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El responsable global de Sostenibilidad de BBVA, Javier Rodríguez Soler.

Cambio Climático

"Las empresas que no sean sostenibles van a quebrar y a desaparecer"

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El responsable global de Sostenibilidad de BBVA, Javier Rodríguez Soler, afirma que la apuesta por la sostenibilidad es una decisión inteligente y rentable desde el punto de vista económico para empresas de todos los sectores, y que debe abordarse desde una perspectiva global: las soluciones locales no sirven si se sigue contaminando en otras partes del mundo. 

  • por Patricia Ruiz Guevara | traducido por
  • 07 Febrero, 2022

Si una compañía no dirige su rumbo hacia un compromiso sostenible, dejará de ser rentable y terminará desapareciendo. Con esta rotundidad, el responsable global de Sostenibilidad de BBVA, Javier Rodríguez Soler (Madrid, 1969), destaca la correlación entre rentabilidad económica y sostenibilidad, vital para una empresa y también para la entidad bancaria que la avale.

Al experto le respaldan su experiencia y su presente: con una trayectoria con pinceladas en el sector energético y centrada en áreas de estrategia y desarrollo, desde 2021 está al frente de la sostenibilidad en el banco más sostenible de Europa y del mundo (posición global que comparte con la entidad surcoreana KB Financial Group), según el análisis del Dow Jones Sustainability Index (DJSI) a fecha de febrero 2022. BBVA, además, acaba de unirse al Consorcio de Clima y Sostenibilidad del MIT (MCSC, por sus siglas en inglés).

Para llegar a ese escalafón hay que dar pasos certeros. Rodríguez Soler nos cuenta cómo, gracias a medidas como la transición y acompañamiento a sus clientes hacia la descarbonización y a herramientas para calcular la huella de carbono, el banco busca posicionarse de manera segura y apoyar a empresas y sectores productivos ante una situación inminente: el riesgo climático ya es un riesgo económico.

BBVA ha abierto 2022 con su incorporación al MCSC, un consorcio del MIT que busca acelerar el desarrollo de soluciones a gran escala para luchar contra el cambio climático. BBVA es el único banco del mundo de esa alianza, ¿qué implica?

Las empresas que están investigando con el MIT son líderes de cada sector; hay ejemplos como Apple y Boeing. En nuestro caso, buscaban un banco con una visión innovadora y sostenible, y proyección internacional y en mercados emergentes. En BBVA estamos convencidos de que es fundamental innovar.

Los esfuerzos de descarbonización, en todos los sectores económicos, requieren una reinvención sobre cómo se producen cada una de las energías o materiales necesarios en su cadena de valor. Un banco es una institución financiera regulada que entiende cómo se pueden canalizar, de manera óptima, los recursos para investigar y financiar de forma inteligente esa transformación. Estamos hablando de la disrupción más relevante de la historia.

En 2021 anunciaron que el banco dejaría de financiar empresas relacionadas con el carbón para 2030 en países desarrollados y para 2040 en el resto; este año, se añaden objetivos en otros cuatro sectores: generación eléctrica, automoción, cemento y acero. ¿Cómo se hace esta transición hacia una cartera de clientes net zero o con huella de carbono cero?

Es importante plantear que esto no va de demonizar ninguna empresa ni ningún sector: sería un error que una institución como un banco diera la espalda a una industria. Lo que llevamos a cabo es un ejercicio de alineamiento de cartera de clientes.

Foto: Paneles solares instalados en Ciudad BBVA, frente al emblemático edificio de La Vela, en Madrid. Crédito: BBVA.

Queremos financiar aquellas actividades que ayuden más en la descarbonización con tecnologías que vayan utilizándose de forma probada. Esta es la mayor oportunidad de inversión de la historia. Pero hay determinadas actividades industriales que van a dejar de ser adecuadas en el camino hacia la descarbonización.

La más obvia es quemar carbón, así que hay que ayudar a que las empresas de carbón puedan transicionar hacia energías renovables. El siguiente paso es muy interesante: hemos sumado esos cuatro nuevos sectores, y estamos trabajando también en agricultura, transporte aéreo, marítimo, sector inmobiliario y petróleo y gas natural.

Esto no es algo que pueda hacerse de un día para otro, ¿cómo apoyan a los clientes?

Todo el mundo tiene derecho a reinventarse y a todo el mundo le queremos ayudar; le damos tiempo, pero no es infinito. Nuestro objetivo es tener neutralidad de carbono en 2050 y eso incluye a nuestros clientes e inversiones, pero hay que establecer retos intermedios, hacer un acompañamiento y fijarnos en la emisión relativa. Por ejemplo, si se trata de una fábrica de automóviles, analizamos los gramos de dióxido de carbono por kilómetro de vida útil del coche, vemos qué planes tienen para reducir emisiones y les asesoramos para que sean más ambiciosos.

