Para el consejero delegado de Enagás, Marcelino Oreja, una de las mayores palancas de cambio social reside en la capacidad de innovar de las empresas, apoyada por las nuevas demandas de los consumidores. El responsable explica su estrategia para mejorar no solo los productos, sino también sus propios procesos
Aunque Enagás tiene casi medio siglo de vida, el espíritu emprendedor está muy presente en su sede en Madrid (España). El edificio alberga una incubadora de start-ups donde los empleados dirigen los primeros pasos de sus propios proyectos innovadores. Su consejero delegado, Marcelino Oreja, explica: "Creamos compañías bajo el paraguas del intraemprendimiento para que tengan una agilidad que no tiene una compañía como la nuestra".
Para que este tipo de iniciativas tengan éxito, el responsable aconseja: "Hay que conseguir que esa área de emprendimiento esté muy aislada y disfrute de un alto grado de autonomía, y hay que convencer a los ejecutivos clásicos de que [el área] es necesaria".
Con esas normas, esta compañía de transporte de gas natural ha creado ya siete start-ups gracias a Enagás Emprende, el programa de innovación abierta e intraemprendimiento que creó en 2015. En su última edición, busca también atraer ideas que provengan del exterior de la compañía para impulsar los gases renovables, mejorar la eficiencia energética y promover la movilidad sostenible. Al fin y al cabo, la transición energética es uno de los principales desafíos a los que se enfrenta la empresa.
Una de las 10 Tecnologías Emergentes que MIT Technology Review ha seleccionado en 2020 es la identificación del papel del cambio climático en las situaciones climáticas extremas. En plena emergencia climática, ¿qué innovaciones está explorando Enagás para contribuir a un sistema energético más sostenible?
La sostenibilidad es muy importante para nosotros. Hemos reducido nuestra huella de carbono a la mitad en los últimos cuatro años y volveremos a reducirla a la mitad en los próximos tres. Hemos hecho un compromiso de neutralidad de carbono en 2050. Estamos trabajando muy activamente para que el gas sea un blended [mezcla] entre nuestro gas natural y el gas renovable.
Se trata de descarbonizar, no de electrificar. Lo más urgente es reducir la huella de carbono del gas natural mezclándolo con otros gases, y lo más eficiente y que se puede hacer ya es sustituir otros [combustibles] fósiles por gas natural que contamina menos. Ya sé que lo mejor sería eliminar directamente la huella de carbono al 100 %, pero eso no es posible a día de hoy.
¿Considera que el gas natural será un combustible de transición?
De una transición que va a ser muy larga. En algunos sectores industriales no hay alternativa al gas natural, ni creo que vaya a haberla en los próximos 20, 30 o 40 años. Si queremos eliminar la huella de carbono, tendremos que encontrar mecanismos para capturar CO2, todavía no hay otra forma (ver Captura de carbono: de ciencia marginal a bum del negocio).
¿Cómo están impulsando la generación de gases de origen renovable?
Tenemos un programa de I+D muy potente para invertir en tecnologías de generación y producción de hidrógeno y biogás. Por ejemplo, en generación de hidrógeno estamos invirtiendo en una nueva tecnología que se llama electrofotocatálisis. Como en todo proceso innovador, si acertamos y funciona, será disruptiva. Es cuestión de poner recursos, tiempo y foco.
Además, en línea con los transportistas europeos, estamos trabajando para que las infraestructuras gasistas estén plenamente operativas para el almacenamiento y el transporte de esos gases de origen renovable.
¿De qué forma cree que se desarrollarán nuevas fórmulas para frenar el cambio climático?
La única manera de encontrar soluciones consiste en incentivar su búsqueda. Tenemos que innovar en la lucha contra el cambio climático y lo resolveremos los que estamos en el mercado y los que tenemos recursos. La lucha contra el cambio climático necesita a las grandes empresas, solo ellas pueden afrontar esta emergencia.
