Desde 2010 no hemos conseguido que la proporción de energía renovable aumente sustancialmente frente al resto de fuentes contaminantes ni que los vehículos eléctricos hayan transformado el mercado del transporte. Si queremos un futuro limpio, en la siguiente década deberemos pisar el acelerador
La mayoría de los indicadores más importantes reflejan que la energía limpia está teniendo una década estelar. En los últimos casi 10 años, el coste de convertir la luz solar y el viento en energía en los grandes parques eólicos y solares se ha reducido un 70 % y casi un 90 %, respectivamente. Mientras tanto, las centrales de energía renovable en todo el mundo están produciendo cuatro veces más electricidad que hace 10 años.
Del mismo modo, mientras que los vehículos eléctricos apenas existían al inicio de la década de 2010, el año pasado, las ventas de vehículos eléctricos estuvieron cerca de las 1,8 millones de unidades. Este espectacular crecimiento se debe al aumento de la escala de producción, a la disminución de los precios de compra y al aumento de modelos disponibles para en el mercado.
Pero el rápido crecimiento en estos pequeños sectores aún no ha logrado ofrecer los importantes cambios que el sistema energético global necesita. Tampoco han conseguido reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Hasta ahora, las tecnologías más limpias se han limitado a satisfacer la creciente demanda de energía, pero han contribuido a reducir en profundidad la existente infraestructura de combustibles fósiles, como lo muestran los siguientes gráficos.
Eso es un problema. Reducir las emisiones lo suficientemente rápido como para combatir las crecientes amenazas del cambio climático requerirá una revisión completa de nuestras centrales eléctricas, fábricas y flotas de vehículos. Y solo tenemos un par de décadas para hacer todo eso.
(Ver otro artículo sobre este tema que destaca el aumento continuo de gases de efecto invernadero y los crecientes peligros del cambio climático durante la década de 2010).
Energías renovables
La generación mundial de electricidad a partir de fuentes renovables, principalmente eólica y solar, se disparó de los aproximadamente 550 teravatios-hora en 2008 a casi 2.500 teravatios-hora en 2018, según la Revisión Estadística de Energía Mundial de BP en 2019 (BP Statistical Review of World Energy).
Ese crecimiento en el contexto del sector eléctrico total es el que se muestra en el gráfico. Las energías renovables son la fina parte verde en la zona superior que, aunque no deja de crecer, sigue eclipsada por las demás fuentes.
Uno de los problemas consiste en que la generación total de electricidad está aumentando a medida que la población crece, las economías se expanden y suben las demandas de energía. En todo el mundo se construyen muchos parques solares y eólicos para satisfacer esas necesidades. Pero los países también siguen construyendo nuevas centrales eléctricas de carbón y gas natural.
Además, hay otro problema. A medida que las energías renovables se expanden por el sistema eléctrico, la proporción de otras fuentes libres de carbono se mantiene relativamente plana (en el caso de la energía hidroeléctrica) o disminuye (en el caso de la energía nuclear). Eso significa que el aporte de fuentes libres de carbono a la producción energética total ha aumentado muy poco en la última década, pasando del 32 % a un poco más del 35 %.
Vehículos eléctricos
Las mismas tendencias generales aparecen cuando se analizan los vehículos eléctricos, a excepción de que este tipo de medio de transporte representa un subconjunto aún más pequeño en el mercado global. Las ventas están en auge en los principales mercados del mundo, sobre todo si se tiene en cuenta que, a principios de 2010, su presencia en la economía era prácticamente nula.
Pero esta explosión en ventas apenas tiene impacto en las cifras totales de coches en todo el mundo, que superaron los 80 millones el año pasado, como lo resaltan estos datos de BloombergNEF:
La mayoría de los expertos en la industria automotriz creen que los vehículos eléctricos no despegarán hasta que los coches y camiones a batería se vuelvan tan baratos como sus homólogos a gasolina. Pero existe un amplio desacuerdo sobre la fecha en la que el precio de las baterías (que representa aproximadamente un tercio del coste de dichos vehículos) será lo suficientemente bajo para igualar el precio total del aparato.
Incluso entonces, podrían pasar fácilmente un par de décadas antes de que todos los vehículos en las carreteras sean sustituidos por modelos eléctricos. Y por supuesto, los coches y camiones solo representan una parte de todo lo que hay que cambiar en el sistema de transporte.
Futuro crecimiento
Para finales de siglo, es posible que el tamaño del sistema eléctrico mundial deba multiplicarse por cinco para cumplir con el crecimiento demográfico previsto, con el aumento del nivel de vida y con la "electrificación" de las partes más amplias de la economía. Eso incluye el creciente uso de la electricidad por parte de coches, estufas y calefacción de edificios. Y, por supuesto, todo deberá ser libre de carbono.
Construir dicho sistema lo suficientemente rápido como para limitar el calentamiento global a 2 ˚C sobre niveles preindustriales requeriría que nuestra tasa anual de adiciones de energía limpia se quintuplique para 2040, según un análisis reciente realizado por el Breakthrough Institute.
Así es como sería esa curva de crecimiento:
Si mantenemos nuestra tasa media de adiciones de capacidad de energía limpia de los últimos cinco años, necesitaremos unos 360 años para construir un sistema de ese tamaño, según el investigador del Instituto Breakthrough Seaver Wang. Si lo hiciéramos al ritmo más rápido de los últimos cinco años, todavía necesitaríamos casi 260 años.