"Los datos y la digitalización, junto a las personas, son los principales ingredientes para impulsar la agenda sostenible"

Tenemos una herramienta llamada TRI, por transition risk indicator (indicador de riesgo de transición), que devuelve un cálculo muy sofisticado para grandes empresas. Lo que hacemos es decirle a cada una de ellas dónde está en el ranking respecto a otras compañías de su sector. Si va bien, seguimos dispuestos a financiarla; si no, avisamos de que tendremos que dejar de apoyarla si no cambia.

De hecho, vamos a duplicar el objetivo en financiación sostenible desde 100.000 a 200.000 millones de euros en el periodo 2018-2025. Queremos financiar el futuro.

Este indicador es para grandes corporaciones, ¿qué herramienta tienen para pequeñas y medianas empresas?

La 'app' de BBVA de cálculo de huella de carbono; fuimos los primeros en España en ofrecer este servicio a pymes y a usuarios individuales. Mide la parte de la huella de carbono más relevante, como transporte terrestre o consumo de electricidad, pero es una herramienta que está en un proceso de sofisticación continua y que irá incorporando más datos. Ya existen, la clave es capturarlos y ordenarlos.

Los datos, la tecnología y la digitalización son grandes aceleradores de las finanzas sostenibles; junto a las personas, son los principales ingredientes para impulsar la agenda de la sostenibilidad.

En la página web de esta herramienta abren con esta pregunta al empresario: "¿Sabes que reducir las emisiones supone un ahorro?". ¿Empieza a quedar claro el binomio sostenibilidad-rentabilidad?

Cuando empezó a hablarse de cambio climático, parecía que iba a ser un coste para empresas e individuos. Lo que se ha descubierto en los últimos años es que ser económicamente sostenible y ser rentable va unido.

Foto: La 'app' móvil de BBVA permite calcular la huella de carbono personal a partir del análisis del consumo de electricidad, gas y combustible. Crédito: BBVA.

Se puede ver en un ejemplo diario: una familia que viva con hábitos más sostenibles lo va a hacer de forma más barata y eficiente. También se entiende con la inversión tecnológica en innovación: los coches eléctricos ahora son marginalmente más caros, aunque el valor presente neto ya es más barato; la inversión inicial se ve recompensada.

Si eres una empresa, también va a suceder: los accionistas van a querer más participaciones; los bancos, financiarte más barato; los trabajadores, trabajar contigo; y los consumidores van a optar por tus productos y servicios. Trabajar la sostenibilidad es un círculo virtuoso extraordinariamente rentable.

Queda claro que ser sostenible implica un beneficio económico. Si conjugamos la frase en negativo, tal y como predice el propio Banco Central Europeo, no ser sostenible implica un riesgo para la estabilidad financiera. En particular, para bancos que se expongan a empresas insolventes. ¿Cuáles son estos riesgos?

Ante el impacto del cambio climático, en finanzas están los riesgos físicos y los de transición, que se derivan de políticas tardías para reducir las emisiones de carbono.

Estos últimos están clarísimos. Una empresa eléctrica que se dedique a producir constantemente con carbón va a estar fuera del mercado y tiene un riesgo de transición enorme. Sus activos estándar van a dejar de tener valor y se van a convertir en activos varados. Los bancos prestamos en forma de deuda, debemos tener muchísimo cuidado con la solvencia de las empresas y prestar atención a esos riesgos de transición.

"Trabajar la sostenibilidad es un círculo virtuoso extraordinariamente rentable"

En el caso de los riesgos físicos [empresas ubicadas en zonas expuestas a inclemencias derivadas del cambio climático], creo que hay que examinarlos con más conocimiento científico y no frivolizar. El tema del cambio climático es de extrema gravedad, pero creo que en este aspecto no es aún tan relevante para los bancos a la hora de, por ejemplo, financiar una vivienda o una infraestructura.

Hemos señalado a diferentes industrias y cada una tiene su idiosincrasia, pero cada país también. ¿Cómo se aborda a este nivel el reto climático y la transformación de las empresas?

Esto es crítico. Hasta hace unos años, los temas ambientales históricamente tenían un claro componente local; por ejemplo, un incidente de contaminación que afectaba a una zona de la ciudad o fábrica concretas. Los países que podían permitírselo se preocupaban por ello.

Ahora sabemos que el cambio climático es absolutamente global: si en Europa producimos electricidad con energía renovable, pero en la India o en Latinoamérica siguen quemando carbón, no sirve para nada.

Por eso, es un esfuerzo que tiene que ser mundial y los países desarrollados, que además son los que se han beneficiado más de la Revolución Industrial, deben ayudar a los más desfavorecidos, que poseen menos recursos y a los que en general les va a afectar más el cambio climático.

