El CEO y mánager nacional de ENGIE Perú, Rik De Buyserie, tiene claro que el hidrógeno verde será la próxima gran revolución en el sector energético, una industria cada vez más compleja y en la que se hace necesario reducir las distancias con el cliente
En los últimos años, la industria energética ha entendido la importancia de virar hacia modelos más verdes que contribuyan a una economía más respetuosa con el medioambiente. El CEO y Country Manager de ENGIE Perú, Rik De Buyserie, ha podido comprobar de primera mano cómo ese cambio de mentalidad ha ido filtrándose en cosas tan cotidianas como las negociaciones en los despachos. Antes, explica, la sostenibilidad era un criterio secundario para sus clientes. Ahora, son ellos mismos los que demandan energía limpia.
En esta revolución hay una innovación que, desde su punto de vista, será decisiva en el futuro: el hidrógeno verde. Pero, aunque tiene un potencial muy relevante para aquellas industrias que requieran grandes cantidades de energía, como la minera, este recurso todavía no está lo suficientemente desarrollado, y enfrenta obstáculos como el precio y la falta de incentivos gubernamentales. Ante esta situación, el directivo sostiene que "necesitamos crear un entorno en el cual el hidrógeno verde pueda florecer".
El Grupo ENGIE se ha comprometido a alcanzar el "cero carbono neto" para 2045. ¿Cómo contribuirán desde ENGIE Perú a esta meta?
En Perú, el mix energético ya es bastante limpio, en comparación con otros países, porque cerca de un 60 % de la energía se genera con hidroeléctricas y el resto es gas natural. Las energías renovables no convencionales [eólica, solar, biomasa, etcétera] hoy tienen menos de un 5 %. Nosotros somos los dueños de la única planta de carbón del país, de 135 MW, y vamos a cerrarla a finales de 2022, como parte de la estrategia de descarbonización de ENGIE. Es una planta de emergencia, pues opera una semana al año, más o menos, pero vamos a desmantelarla y reemplazarla con nuestro nuevo proyecto eólico, Punta Lomitas, que tiene [una capacidad de] 260 MW.
En nuestro pipeline de nuevos proyectos solo tenemos energía solar y eólica. No tenemos generación térmica y es por una buena razón: Perú tiene tan buenos recursos en viento y solar que hoy es lo más económico en cuanto tecnología y es ambientalmente más amigable.
Ustedes cuentan con 1.064 MW de energía renovable en desarrollo. ¿Cómo consideran que evolucionará este tipo de energía en el país?
El desafío es que Perú tiene una sobreoferta de generación. Para hacernos una idea, la demanda máxima en hora punta es de alrededor de 7.000 MW, y el país tiene instalada una capacidad de generación de aproximadamente 13.500 MW. Eso significa que en los próximos tres o cuatro años el país no va a necesitar capacidad adicional. Lo que necesitará es una visión de medio o largo plazo sobre el desarrollo de sus industrias, especialmente la minería, que puede generar demanda adicional.
Este tipo de proyectos de energías renovables solamente son viables cuando firmamos contratos de compraventa de energía (Power Purchase Agrement, PPA) de largo plazo. Es lo que pasó con Punta Lomitas. Hemos firmado un acuerdo con Anglo American, con el que Quellaveco será la primera mina con suministro 100 % renovable. Contratos como este son los que vamos a intentar con otros clientes, principalmente mineros y grandes industrias.
Cuando negociaba con los clientes hace cuatro años, no les importaba para nada lo renovable, solamente el precio, la seguridad y la calidad del suministro. Ahora el mundo ha cambiado totalmente y los clientes piden energías renovables. Es un cambio radical. Hoy no van a pagar un premium para tener energía verde, pero sí lo están pidiendo más y más.
¿Qué nuevas tecnologías están siendo más relevantes para el desarrollo de nuevos productos y soluciones y qué valor están aportando a su negocio?
Para nosotros, la innovación en la industria de la energía se puede ver en tres apartados. Primero, hay innovación en los desarrolladores y productores de tecnología. En la tecnología solar, eólica, de baterías… han bajado muchísimo los precios, aunque todavía no se ha llegado a un nivel realmente económico. Segundo, una innovación en la que queremos jugar un papel muy importante es en el hidrógeno verde. Hay dos países realmente clave en América Latina y que jugarán un papel al nivel mundial: Chile y Perú, porque tienen abundantes recursos solares y sitios de viento muy buenos, y va a llegar un punto en el que la electrólisis sea económicamente rentable, aunque por el momento, el hidrógeno verde todavía cuesta más.
El tercer bloque de innovación es todo lo que tiene que ver con lo digital. Tenemos varios proyectos, por ejemplo, uno que se llama Darwin y es un software diseñado para conectar todas nuestras plantas renovables en el mundo. Ahora son más de 30 GW y queremos llegar a 50 GW en 2030. Con esto, podemos tener todo online: un montón de datos sobre generación, mantenimiento, de cómo siguen los paneles la luz del sol durante el día… En nuestro sector, la verdadera innovación está en el lado digital. Porque los principios básicos quedan iguales. Por ejemplo, las turbinas eólicas cada vez son más grandes, pero eso es más mejorar que innovar.
Ha mencionado el hidrógeno verde, que desde MIT Technology Review hemos seleccionado como una de las 10 tecnologías emergentes de 2021. En Perú, ENGIE Impact ha realizado, con H2 Perú, un diagnóstico nacional sobre este tema. ¿Qué potencial ven a este recurso?
