Unos fondos federales podrían ayudar al desarrollo futuro de 15 gigavatios de proyectos solares.
Una gigantesca garantía de préstamo de 1.370 millones de dólares que el Departamento de Energía de los EE.UU. otorgó a Brightsource Energy la semana pasada podría ayudar a allanar el camino a proyectos solares por un total de 15 gigavatios en California, y podría ser la clave de una nueva industria termal solar en los Estados Unidos.
La tecnología termal solar toma el calor del sol para producir vapor y generar electricidad. Aunque sólo funciona en localizaciones muy soleadas, podría generar electricidad a precios competitivos con los combustibles fósiles—especialmente en lugares donde la electricidad resulta cara. Y, al contrario que los paneles solares que convierten la luz del sol directamente en electricidad, las tecnologías solares termales ofrecen opciones relativamente poco caras para el almacenaje de energía (en forma de sales líquidas, por ejemplo, que son más baratas que las baterías), haciendo posible la distribución de electricidad allí donde es necesaria.
La tecnología solar termal lleva activa desde hace décadas, y a principios de los años 80 una serie de incentivos gubernamentales animaron a los desarrolladores a instalar las primeras plantas eléctricas. Sin embargo cuando los incentivos fueron cortados, el interés por nuevos proyectos se vio reducido al mínimo.
La planta eléctrica solar termal Ivanpah de 400 megavatios de Brightsource, enviada por primera vez para su aprobación a la Comisión de Energía de California en 2007, una entre un grupo de nuevos proyectos solares termales que se han estado proponiendo como resultado de un interés renovado por la energía renovable. Las ambiciosas leyes para la energía renovable, como el requerimiento de que el 33 por ciento de la energía en California sea renovable de aquí a 2020, han ayudado a crear esa demanda. Sin embargo aún permanecen una serie de problemas principales, incluyendo el proceso de permisos, la necesidad de crear nuevas líneas de transmisión para llevar la energía desde las localizaciones desérticas y, de forma más importante, la necesidad de adquirir financiación para la tecnología, que resulta cara de construir, afirma Charles Ricker, vicepresidente senior de desarrollo de negocio en Brightsource.
La garantía de préstamo del DOE, y el préstamo federal que desbloqueará para la compañía, cubrirá la mayor parte de los casi 2.000 millones de dólares necesarios para completar el proyecto. La garantía de préstamo es el resultado de una ley de energía aprobada en 2005, aunque el proceso de adjudicación ha acabado siendo muy lento, y los primeros pagos se hicieron el año pasado. Brightsource es la primera compañía solar termal en conseguir una garantía de este tipo.
El paquete de estímulo del año pasado podría ayudar a alcanzar el resto de la financiación necesaria. Más importante aún, un programa de subvenciones que cubre el 30 por ciento de las inversiones en proyectos solares ayudará a la compañía a reunir el dinero que no cubre el préstamo.
Ricker afirma que ganar la garantía de préstamo fue un reto. Por un lado, el acuerdo requería que la tecnología fuera innovadora, no algo que ya estuviera en proceso de producción comercial. Por el otro lado, el gobierno—que estaría prestando el dinero—quería asegurarse de que no estaba tomando un riesgo demasiado alto. Para probar la tecnología, Brightsource construyó una planta piloto en Israel, utilizando componentes de tamaño completo, y la ha probado durante los últimos 18 meses. El proyecto recibió un enorme apoyo cuando el contratista, Bechtel, accedió a construir la planta eléctrica. “Lo que se esperaba es que si se construía, funcionaría,” afirma Ricker.
Una vez que el primer proyecto esté construido—y si logra probar su éxito—los inversores deberían tener la confianza suficiente como para financiar proyectos futuro, lo que permitiría que se construyesen más plantas.
Sin embargo la garantía de préstamo de Brightsource viene con una serie de condiciones. La compañía aún tiene que recibir la aprobación final de las agencias reguladoras locales, estatales y federales. Esperaba haber comenzado la construcción hace un año, pero sin embargo el proceso de aprobación ha tardado más de lo que se preveía. La compañía está trabajando junto a Southern California Edison para mejorar las líneas de transmisión para el proyecto. Y también está trabajando para solucionar los problemas ambientales, trasladando partes de la planta eléctrica y reduciendo su tamaño para así preservar especies animales y vegetales poco frecuentes.
El principal problema es que las compañías no poseen la experiencia necesaria como para elegir diseños y localizaciones apropiadas para las plantas solares termales. Uno de los pasos en falso más comunes que han dado muchas compañías es el de optar por un tipo de tecnología que requiere grandes cantidades de agua—algo cuya aprobación es muy difícil en las localizaciones desérticas donde este tipo de plantas necesitan estar situadas. Brightsource ha elegido una tecnología más cara y que consume relativamente poco agua, y Ricker cree que esto ha ayudado a su solicitud.
También se han dado otra serie de malas decisiones en cuanto a dónde localizar las nuevas plantas eléctricas. “Después de la ley de energía de 2005, todo el mundo se dio mucha prisa por llevar a cabo proyectos en tierras públicas en el desierto,” afirma Laurel Williams, subdirector de conservación de la California Wilderness Coalition, con sede en Oakland, California. “En un montón de los proyectos propuestos, la gente simplemente se dedicó a mirar en el mapa y a hacer un círculo, sin consultar nada.”
Varios de los lugares escogidos estaban en tierras públicas que originalmente habían sido donadas al gobierno para propósitos de conservación. En diciembre de 2009, la Senadora Dianne Feinstein (Demócrata por California) envió un proyecto de ley al Congreso que oficialmente colocaría estas áreas al margen como parques nacionales, prohibiendo su uso para nuevos proyectos solares. Esto ha provocado la cancelación de 11 proyectos propuestos, incluyendo uno de Brightsource. El proyecto de Ivanpah está fuera de las áreas que estarían protegidas.
Las regulaciones hacen que la selección de los sitios sea más difícil, aunque aún así debería haber tierra de sobra para que California alcanzase sus objetivos de energía renovable, señala William, incluso si toda esa energía renovable viniese de proyectos solares termales. Para alcanzar ese objetivo se necesitarían entre 60.000 y 128.000 acres de tierra, aunque existen más de 25 millones de acres en los desiertos de California del Sur, muchos de los cuales ya se han utilizado para otros propósitos, eliminando así las preocupaciones ambientales. El Departamento de Interior de los EE.UU. quiere poner al margen 350.000 acres de tierras cerca de las líneas de transmisión ya existentes específicamente para proyectos renovables. Las plantas solares que fueron canceladas debido a la ley Feinstein tendrían prioridad sobre esas tierras, señala Williams.
Para que la industria solar termal despegue, no obstante, hay que hacer un cambio básico en las leyes existentes, según señala Ricker. En la actualidad, para clasificarse dentro de las subvenciones del paquete de estímulo, la construcción de la planta eléctrica tiene que comenzar antes del fin de este año. Ricker señala que esta fecha debería extenderse unos cuantos años más para así dar una oportunidad a otros proyectos propuestos.