BP se suma a la lista de empresas de petróleo y gas que anuncian medidas a largo plazo para reducir sus emisiones y volverse neutras en carbono. Pero, ¿de verdad se puede tener petróleo y gas libre de CO2? El único plan relativamente realista y suficientemente ambicioso parece el de la española Repsol
Cada vez más compañías de petróleo y gas anuncian grandes planes para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, forzadas por las crecientes presiones de inversores, gobiernos y una sociedad cada vez preocupada por el cambio climático, o simplemente por los riesgos económicos a los que se enfrenta el sector.
Recientemente, ha sido BP la que ha anunciado su "ambición" de suprimir las emisiones de sus operaciones y también del petróleo y del gas que extrae directamente de aquí a 2050. Si lo logra, su reducción sumaría más de 400 millones de toneladas métricas de emisiones anuales del dióxido de carbono. En un comunicado, el recién nombrado CEO Bernard Looney afirma: "Nos referimos directamente a todo el carbono que sacamos de la tierra".
La compañía asegura que proporcionará más detalles sobre el plan en septiembre, pero durante la rueda de prensa Looney explicó que el plan supone la reducción gradual de la producción de los combustibles fósiles de BP.
Para alcanzar estos objetivos, la compañía también tendrá que hacer una transición importante hacia las fuentes de energía limpia, y probablemente plantar más árboles u otros métodos para absorber el dióxido de carbono del aire. Así que los usuarios de los productos de petróleo y gas que BP mantenga en 2050 tendrían que instalar sistemas para capturar las emisiones de sus plantas, fábricas o vehículos. Actualmente, las fuentes renovables como la energía eólica, la solar y los biocombustibles solo representan una pequeña fracción de las operaciones e inversiones de la compañía.
Pero en el plan existe una brecha sobre las emisiones. BP solo se esforzará por reducir a la mitad la "intensidad de carbono" del petróleo o gas que otras compañías producen, y que ella compra, procesa y revende. (La intensidad de carbono se refiere al nivel de emisiones por unidad de energía).
En estos momentos, como señala Bloomberg, entre las principales empresas de petróleo y gas, la única cuyos objetivos de emisiones parecen ser más ambiciosos que los de BP es Repsol. El pasado diciembre, la compañía española anunció sus planes para lograr una descarbonización completa en 2050, incluidas las emisiones que sus clientes generan cuando usan sus productos. A modo de comparación, Royal Dutch Shell ha afirmado que reduciría la intensidad de las emisiones de sus productos en un 20 % para 2035 y alrededor del 50 % para 2050. La francesa Total anunció sus planes para reducir las emisiones de sus operaciones y uso de energía en al menos seis millones de toneladas métricas de dióxido de carbono para 2025.
El plan de BP también incluye aumentar las inversiones fuera del petróleo y del gas; creando nuevos departamentos comerciales centrados en, por ejemplo, innovación y energía baja en carbono; e instalar monitores en sus instalaciones para detectar fugas de metano, el gas de efecto invernadero especialmente potente. (BP es uno de los mayores productores mundiales de gas natural, que se compone principalmente de metano).
Aunque su intención no parece mala, el sector energético tendrá que reducir sus emisiones mucho más rápido para evitar los niveles peligrosos de cambio climático. Un análisis realizado por Carbon Tracker en pasado noviembre descubrió que los principales productores de petróleo y gas deberían recortar su producción colectiva en un 35 % para 2040, y algunos hasta en un 85 %, para lograr el objetivo principal del Acuerdo Climático de París (Francia): evitar que las temperaturas globales superen los desastrosos 2 ˚C de calentamiento sobre niveles preindustriales. Pero en lugar de eso, el sector sigue invirtiendo cientos de miles de millones de euros en proyectos para explotar nuevas reservas de combustibles fósiles.