En mi opinión, la innovación más significativa que va a cambiar la industria es el hidrógeno. Pero la tecnología necesita avanzar para ser económica. Es el gran tema todavía, especialmente en un país que tiene mucho gas. Y una conclusión muy importante es que falta un plan de medio y largo plazo del Gobierno para darle su espacio en el mix energético y aprovechar los recursos naturales para su producción. El hidrógeno verde necesita lo que necesitaban hace 20 años o 30 años las tecnologías renovables, las cuales solamente han tomado más espacio con medidas como los subsidios del Gobierno. Es un asunto que estamos trabajando con H2 Perú, Asociación Peruana de Hidrógeno, de la cual somos socio activo, y la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía: tocar la puerta del Gobierno para crear un entorno en el cual el hidrógeno verde pueda florecer.
Será útil para todas las industrias que necesiten mucha energía. Los camiones mineros son la aplicación perfecta porque tienen mucha necesidad de energía y muchas minas están muy cerca de zonas con abundantes recursos solares o eólicos. En los coches, por ejemplo, el hidrógeno va a competir con las baterías, pero en la minería no, porque para un gran camión minero la batería tendría que ser tan pesada que dañaría la eficiencia del camión. Y después, para todo lo que esté relacionado para el transporte, si se necesita recorrer mucha distancia o mucha energía. Si solo se utiliza el coche una vez al día para ir al trabajo y regresar, no merece la pena, compensa más el coche eléctrico.
El sector energético también puede beneficiarse de la revolución del big data. ¿Cómo se están aprovechando estos avances en ENGIE Perú?
Para nosotros, al ser un gran grupo internacional, el reto digital más importante es evitar que cada empresa invente sus propias aplicaciones, porque eso no es eficiente, ya que todos hacemos lo mismo. Por ejemplo, tenemos un operador digital que permite a los equipos de mantenimiento de operaciones de las plantas de generación sacar todos los datos que necesitan de manera digital. Con eso no solo se elimina el papel, también permite guardar los datos más eficientemente, consultarlos y compartirlos, por ejemplo, con nuestros colegas en Oriente Medio que tienen exactamente las mismas plantas, para así aprender mucho más.
Es un gran elemento para el mantenimiento preventivo. Y, por otra parte, en Perú somos una empresa de 500 personas. No tenemos los mismos recursos que un grupo mundial. Si solo miras a tu empresa, no vas a llegar a desarrollar las soluciones potentes que necesitas.
Con el ODS número 11 se busca que las ciudades cada vez sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. ¿Cómo contribuyen en la construcción de ciudades más inteligentes y amigables con el medioambiente?
Nosotros hemos adaptado nuestra estrategia al inicio del año para centrarnos en cuatro pilares: energía renovable; energía térmica; redes, gasoductos y líneas de transmisión; y soluciones energéticas. Hemos dejado de lado, por ejemplo, movilidad eléctrica, cargadores, etcétera. En materia de ciudades inteligentes, hacemos la promoción de soluciones relacionadas con el suministro de energía verde, más que con el desarrollo de la propia tecnología. Para mí, lo más importante en movilidad eléctrica es de dónde viene la energía. Imagínate que estás produciendo con carbón o diésel; no tiene sentido tener un coche eléctrico porque vas a causar polución de todas maneras. Solamente sirve si la producción de tu energía es limpia.
Cuando hablamos de la transformación que están afrontando las empresas, nos referimos no solo a los cambios en su actividad, sino también en su cultura interna. ¿Cómo están afrontando este último aspecto?
El desafío más grande que tenemos en este lado es organizacional. La historia de nuestro grupo la conforman muchísimas fusiones y adquisiciones, y ENGIE las ha tratado siempre de forma gentil, dando autonomía: si hay un sistema de trabajo que funciona bien, se deja. Solo hay un sistema realmente único en el grupo, que es el reporting financiero, por razones evidentes. Por eso digo que el reto más significativo es organizacional: usar las mismas plataformas para organizar y explotar nuestros datos. Creamos hace un par de años ENGIE Digital, exactamente para esto, y con la nueva estrategia somos mucho más efectivos.
Dentro de la compañía, defienden la idea de fomentar una "cultura de innovación". ¿Cuáles han sido sus hitos más destacados en este ámbito?
Desde hace unos años hemos puesto la innovación en la agenda con iniciativas como la semana de la innovación, premios… y en Perú hemos empezado con iniciativas de open innovation. Al principio, invitando a otras empresas, universidades, a participar en un día de innovación y compartir sus ideas y su forma de innovar. Ahora, lo que hemos hecho es el Customer Innovation Lab, con el que preguntamos a nuestros clientes cuáles son los temas importantes o difíciles para ellos. Trabajamos conjuntamente para encontrar una solución y también para acercarnos más a ellos. En el pasado, suministrar energía era un negocio muy distante. Ahora no. Los mercados energéticos son cada vez más complejos, con más regulación, y ayudar a tu cliente a manejar de la mejor forma posible su consumo de energía puede tener muchísimo valor.
La evolución en las empresas también está vinculada con una nueva forma de entender el liderazgo. ¿Cómo se ha incorporado dentro de ENGIE esta nueva perspectiva?
Hace un par de años formamos lo que llamamos un Shadow Excom. Yo tengo un Comité Ejecutivo y hemos hecho un "espejo" de este, con un grupo de personas jóvenes, o más bien, recién reclutadas, que todavía no tienen mucha experiencia en la empresa. Lo que hacemos es que cada dos semanas tenemos el Comité Ejecutivo, y ellos reciben exactamente la misma información y las mismas presentaciones. Después, nos hacen comentarios sobre los temas importantes de la empresa o proponen decisiones diferentes a las que nosotros hemos tomado. Con esto se consiguen dos cosas: enriquecer las decisiones y empoderar a los colaboradores.