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Drew Hays/Unsplash

Cambio Climático

Es hora de invertir en energía limpia y esta es la guía para hacerlo

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Presentamos una hoja de ruta para dirigir fondos hacia distintos proyectos de innovación tecnológica contra el cambio climático. Triplicar la financiación para esta misión no solo podría salvar al mundo sino convertir en líder al país que asuma este liderazgo

  • por Varun Sivaram | traducido por Ana Milutinovic
  • 21 Septiembre, 2020

En las últimas décadas, Estados Unidos ha lanzado con éxito varias iniciativas nacionales de innovación, que han dado como resultado nuevos fármacos capaces de salvar vidas, la revolución de los ordenadores e internet, y la llegada del hombre a la Luna. Ahora el Gobierno del país ha llevado a cabo una iniciativa similar: ha invertido miles de millones de euros en la campaña nacional de innovación para ayudar a las farmacéuticas a desarrollar vacunas y terapias contra el coronavirus (COVID-19).

Lo más llamativo de esta serie de esfuerzos es que ninguno ha estado destinado a contrarrestar la amenaza más grave de nuestros tiempos: el cambio climático. Aunque algunas tecnologías de energía limpia, como la energía eólica y solar, han alcanzado la competitividad de costes frente los combustibles fósiles, muchas otras necesitan avances urgentes si queremos lograr que las emisiones netas de carbono lleguen a cero, una difícil hazaña conocida como la "descarbonización profunda".

Ahora es el momento de que Estados Unidos lance una Misión Nacional de Innovación Energética para acelerar esas transiciones energéticas en todo el mundo y construir industrias competitivas capaces de generar empleos. Para lograrlo, nuestra hoja de ruta Energizing America propone que el Gobierno triplique la financiación de la investigación, el desarrollo y la demostración de las energías limpias (I+D+D) por sus siglas en inglés).

Aunque las políticas del cambio climático están sujetas a una opinión pública muy polarizada, existe un amplio acuerdo a ambos lados sobre la urgencia de darle un fuerte impulso a la innovación energética. El candidato presidencial demócrata de Estados Unidos, Joe Biden, ha prometido llevar a cabo "la mayor inversión jamás realizada en la investigación e innovación en las energías limpias" si es elegido presidente. Y aunque la administración del actual presidente, Donald Trump, ha pedido repetidamente recortar los fondos para la innovación energética, los legisladores republicanos lo han rechazado y los han aumentado en cada uno de los últimos cuatro años.

Esta oleada de apoyo ha abierto una ventana de oportunidad, algo que sucede muy pocas veces. La creación de una Misión Nacional de Innovación Energética representa una política climática bastante ambiciosa pero políticamente alcanzable.

Una cantidad modesta

Mejorar el rendimiento y reducir el coste de las tecnologías de energía limpia son las contribuciones más importantes que Estados Unidos podría llevar a cabo para fomentar la lucha mundial contra el cambio climático.

Las tecnologías actuales no están a la altura de la tarea de la descarbonización profunda. La Agencia Internacional de Energía advierte que, de las 46 tecnologías necesarias para abordar la crisis climática, solo seis están avanzando hacia el despliegue masivo para conseguir cero emisiones netas para 2070 y mantener el calentamiento global por debajo de 2 °C; las 40 restantes no bajarán de coste ni alcanzarán una escala comercial sin alguna innovación adicional.

Estas tecnologías son críticas para una transición global hacia la energía limpia e incluyen aquellas que nos ayudarán a capturar y almacenar las emisiones de carbono de la atmósfera y de las plantas de combustibles fósiles; a producir y utilizar combustibles limpios como el hidrógeno; a almacenar la energía solar y eólica intermitente por períodos prolongados; a gestionar los sistemas complejos como las redes eléctricas inteligentes; y más. Aproximadamente la mitad de las reducciones necesarias para alcanzar rápidamente cero emisiones netas globales deben provenir de tecnologías que aún no están disponibles comercialmente.

La financiación del Gobierno puede acelerar la comercialización apoyando la investigación de universidades, laboratorios federales y empresas privadas. La inversión privada actual en estas tecnologías es mínima. En 2019, los inversores de riesgo invirtieron solo 1.000 millones de dólares (850 millones de euros) en compañías de energía de EE. UU., en comparación con 20.000 millones de dólares (17.000 millones de euros) para acuerdos de biotecnología y 70.000 millones de dólares (59.500 millones de euros) para empresas de tecnología de la información. El Consejo de EE. UU. de Innovación en Energía, dirigido por Bill Gates y otros líderes de la industria, pide (pdf) triplicar urgentemente el presupuesto federal para I+D+D de energía, lo que a su vez provocaría niveles mucho más altos de inversión privada.

