California quiere conseguir que la totalidad de su electricidad proceda de fuentes libres de carbono. Sin embargo, limitarse exclusivamente a la energía solar y la eólica podría disparar los costes y dificultar la descarbonización. Otras fuentes como la energía nuclear y las estaciones geotérmicas se erigen como opciones complementarias
Los legisladores de California aprobaron la semana pasada una histórica ley de energía y la enviaron directa al despacho del gobernador. Esta establece que, antes de que acabe 2045, el 100 % de la electricidad del estado debe proceder de fuentes libres de carbono (ver California avanza una ambiciosa política climática que debería ser un modelo para el mundo).
Sin embargo, las tecnologías empleadas para cumplir esta norma podrían alterar radicalmente los futuros costes y las probabilidades de alcanzar el objetivo final.
Un nuevo informe de los investigadores de energía del MIT, publicado en la revista Joule, concluye que estos costes de electricidad se podrían reducir hasta en un 62 % si se utilizara un nivel sustancial de "recursos con baja emisión de carbono", como la energía nuclear y las fábricas de gas natural que capturan dióxido de carbono, en lugar de depender exclusivamente de recursos renovables, como la energía eólica y la solar, respaldadas por baterías.
Incluir estas fuentes constantes en la combinación energética "aumenta notablemente las posibilidades de descarbonizar la red de manera razonable", afirma el coautor del informe e investigador posdoctoral de medio ambiente en Harvard (EE. UU.) Jesse Jenkins.
Este nuevo estudio es el último en mostrar que la dependencia exclusiva de las energías renovables es una forma muy cara de limpiar la red energética, lo que contradice la opinión de algunos científicos de que fuentes como la eólica y la solar podrían satisfacer la mayor parte de la demanda de electricidad (ver Científicos rebaten rotundamente el plan de energías renovables).
El principal problema es que ni el sol brilla siempre ni el viento sopla todos los días. Por eso, a medida que estas fuentes tan variables van representando un porcentaje cada vez mayor de la red, se necesitan grandes cantidades de almacenamiento de energía adicional y generación renovable para equilibrar la oferta y la demanda durante días y semanas. Estudios como este han descubierto que los costes empiezan a aumentar exponencialmente una vez que la proporción de energías renovables supera el umbral del 80 %, aproximadamente.
Los autores afirman que otros recursos que equilibrarían los picos y valles de la energía eólica y de la solar podrían ser las grandes centrales hidroeléctricas, las estaciones geotérmicas mejoradas y diversas formas de bioenergía.
Teniendo en cuenta estos desafíos técnicos, es recomendable que las medidas implantadas en California permitan cierta flexibilidad en la manera en que se alcanza ese 100 %, por ejemplo, con la incorporación del término "recursos de cero carbono" (a diferencia de la ley estrictamente renovable al 100 % de Hawai). Eso significa que los operadores de la red podrían depender potencialmente de los tipos de recursos que destaca el estudio, incluidos los pequeños reactores nucleares modulares como los que NuScale Energy está desarrollando, los sistemas de captura de carbono como los que Net Power está probando y técnicas geotérmicas mejoradas como la que desarrolla Fervo Energy.
"Es importante que las políticas para alcanzar una red baja en carbono sean agnósticas y lo suficientemente flexibles como para aprovechar cualquiera de las tecnologías disponibles", concluye Jenkins.