Las corporaciones son las que tienen profesionales expertos, recursos, conocimiento, y por eso creo que somos las que podemos aportar más. Todos tenemos un papel: las administraciones, las organizaciones, cada persona en su día a día, pero las empresas son las que tienen las palancas reales para llevarlo a la práctica. ¿Cómo lo afrontamos? A través de la innovación. Creo que demonizar a las grandes corporaciones es un error. Aquí hablamos de sumar y de aportar.
¿Considera que el tejido empresarial está más concienciado sobre la importancia de la sostenibilidad?
Es verdad que la sensibilidad y la mentalidad han cambiado. La sostenibilidad es muy importante de cara a mis inversores y también para todos los grupos de interés. Hay que tener claro que las compañías tenemos que tener un propósito y creo que en esto se está avanzando mucho en los últimos años.
Hace falta también que el consumidor exija, porque no vale con que sea una cosa de los políticos y de las grandes corporaciones. La lucha contra el cambio climático es cosa de todos y cada uno de nosotros.
Además de las tecnologías específicas del sector energético, el big data y la inteligencia artificial (IA) están cambiando tanto la ciencia como la gestión empresarial. ¿Cómo están aplicando estas nuevas tecnologías en su organización?
Las consideramos una palanca perfecta para aumentar la sostenibilidad y eficiencia de nuestras infraestructuras. Impulsar la integración efectiva de las tecnologías de la información y las tecnologías operativas es fundamental para que los datos y las operaciones estén sincronizados con el fin de lograr resultados operativos excelentes y un mayor rendimiento futuro.
Para nosotros, también es clave la anticipación, tomar decisiones basadas en datos. No solo queremos ser reactivos, también anticiparnos con modelos predictivos y simulaciones, calculando eficiencias energéticas desde la construcción de los activos hasta su operación y mantenimiento.
¿Qué valor están aportando estas nuevas tecnologías a su negocio?
En el ámbito de operación y mantenimiento de nuestras infraestructuras, las tecnologías como el aprendizaje automático nos están permitiendo predecir fallos en nuestros equipos principales, optimizar nuestras gamas de mantenimiento y prolongar la vida de nuestros activos.
Por otra parte, ya hemos impulsado algunas start-ups que trabajan con inteligencia artificial o big data. Estas tecnologías nos permiten contar con sistemas más versátiles y eficientes. Por ejemplo, nuestra start-up interna SEA ha desarrollado una plataforma digital que ayuda a optimizar los procesos de medición y operación asociados al transporte de gas mediante IA.
Vivimos en el mundo del dato: los wearables y dispositivos de internet de las cosas (IoT) nos darán acceso a un conocimiento sin precedentes. Precisamente el IoT también puede ofrecer un alto nivel de información sobre el propio sistema energético. ¿Cómo está mejorando Enagás el transporte de gas natural gracias al IoT?
Ya trabajamos para incorporar este tipo de tecnologías para suministrar información fiable y segura a los usuarios de la red a través de la verificación de la integridad de los datos sobre las transacciones de energía entre los distintos actores del sistema gasista.
IoT nos permite tener una visión más certera de lo que sucede en nuestros procesos: posibilita capturar información de equipos situados en lugares remotos y de difícil acceso y agregarla según las necesidades de negocio. El análisis de toda esa información aumentará nuestra eficiencia energética y nos hará más predictivos.
¿Qué vías utiliza Enagás para promover la innovación?
Al margen de la innovación convencional, creamos dos direcciones que dependen de mí y trabajan para el largo plazo. Una es la Dirección de Transformación, que aglutina la digitalización, los sistemas y los gases renovables desde el punto de vista tecnológico.
La otra es Enagás Emprende, nuestra herramienta de innovación abierta y corporate venturing, para apoyar proyectos y personas con ideas, tanto internas como externas. La transición energética es uno de sus objetivos principales. Las dos [direcciones] trabajan en un cambio cultural para la totalidad de los empleados.
¿Cuáles son los principales resultados de este programa?
