Al introducir letras de ADN bacteriano con una nueva ruta metabólica, estas plantas de tabaco tienen más energía para dedicar a su crecimiento, lo que aumenta su tamaño final. Si este resultado puede aplicarse a variedades alimenticias como la patata y la soja podría aumentarse el suministro mundial
Un equipo de ingenieros genéticos de la Universidad de Illinois (EE.UU.) ha creado unas plantas de tabaco que crecen hasta un 40 % más de lo normal. Si este avance pudiera replicarse en plantas como la soja y la patata, el suministro mundial de alimentos podría aumentar. Pero estas nuevas plantas tardarán bastante en llegar al campo.
Un equipo de la Universidad de Illinois y del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) detallan que, para lograrlo, implantaron en la planta una especie de "baipás fotorrespiratorio". Bajo este término se esconden unos cambios genéticos que permiten a las plantas convertir la luz solar en energía de manera más eficiente. Las plantas modificadas genéticamente son más altas que las normales y pesan más.
La científica de plantas de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE.UU.) Heike Sederoff, que ha realizado estudios de laboratorio similares, describe este nuevo avance, publicado en la revista Science, como la primera vez que se observa un aumento tan grande en un ensayo de campo de este tipo. Para la experta, el logro "confirma la posibilidad de obtener beneficios agrícolas reales".
Varios grupos en todo el mundo están intentando mejorar la fotosíntesis. Para conseguirlo, los científicos de Illinois están utilizando los más de 70 millones de euros que han recibido de la Fundación Bill y Melinda Gates y otros patrocinadores que esperan que la ingeniería genética pueda dar un salto en la productividad de los cultivos.
En 2016, el equipo demostró que era capaz de hacer que las plantas de tabaco crecieran un 20 % más al ayudarles a responder más rápidamente a los cambios de luz y sombra. En esta ocasión, los investigadores han creado unas variedades que emplean menos energía durante la fotorrespiración, un proceso que las plantas necesitan para eliminar una toxina llamada glicolato, creada durante la fotosíntesis.
Para ello, el bioquímico del USDA Paul South, involucrado en la investigación, agregó aproximadamente 16.000 letras de instrucciones genéticas de un nuevo ADN a las plantas de tabaco. Esos cambios genéticos incluían una nueva vía para eliminar el glicolato de forma más eficiente, propia de las bacterias. South reconoce: "Fui escéptico durante todo el tiempo, pero realmente se puede ver la diferencia".
Los investigadores realizan sus experimentos con tabaco porque crece rápidamente y es fácil de modificar genéticamente. South señala que ahora el equipo está introduciendo cambios genéticos similares en patatas, soja y frijoles. Pero, se podría tardar 20 años en demostrar que las modificaciones realmente producen más alimentos y para que los reguladores aprueben los nuevos cultivos. "Creo que este tipo de plantas llegará al mercado algún día, pero es un camino muy largo", concluye Sederoff.