Aunque ni el nivel de emisiones ni el consumo energético asociado a esta cadena de bloques está 100 % claro, lo que sí sabemos es que es excesivo, y que lo último que el planeta necesita ahora son nuevas formas de soltar gases de efecto invernadero
Minar bitcoins es un proceso muy derrochador. Para que los mineros puedan acumular más criptomonedas, el potente hardware informático debe resolver rompecabezas cada vez más difíciles e inútiles. Cuanto mayor sea la potencia informática, mayores serán las posibilidades de ganar dinero. Pero, ¿cuánta electricidad está desperdiciando la industria y cuál es su impacto ambiental?
Según el último estudio sobre el tema, la minería de Bitcoin representa aproximadamente el 0,2 % del consumo mundial de electricidad, y produce tanto dióxido de carbono como Kansas City (EE. UU.). El análisis, publicado en la revista Joule, pretende ofrecer una estimación más precisa de la huella de carbono de Bitcoin que los estudios anteriores. Para lograrlo, ha utilizado datos de las presentaciones de la oferta pública inicial (OPI) de las principales compañías que producen hardware para extraer la moneda.
Este cálculo está muy por debajo del que se publicó el año pasado en la misma revista. Aquella investigación, realizada por el economista fundador de Digiconomist, Alex de Vries, llegó a la conclusión de que las operaciones mineras podrían consumir entre el 0,5 % de la electricidad mundial para finales de 2018, aunque la estimación máxima estaba en torno al 5 %.
Estragos de la minería de bitcoin
Este nuevo estudio realizado por los investigadores del MIT (EE. UU.) y la Universidad Técnica de Múnich (Alemania) sugiere que la minería de Bitcoin consumió 45,8 teravatios-hora de electricidad anual desde noviembre de 2018. Eso, a su vez, produjo unas emisiones anuales estimadas de entre 22 megatones y 23 megatones de dióxido de carbono. Esta cifra es comparable a las emisiones de Jordania y Sri Lanka en términos de contaminación por gases de efecto invernadero. Si se incluyen otras criptomonedas, el consumo de energía sería más del doble del que solo genera Bitcoin.
Al usar los datos divulgados de los archivos de IPO de las compañías de hardware de Bitcoin, Bitmain, Canaan y Ebang, los investigadores pudieron determinar los tipos y la participación de mercado del hardware que utilizan los mineros. En función de las estimaciones de eficiencia energética del fabricante, y teniendo en cuenta los requisitos del enfriamiento, los transformadores y otras partes de la operación minera, los investigadores fueron capaces de estimar el consumo de energía total de la red Bitcoin.
El equipo también utilizó las direcciones IP de los dispositivos para determinar la ubicación geográfica de las operaciones mineras, a partir de las cuales podrían calcular las emisiones considerando la combinación de fuentes de electricidad en esas regiones. Con todo junto, los investigadores calcularon aproximadamente la huella de carbono en general.
Problemas con la criptomoneda
Pero no todo el mundo está seguro de que este estudio ofrezca la evaluación definitiva de Bitcoin. El investigador especializado en los efectos de la tecnología de la información en el uso de la energía y las emisiones Jonathan Koomey aseguró en un correo electrónico que había varias razones para considerar las últimas estimaciones con cautela.
Primero, la volatilidad del mercado de la criptomoneda significa que el impacto en noviembre de 2018 no necesariamente refleja el impacto actual, ya que la minería aumenta y disminuye con los precios.
Además, Koomey señaló en un artículo publicado a principios de este año que las estimaciones de eficiencia energética de los fabricantes no son necesariamente confiables. La cantidad variable de servidores instalados, la complejidad de las operaciones de minería, el cambio de cargas computacionales y otros factores complican la capacidad de estimar con precisión el uso total de electricidad en cualquier momento.
Pero, aunque no sepamos seguro cuál es el nivel exacto de las emisiones relacionadas con Bitcoin, hay algo que sí sabemos: son demasiado altas. Hay algunas alternativas propuestas para el proceso actual de minado de alto consumo energético, pero ninguna de ellas está lista para su uso todavía.
Sin duda, 23 megatones de dióxido de carbono es una parte relativamente pequeña frente a los aproximadamente 30.000 megatones de emisiones anuales relacionadas con la energía en todo el mundo, y una porción aún más pequeña de las emisiones totales generadas en toda la economía. Pero lo último que el mundo necesita ahora es inventar nuevas formas de generar dióxido de carbono adicional en un momento en el que deberíamos reducir las emisiones lo más rápido posible para abordar el cambio climático.