Según nuestro plan, el presupuesto federal anual para innovación en energía limpia alcanzaría los 25.000 millones de dólares (21.250 millones de euros) hasta el 2025. No se trata de una cantidad loca: es una fracción de los fondos que EE. UU. gasta en innovación en sanidad y defensa y un poco más del 1 % de los fondos del presupuesto federal discrecional. Esta modesta cantidad tendría un impacto enorme, tanto en el crecimiento de nuestra economía como en la reducción de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.

Nuestra hoja de ruta presenta recomendaciones detalladas para que el Congreso de EE. UU. financie 10 "pilares tecnológicos", cada uno de los cuales representa una necesidad crítica para la descarbonización. Nuestras sugerencias se centran en los pilares que actualmente no cuentan con los fondos suficientes y que podrían sustentar las industrias estadounidenses competitivas a nivel mundial.

Las tecnologías de captura de carbono son un buen ejemplo. Incluso si la energía solar y eólica continúan creciendo rápidamente, simplemente no pueden sustituir las grandes cantidades de combustibles fósiles que se utilizan para llevar a cabo procesos industriales y generar electricidad. Para reducir las emisiones de manera asequible, los países de todo el mundo, en particular las economías emergentes con una demanda de energía de rápido crecimiento, como la India, deberán actuar para que el uso de los combustibles fósiles sea más limpio además de expandir las energías renovables. Estados Unidos ya tiene más instalaciones de captura de carbono que ningún otro país del mundo y podría asumir el liderazgo del mercado global con un impulso de innovación por parte del Gobierno.

Las empresas estadounidenses ya están desarrollando algunas tecnologías avanzadas complementarias, incluidas las baterías de próxima generación, los vehículos eléctricos y los productos y servicios de redes inteligentes. La financiación del Gobierno podría expandir esas industrias. También puede impulsar la investigación en curso para abordar las fuentes de emisiones que a menudo se pasan por alto. Por ejemplo, la agricultura de precisión es capaz de reducir el uso de fertilizantes y, a su vez, evitar las emisiones de óxido nitroso, un gas de efecto invernadero.

Es tiempo de liderar

Los mercados mundiales de nuevas tecnologías de energía limpia valdrán billones de euros en las próximas décadas. Otros países, incluidos China, Alemania, Corea del Sur y Japón, han creado estrategias nacionales para capturar acciones de esos mercados en crecimiento y están invirtiendo bastante mayores fracciones de su PIB que Estados Unidos. Estados Unidos también debería invertir en su propia competitividad.

Poco después de empezar 2021, quien sea elegido presidente de EE. UU. debería anunciar la Misión Nacional de Innovación Energética y convocar un Grupo de Trabajo de la Casa Blanca para acelerar su implementación. Para ayudarle, nuestra hoja de ruta ofrece un conjunto detallado de recomendaciones de financiación para las agencias de todo el Gobierno federal, incluidos los Departamentos de Energía, Defensa y Agricultura, así como la Fundación Nacional de Ciencias, la NASA, etcétera.

Finalmente, Estados Unidos también debería reafirmar su liderazgo internacional en innovación energética. En 2015, la administración Obama-Biden elaboró el pacto Mission Innovation con otros 20 países para duplicar la financiación pública para I+D+D energética durante cinco años. Pero Estados Unidos abandonó rápidamente su compromiso, incluso cuando China duplicó su propia financiación. La próxima administración estadounidense debería volver a comprometerse con Mission Innovation y encabezar los esfuerzos internacionales para llevar nuevas tecnologías al mercado.

Al duplicar sus inversiones en innovación de energías limpias en el país y comprometiéndose de nuevo con sus promesas en el extranjero, Estados Unidos lograría acelerar el desarrollo de las tecnologías críticas para la descarbonización profunda. Ahora es el momento de lanzar una Misión Nacional de Innovación Energética para hacer frente a la crisis climática y liderar la transición hacia las energías limpias.

Varun Sivaram, investigador principal visitante del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia y antiguo director de tecnología de ReNew Power, la empresa de energía renovable más grande de la India. Colin Cunliff es analista sénior de políticas de la Information Technology and Innovation Foundation. Julio Friedmann, investigador principal del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia, y funcionario superior del Departamento de Energía de EE. UU. Junto con David Sandalow y David Hart, son coautores de 'Energizing America: A Roadmap to Launch a National Energy Innovation Mission'.

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