Así lo afirma un nuevo estudio del MIT, que alerta de que la constante reducción de costes de las baterías se va a detener próximamente debido a la imposibilidad de reducir más el precio de sus materiales. Sin embargo, algunos expertos critican que su informe no tiene en cuenta otras mejoras que se avecinan
No esperen que los coches y camiones eléctricos se vuelvan tan baratos como sus rivales de gasolina en un futuro próximo. Un nuevo informe de la Iniciativa de Energía del MIT (EE. UU.) advierte de que los vehículos eléctricos (VE) nunca alcanzarán el mismo precio de venta al público mientras dependan de baterías de iones de litio, la tecnología de almacenamiento de energía que alimenta la mayoría de los actuales productos electrónicos de consumo. De hecho, es probable que haga falta otra década para cerrar la brecha de costes de vida útil entre distintas categorías de vehículos, algo que hay que tener en cuenta en cuanto los gastos de combustible y mantenimiento de los coches y camiones estándar.
Estos hallazgos contradicen bastante los de otros grupos de investigación, que previamente han concluido que en los próximos cinco años los vehículos eléctricos podrían alcanzar la paridad de precios con los usan gasolina. La persistente diferencia de precios pronosticada por el informe del MIT podría obstaculizar la transición a vehículos de bajas emisiones, lo que requeriría que los gobiernos extiendan los subsidios o promulguen leyes más estrictas para lograr la misma adopción de vehículos eléctricos y bajar la contaminación climática.
El transporte es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en EE. UU. y la cuarta a nivel mundial, por lo que, sin cambios importantes hacia los vehículos y sistemas de transporte público más limpios, resultará imposible lograr las reducciones necesarias para evitar los niveles más peligrosos de calentamiento global.
El problema consiste en que la constante disminución del coste de las baterías de iones de litio, que alimentan los vehículos eléctricos y representan aproximadamente un tercio de su coste total, es probable que detenga en los próximos años dado que su coste total se está acercando cada vez más a los límites del coste de las materias primas. "Si algunas de estas otras proyecciones se cumplen, el coste de las baterías acabará siendo básicamente menor que los ingredientes necesarios para hacerlas. Pero eso sería un error", afirma el director ejecutivo del grupo Movilidad del Futuro del MIT, Randall Field.
Los números
Se estima que los paquetes actuales de baterías de iones de litio cuestan entre 158 euros y 270 euros por kilovatio-hora (kWh). Un típico coche eléctrico de rango medio tiene una batería de 60/kWh.
Varios investigadores académicos y comerciales han previsto que el coste de este tipo de baterías podría llegar a 90 euros/kWh para 2025 o antes. Para muchos, esta cifra representa el "número mágico", la cifra bajo la cual los vehículos eléctricos y los vehículos a gasolina alcanzarían la paridad de precios al por menor sin subsidios. Y seguiría bajando más desde allí.
Pero para alcanzar el umbral de 90 euros para 2030 será necesario que los costes de los materiales implicados se mantengan estables durante la próxima década, un período en el que se espera que la demanda global de baterías de iones de litio aumente bruscamente, según el MIT. El grupo de investigación prevé que los costes probablemente solo caerán hasta los 111 euros por kilovatio-hora para entonces. En ese punto, el "coste total de propiedad" de cualquier vehículo sería aproximadamente el mismo, dados los costes adicionales de combustible y mantenimiento de los coches a gasolina. (El punto exacto en el que se cruzarían estas líneas de coste depende en gran medida de los precios locales de combustible y del tipo de vehículo, entre otros factores).
Pero el precio de venta al público de un coche eléctrico con un alcance de 322 km aún sería miles de euros mayor que el de un vehículo de gasolina de características parecidas. Aunque cerrar la brecha del coste total de propiedad sería un gran paso para los vehículos eléctricos, el consumidor medio es muy sensible al precio de compra.
Es probable que los costes sigan mejorando ya que, entre otras cosas, el cobalto necesario (un elemento bastante caro) se está reduciendo, y también se están logrando mejoras de fabricación a medida que aumentan los volúmenes de producción. Pero la minería de metales es un proceso maduro, por lo que es probable que la reducción de costes se detenga a partir de 2025, ya que el precio de los materiales representa una porción cada vez mayor de su coste total, según el informe.
Es probable que la bajada más sustancial de costes más allá de 2030 requiera dejar de lado la dominante química de iones de litio para pasar a tecnologías completamente diferentes, como baterías de litio-metal, de estado sólido y de litio-azufre. Todas ellas están en etapas de desarrollo muy tempranas, por lo que no hay garantías de que alguna de llegas pueda desplazar el ion de litio para 2030, opina Field.
El director ejecutivo del fabricante de materiales anódicos Sila Nanotechnologies, Gene Berdichevsky, está de acuerdo en que, con la tecnología actual, a la industria le costará mucho llegar al punto de los 90 euros/kWh. Pero también cree que el estudio no tiene en cuenta algunas de las mejoras que veremos a más corto plazo en las baterías de iones de litio y que no requieren cambios fundamentales en la tecnologías. Para 2030, según Berdichevsky, los paquetes de baterías podrán almacenar mucha más energía y ofrecer un alcance de carretera mucho mayor, algo que puede reducir los costes, mejorar el rendimiento y, además, aumentar el atractivo relativo a los vehículos eléctricos.
Conducir hacia el futuro
La buena noticia es que cada vez más fabricantes de todo el mundo se están dedicando a los vehículos eléctricos, creando diferentes modelos a distintos precios. El pasado domingo, Ford presentó un SUV eléctrico que llegará a las salas de exhibición el próximo año, denominado Mustang Mach E. Audi, Jaguar, Mercedes-Benz y Tesla también han presentado SUV a batería para satisfacer los gustos de los consumidores para vehículos más grandes.
Pero el estudio del MIT señala que lograr reducciones sustanciales en las emisiones del transporte requerirá una revisión paralela de los sistemas eléctricos que se utilizan para cargar los vehículos eléctricos. En EE. UU., las emisiones de carbono por cada kilómetro de un vehículo eléctrico con batería son, de media, solo un 45 % menores que las de un vehículo a gasolina de tamaño parecido. Esto se debe a que los combustibles fósiles aún generan la mayor parte de la electricidad en la mayoría de los mercados, y el proceso de fabricación de vehículos eléctricos también genera muchas emisiones, principalmente relacionadas con la producción de baterías.
En algunas regiones de Estados Unidos, especialmente en los estados del carbón, los vehículos eléctricos podrían generar casi el mismo nivel de emisiones que los vehículos tradicionales durante sus vidas útiles. En partes de la India y China con sistemas eléctricos especialmente contaminantes, los vehículos eléctricos incluso pueden generar más emisiones que los vehículos a gasolina, explica el científico investigador que trabajó en el estudio Emre Gencer.
Si los vehículos eléctricos no pueden competir por su precio en el mercado, la administración pública deberá asumir un papel más importante para impulsar la adopción de vehículos eléctricos y reducir las emisiones de transporte.
En cualquier caso, el estudio del MIT prevé que la proporción de vehículos eléctricos e híbridos enchufables aumentará, llegando al 33 % de la flota mundial de vehículos en 2050 a medida que los precios disminuyan lentamente, incluso sin políticas climáticas adicionales. Pero un conjunto sólido de regulaciones adicionales, incluido un impuesto global al carbono suficientemente alto para evitar el calentamiento de 2 ° C, elevaría esa cifra al 50 % a mediados de siglo. Eso sumaría cientos de millones de vehículos adicionales de bajas emisiones a las carreteras y evitaría que 1.500 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono lleguen a la atmósfera.