¿Cómo pueden apoyar los países más ricos? ¿Y un banco como BBVA?

Por un lado, con dinero público. Los países más desarrollados tienen que concienciarse, y tienen que hacerlo de forma más generosa que como se ha hecho hasta ahora.

Por otro lado, con dinero privado, que debe canalizarse en forma de deuda hacia mercados emergentes donde la oportunidad es más acuciante y urgente. La buena noticia es que estos países son muy ricos en algunos de los recursos con los que se produce energía de forma más sostenible, y además tienen una alta demanda al lado. Por ejemplo, en energía solar, México y Turquía destacan, y tienen muy cerca la demanda de EE. UU. y Europa respectivamente.

"Sabemos que el cambio climático es global: si en Europa usamos energía renovable, pero en la India o en Latinoamérica contaminan, no sirve para nada"

La labor de un banco como BBVA, líder en países como México, Colombia y Turquía, es canalizar el dinero hacia donde están las empresas de valor para estos mercados emergentes. Les conviene y beneficia invertir en avances tecnológicos e industriales: la región que apuesta por una nueva tecnología crea el know-how, las fábricas y genera empleo. Dar la espalda a esto es un gran error. Nuestro papel como bancos es retador y apasionante.

Todo esto aborda el papel de las empresas y una perspectiva global. Si pensamos en el punto de vista de un cliente individual, ¿en qué le va a repercutir que su banco apueste por la sostenibilidad?

Una persona tiene muchas facetas: es consumidor, potencial empleado, potencial inversor de su dinero y elector. Se ha hecho una enorme apuesta por explicar la importancia de la sostenibilidad, porque la concienciación de los ciudadanos es lo que realmente va a mover esto. Primero empiezas adaptando los hábitos de consumo, en el hogar, en el coche; pero después repercute en la empresa en la que quieres trabajar y el partido que votas si tiene políticas sostenibles afines a ti.

Foto: Javier Rodríguez durante su participación en el evento global de 'fintech' Money20/20. Crédito: Money20/20.

Al final, un banco es una empresa y se mueve por ánimo de lucro: también necesitamos que la gente quiera nuestros productos y servicios. Por ejemplo, gracias a la 'app' de la huella de carbono, muchos usuarios se han hecho clientes y han acabado pidiendo el préstamo de un coche u otro servicio. Pero todo empezó con la sostenibilidad.

A nivel empleado, también trabajamos para concienciar sobre la relevancia de los temas medioambientales. Somos una empresa con más de 110.000 trabajadores, entre ellos gestores bancarios, a los que los clientes escuchan. Es vital predicar con el ejemplo.

Con este panorama, habría que cerrar con dos preguntas clave. La primera: ¿qué es para usted una empresa sostenible?

Una empresa que en su actividad tiene los máximos estándares en aspectos medioambientales, sociales (desigualdad, género, social, racial, orientación sexual) y de gobierno; cumple estos criterios ASG de forma estricta y otorgándoles el mismo peso; y hace por tanto que los accionistas, reguladores, consumidores y empleados apuesten por ella. Con estas premisas, es una empresa que dentro de décadas estará ahí porque es sostenible y se ha sabido sostener.

Por último: ¿qué les diría a aquellas empresas que aún no están apostando por la sostenibilidad y que, como añadido, puede que estén llevando a cabo la práctica de greenwashing?

Los estándares, junto con la nueva regulación en materia de transparencia, redundarán en que el escrutinio sea cada vez más exigente y comportará que se reduzca el riesgo de greenwashing. Se empezó con los Green Bond Principles [Principios de los bonos verdes], y ahora ya contamos con marcos más evolucionados y reforzados para verificación de terceros y transparencia.    

En nuestro caso, nuestro liderazgo en el Dow Jones Sustainability Index, la pertenencia al MCSC y todas nuestras iniciativas hablan de cómo nos hemos posicionado. Si en el buscador de Google escribes 'banca y sostenibilidad' o términos relacionados, el primer resultado que te devuelve en la mayoría de los casos es la web de BBVA.

"Esto no es como cuando fabricas el mejor móvil y quieres que sea único en el mercado; estamos deseando que todo el mundo nos copie y apueste por la sostenibilidad"

Es una ventaja competitiva muy particular: esto no es como cuando fabricas el mejor móvil y quieres que sea único en el mercado; estamos deseando que todo el mundo nos copie y apueste por la sostenibilidad. Si BBVA se comporta de forma muy sostenible pero el resto de la banca, empresas y sectores no nos siguen, no sirve para nada porque el cambio climático hay que atacarlo entre todos.

Lo digo con vehemencia: creo que las empresas, de cualquier sector, que no sigan este rumbo y se queden atrás van a quebrar y van a desaparecer.

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