Gracias a las ideas de nuestros empleados, a los que convertimos en socios, hemos creado conjuntamente siete nuevas start-ups que funcionan de forma independiente a la matriz. Hemos invertido 15 millones de euros, hemos creado 300 empleos y ese conjunto de empresas facturará este año entre 10 millones de euros y 12 millones de euros. Lo hacemos fuera del negocio convencional, con un consejo independiente y con una dotación presupuestaria anual.
[Estas start-ups] no solo nos están ayudando a lanzar nuevos modelos de negocio y ofrecer nuevos servicios, sino [también a] anticiparnos en un mercado con nuevos participantes con las herramientas de los emprendedores.
El segundo paso es identificar compañías en las que invertir que aporten soluciones y tecnología que puedan tener futuro para nosotros. Estamos invirtiendo en empresas que generan biogás de forma distinta, que comprimen gas, etcétera.
¿Por qué conceden a sus empleados un rol tan relevante en el proceso de innovación?
En Enagás tenemos claro que no gestionamos un negocio, sino que gestionamos personas que lideran nuestros negocios. Por eso, consideramos al talento interno como pieza fundamental de nuestra estrategia de diversificación. No solo les facilitamos el desarrollo profesional y les proporcionamos la mejor formación en herramientas digitales, les permitimos convertirse en auténticos intraemprendedores.
Además de la adaptación de los profesionales al nuevo escenario, ¿qué nuevas capacidades necesitan los CEO para abordar los cambios?
Una capacidad fundamental es no pensar cómo cierra la bolsa hoy, sino tener claro que el largo plazo se construye con lo que pongamos en marcha ahora. La innovación va de arriba abajo y es crítica para la compañía en el largo plazo. El problema es que eso no es fácil verlo en el corto y a los ejecutivos es habitual que se nos mida por el cierre anual. Por eso es importante tener objetivos en el largo plazo, porque si no, se cae en el aquí y ahora, y con esa filosofía es fácil robar dinero al futuro.
Los nuevos CEO debemos ser excelentes no solo en ejecutar nuestro modelo de negocio actual, como hemos hecho siempre y como nos piden nuestros accionistas, sino también en buscar nuevos modelos de negocio que nos permitan seguir siendo líderes. Por eso, debemos dotarnos de capacidades diferenciales, como visión estratégica, agilidad y capacidad de adaptación. Además, dedico entre el 20 % y el 30 % de mi tiempo a la innovación, a pensar modelos de negocio y tecnologías novedosas.
Incorporar nuevas formas de promover la innovación requiere un cambio organizacional y cultural profundo. ¿Cómo se transmitió esta necesidad al consejo de administración?
Como dice el gurú del management español Xavier Marcet, en la innovación hay riesgos, pero el mayor riesgo es no innovar. Nosotros somos conscientes de que tenemos una compañía muy bien preparada para ejecutar nuestro modelo de negocio, pero también sabemos que debemos evolucionar y transformarnos para seguir teniendo éxito en el siglo XXI.
Llevamos años preparándonos para estos momentos de cambio, analizando y validando todos los pasos que hemos dado con nuestro Consejo de Administración. Como se suele decir, hemos innovado en verano. Eso ha facilitado transmitir a nuestro consejo que, cuando en Enagás hablamos de innovación, hablamos de uno de nuestros valores fundamentales.
¿Qué consejos daría a sus homólogos?
Antes de directivo fui empresario, por lo que tengo muy claro que no hay nada más difícil, pero a la vez más fascinante y desafiante, que tener tu propia empresa. Por eso, en la medida de lo posible, mis pares deben apoyar el espíritu emprendedor que todos tenemos en nuestras empresas. Nada va a fomentar más la innovación y las nuevas ideas que el talento interno incentivado y motivado.
Otro consejo es que la apuesta por la innovación requiere paciencia. Necesita tiempo, pero no hay otra alternativa: en el futuro solo sobrevivirán las compañías que sepan adaptarse a los nuevos retos y necesidades de los clientes a través de la innovación.