El menor precio de las renovables y la creciente fuerza del sector y los activistas están empezando a generar un impacto en la dirección de las leyes climáticas. Pero, para que la regulación sea efectiva, tres expertos reunidos en EmTech recomiendan cambiar los impuestos por ayudas a la transición
La caída del coste de las energías renovables, la creciente fuerza del sector de las energías limpias y la emergente influencia de activistas han empezado a cambiar la política climática en EE. UU., según participantes de la reciente conferencia anual EmTech de MIT Technology Review.
En su charla, el experto en clima y fundador del grupo activista ambiental 350.org, Bill McKibben, explicó que esas fuerzas han permitido al presidente estadounidense, Joe Biden, ponga el cambio climático en el centro de su campaña y han ayudado a generar impulso para las políticas de energía limpia y medidas de financiación dentro de los paquetes de ayudas para la infraestructura y reconciliación que se debatían en el Congreso de Estados Unidos.
Estas medidas darán forma a las primeras grandes leyes climáticas de la nación si se aprueban más o menos en su forma actual. En particular, incluyen el Programa de rendimiento de energía limpia, que anima a las empresas de servicios públicos a aumentar su participación en la electricidad de fuentes libres de carbono mediante pagos y sanciones.
Otros miembros del panel bajo titulado Limpiar el sector energético dieron consejos para la creación de ese programa. Entre ellos se encontraban la profesora asociada especializada en política energética y climática de la Universidad de California en Santa Bárbara (EE. UU.) Leah Stokes y el profesor asistente e investigador de sistemas energéticos de la Universidad de Princeton (EE. UU.) Jesse Jenkins.
"Un escritor, un politólogo y un modelador de energía participan en un panel del MIT...", Julian Brave Noisecat.
En su debate resaltaron que la legislación, diseñada para garantizar que en 2030 el 80 % de la electricidad del país provenga de fuentes limpias, resulta más efectiva y políticamente factible que otros enfoques, incluidos los impuestos al carbono que prefieren muchos economistas.
Stokes afirmó: "Cuando... le decimos a la gente: 'Vamos a encarecer el uso de un bien esencial, que sería la energía', resulta muy popular. Esa teoría del cambio político ha chocado con la realidad de la desigualdad de ingresos en este país. Un paradigma diferente sería decir: 'En vez de encarecer el uso de los combustibles fósiles, ayudemos a que usar la energía limpia sea más barato'".
Pero queda por ver si esas medidas sobre la energía limpia y las demás propuestas ambientales se aprobarán y de qué forma. Incluso algunos senadores demócratas en el Congreso estadounidense tan dividido han rechazado lo que describen como un gasto excesivo en los proyectos de ley.
El vicepresidente de Política y Estrategia de Data for Progress, Julian Brave Noisecat, quien moderó la charla, enfatizó que, a pesar de todo el progreso en cuestiones climáticas, los intereses de los combustibles fósiles y los servicios públicos bien financiados y políticamente influyentes siguen impidiendo los esfuerzos para revisar los sistemas de energía a la velocidad y escala requeridas. Y añadió: "Estos intereses están tremendamente arraigados a pesar de la importante oposición de las bases".
Si los legisladores descartan las medidas climáticas clave, eso retrasará el cambio a la energía limpia en EE. UU. y socavará el poder de negociación del zar del clima de Biden, John Kerry, en la conferencia climática de la ONU que tendrá lugar a principios del próximo mes, advirtió McKibben, y concluyó: "Eso seguramente también limitará la ambición de todos los demás".