguir emitiendo a casi la mitad de los niveles globales actuales. Pero eso requeriría absorber y almacenar el CO2 a niveles que son casi seguro inviables a nivel técnico, ambiental o económico.

Sin embargo, también existe un riesgo real de que estigmatizar la eliminación de carbono por las preocupaciones del peligro moral cree una amenaza aún mayor: aplazar las inversiones tan necesarias y poner en riesgo nuestra capacidad para alcanzar los objetivos climáticos futuros. Lamentablemente, después de décadas de retraso, actualmente hay pocas vías para cumplir con nuestros objetivos climáticos que no pasen, a la vez, por reducir las emisiones y desarrollar la capacidad para absorber grandes cantidades de CO2 en las próximas décadas.

Reducir las emisiones no es suficiente

¿Por qué es necesaria la eliminación de carbono en primer lugar, y por qué no podemos simplemente detener el cambio climático al llegar al cero absoluto de las emisiones? Un reciente  informe de la ONU identifica cuatro cometidos diferentes para la eliminación de carbono en los escenarios de modelado climático que limitan el calentamiento para el año 2100 por debajo de los 2 ˚C sobre los niveles preindustriales.

En primer lugar, aunque los combustibles fósiles se puedan sustituir con alternativas de energía limpia en gran parte de la economía, habrá algunas emisiones de CO2 actuales que serán difíciles de descarbonizar por completo. Se trata de las grandes industrias, como la aviación, el cemento y la producción de acero, en las que aún no hay tecnologías libres de carbono disponibles, asequibles y escalables. Aunque es necesario trabajar más para comprender lo bajas que pueden llegar a ser nuestras emisiones de CO2, es probable que este tipo de sectores continúen produciendo unos miles de millones de toneladas al año que se deben neutralizar mediante la eliminación de carbono.

En segundo lugar, el CO2 no es el único gas de efecto invernadero que está calentando el planeta. Hay otros, como el metano y el óxido nitroso, procedentes de fuentes como el ganado, los desechos animales y el uso de fertilizantes, que son mucho más difíciles de eliminar por completo.

Este informe de la ONU estima que las tecnologías disponibles probablemente puedan reducir las emisiones de estos gases en alrededor de un 50%, y con cambios de comportamiento adicionales (en la dieta, por ejemplo) llegar al 66%. La eliminación de carbono tendría que contrarrestar la cantidad considerable que quedaría de otros gases de efecto invernadero.

En tercer lugar, es cada vez más probable que el mundo supere nuestro objetivo climático más ambicioso: limitar el calentamiento a 1,5 ˚C. Vivimos en un mundo que ya se ha calentado 1,2 ˚C, lo cual deja un margen muy pequeño para trabajar.

Lamentablemente, incluso si reducimos las emisiones de CO2 a cero, el mundo no se volverá a enfriar; simplemente dejará de calentarse. La única forma de revertir permanentemente el calentamiento es a través de la eliminación de carbono.

Finalmente, la eliminación de carbono puede ser una protección importante contra las incertidumbres en el sistema climático. Aunque la mayoría de nuestros escenarios de reducción de emisiones apuntan a un 50% de posibilidades de limitar el calentamiento a 1,5 ˚C o a un 66% de posibilidades de limitarlo a 2 ˚C, todavía no está claro lo sensible que resulta el clima a los crecientes niveles de gases de efecto invernadero.

Eso significa que existe una posibilidad real de que no sepamos cuánto calentamiento ocurrirá hasta que sea demasiado tarde para evitarlo. Tener opciones viables de eliminación de carbono puede proporcionarnos una forma de responder a las sorpresas climáticas tan desagradables.

Aunque el informe de la ONU no lo ha mencionado, otros investigadores sí que han señalado que la eliminación de carbono también podría ayudar a la equidad climática global, brindando un medio para que los países ricos reparen parte del daño causado por sus emisiones pasadas mientras les da a las naciones más pobres un poco más de tiempo para pasar a las tecnologías más limpias.

Manejar las expectativas

Al mismo tiempo, es importante que reconozcamos la necesidad de no depender demasiado de la limpieza de la contaminación a posterioriEs posible que no podamos reducir los costes de la eliminación permanente y fiable de carbono tanto como esperamos, y los futuros gobiernos se pueden mostrar reacios a implementarlo en las escalas que prevén los modelos.

Incluso si conseguimos reducir el coste de la eliminación permanente de carbono a 100 dólares (97,78 euros) por tonelada, lo que sería un gran logro técnico, costaría alrededor de 22 billones de dólares (21,5 billones de euros) revertir el calentamiento en una décima parte de un grado Celsius.

En otras palabras, reducir las emisiones hoy será más barato que reducir esas emisiones en el futuro. Y el coste de la reducción de las emisiones disminuirá a medida que desarrollemos más tecnologías para abordar los sectores de la economía que actualmente son demasiado costosos para limpiar de manera efectiva.

Entonces, ¿cómo podemos avanzar para desarrollar y escalar las soluciones de eliminación de carbono sin crear el riesgo de retrasar los necesarios recortes en la contaminación climática?

Deberíamos comenzar dudando de cualquier representación de la eliminación de carbono como una bala de plata que evita la necesidad de recortes profundos de las emisiones. Tendríamos que asegurarnos de que cualquier compromiso de cero emisiones por parte de los gobiernos y corporaciones asigne un papel sustancialmente mayor a la reducción de las emisiones que a la eliminación de carbono. Hay que desconfiar de cualquier modelo que base el alto uso de la futura eliminación de carbono en la idea de que gastar dinero para abordar el cambio climático en el futuro es más fácil que gastar dinero hoy. Y como regla general simple, deberíamos aspirar a un mundo en el que alcancemos el cero neto reduciendo más del 90% de las emisiones actuales y eliminando menos del 10%.

También deberíamos evitar los dudosos créditos y compensaciones de carbono que no eliminen los gases de efecto invernadero de manera fiable y permanente, y que pueden distorsionar las percepciones de las personas sobre los costes reales de la eliminación de carbono y las difíciles compensaciones entre reducir las emisiones y prevenirlas en un primer momento.

Las empresas deben convertir en una prioridad la reducción de su contaminación climática de todas las formas posibles, desde arriba y hacia abajo en la cadena de suministro. Tienen que realizar evaluaciones rigurosas y honestas para determinar las fuentes y los niveles de cualquier contaminación climática que aún no puedan eliminar por completo. Y necesitan crear opciones fiables y duraderas de la eliminación de carbono que les permitan alcanzar de manera viable sus objetivos de cero emisiones netas.

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