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Cambio Climático

Consecuencias de haber perdido otra década contra el cambio climático

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A pesar de las advertencias científicas y de los eventos extremos cada vez más frecuentes, en los últimos 10 años no hemos hecho un esfuerzo real para reducir las emisiones. De hecho, hemos emitido aún más, lo que requerirá un esfuerzo sin precedentes para evitar aumentos de temperatura catastróficos

  • por James Temple | traducido por Ana Milutinovic
  • 09 Enero, 2020

Hemos perdido otra década en la lucha contra el cambio climático.

A pesar de que los gases de efecto invernadero en la atmósfera están acercándose a niveles que podrían provocar un calentamiento catastrófico, las cantidades que emitimos son cada vez mayores. Es casi seguro que nuestro fracaso colectivo en el intento de reducirlas en los últimos 10 años va a acabar con el sueño de detener la subida de las temperaturas en 1,5 °C. De hecho, cada vez parece más difícil que logremos cambios a la velocidad y la escala suficientes para que el aumento no supere los 2 °C sobre niveles preindustriales.

Entre los muchos peligros que crecen drásticamente, ese medio grado de diferencia podría acabar con los arrecifes de coral de todo el mundo y exponer regularmente a casi el 40 % de la población mundial a alarmantes olas de calor.

Hay que reconocer que la humanidad ha mostrado tímidos signos de progreso. Los vehículos eléctricos y los recursos renovables por fin están despegando, y casi 200 países se comprometieron en 2016 a reducir sus emisiones en virtud del histórico Acuerdo climático de París (Francia).  

Pero algunos países ya van tarde con sus promesas, y Estados Unidos planea retirarse del Acuerdo por completo, en un momento en el que se requieren recortes mucho más profundos. Y a pesar de todo el impulso de las tecnologías de energía limpia, de momento, las renovables no han contribuido demasiado para eliminar centrales eléctricas, coches, fábricas y edificios que contaminan la atmósfera con más emisiones cada año.

Los gráficos que presentamos a continuación revelan cuánto terreno hemos perdido por el cambio climático durante los últimos 10 años.

El CO2 sigue aumentando

El cálculo que realmente importa en el cambio climático es el que refleja el aumento continuo de las emisiones globales.

Durante un tiempo, se generó una breve esperanza de que la contaminación por gases de efecto invernadero por fin se hubiera estancado. El dióxido de carbono de los combustibles fósiles, que representa aproximadamente el 90 % de las emisiones totales de las actividades humanas, se mantuvo en línea relativamente plana entre 2013 y 2016.

La mejora de la eficiencia energética, el aumento del uso de las energías renovables y el cambio del carbón al gas natural probablemente provocaron gran parte de esa situación, especialmente en economías ricas como Estados Unidos y la Unión Europea. Pero en los años posteriores, las emisiones empezaron a subir de nuevo, impulsadas en gran medida por el crecimiento económico y las crecientes demandas de energía de los países emergentes, liderados por China e India.

Las emisiones de los combustibles fósiles en 2019 subieron un estimado de 0,6 %, lo que supone una cifra récord de 37.000 millones de toneladas métricas, una cifra que refleja tres años consecutivos de aumento, según el informe de Global Carbon Project publicado a principios de diciembre.

Esta tendencia, junto a las emisiones adicionales por los cambios en el uso del suelo y por otras actividades humanas, se ha sumado al constante aumento de las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera durante la década de 2010.

Llegar al nivel máximo

Resulta importante saber cuándo alcanzaremos el máximo nivel de emisiones. Cuanto más tiempo tardemos en llegar al pico, más contaminación tendremos que eliminar en los siguiente años si queremos evitar los umbrales peligrosos del calentamiento, como demuestran los gráficos a continuación. 

Si queremos tener alguna esperanza de limitar el calentamiento a 2 ˚C, tendremos que acelerar radicalmente la reducción de emisiones.

Además de los agresivos recortes de las emisiones, la mayoría de los modelos predictivos señalan que también tendremos que usar árboles, plantas y otros métodos para eliminar y almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera para quedarnos por debajo de este objetivo de temperatura. Pero conseguir estas llamadas "emisiones negativas" a una escala suficientemente grande será increíblemente caro y competirá directamente con otros usos cruciales del suelo, especialmente la agricultura, una actividad estratégica para alimentar a la creciente población mundial.

Los impactos ambientales

Las décadas de aumento de las emisiones siguieron provocando lo que los científicos llevan décadas advirtiendo que harían: calentar el planeta.

A principios de diciembre, la Organización Meteorológica Mundial anunció que era probable que 2019 se convierta en el segundo o el tercer año más cálido jamás registrado, cerrando una "década de excepcional calor global". Las temperaturas medias de los anteriores períodos de cinco y 10 años seguramente también son las más altas registradas.

Este gráfico, creado con datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU., destaca claramente el incremento de las temperaturas globales de la tierra por encima de la media del siglo XX. Y muestra un aumento especialmente pronunciado en los últimos 10 años.

Las temperaturas de los océanos también subieron y el agua más cálida se expande más. Ese fenómeno, junto a la aceleración en la pérdida de las capas de hielo y los glaciares, ha elevado aún más el nivel del mar, como señala este gráfico de datos satelitales de la NASA.

De hecho, la década de 2010 marca los impactos del cambio climático de forma inconfundible, al menos para cualquier observador objetivo. A medida que subieron las temperaturas, el hielo del Ártico se derritió mucho más rápido de lo que los modelos habían previsto. Los arrecifes de coral de todo el mundo sufrieron un blanqueo generalizado y devastador. Y regiones de todo el mundo lidiaron con algunas de las sequías, huracanes, olas de calor e incendios forestales más costosos, más mortales y más extremos de la historia registrada.

Dado que el dióxido de carbono tarda años en alcanzar su efecto de calentamiento total, y que aún tenemos que empezar a reducir las emisiones, queda claro que en la década que viene nos esperan peligros todavía más graves.

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