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Tecnología y Sociedad

Las 'spin-off' hijas de la tecnología de la NSA

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Las investigaciones de la agencia de espionaje de Estados Unidos han dado luegar a nuevas empresas tecnológicas

  • por Antonio Regalado | traducido por Francisco Reyes
  • 20 Marzo, 2014

Foto: La sede de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU en Fort Meade, Maryland.

Se necesita algo más que experiencia para crear una start-up a partir de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EEUU.

Uno de los inversores de Atlas Venture, Chris Lynch, lo sabe de primera mano. Hace dos años, se pasó varias semanas intentando firmar un acuerdo con nerviosos programadores de la NSA, que no sólo estaban obligados a guardar secreto, sino que tampoco podían llevar teléfonos móviles en el trabajo. Se dieron varias conversaciones furtivas de Skype y llamadas en aparcamientos que terminaron después de extraños clics.

Finalmente, fueron suficientes dos millones de dólares (1,44 millones de euros) en capital inicial para atraer a cinco programadores de la NSA. Hoy día trabajan en Sqrrl, una empresa en Cambridge, Massachusetts (EEUU), que vende una versión comercial de la base de datos usada para algunos de los programas de escucha más controvertidos de la agencia de espionaje.

"Estos chicos eran hackers gubernamentales que trabajaban en una cueva, y en un ambiente muy estructurado", asegura Lynch. "Un poco lo contrario a un emprendedor", matiza.

Ha surgido un intenso debate en torno a los programas de escuchas secretas de la NSA. Pero lo que es menos conocido es que la agencia se dedica de forma activa a patentar invenciones y contribuye con proyectos de código abierto, y que de vez en cuando sus empleados (muy poco hasta la fecha) emergen del secretismo para crear otras empresas.

Al igual que otras agencias federales, la NSA está obligada por ley a intentar comercializar su I+D. Emplea a abogados de patentes y cuenta con un departamento de marketing que actualmente está intentando otorgar licencias de inventos como bolsas a prueba de manipulaciones, tapas de alcantarilla seguras y un "sistema de dispersión" para que asegurarse de que los documentos cortados en tiras no puedan ser reconstruidos. Una start-up, Integrata, con sede en Maryland, consiguió una licencia exclusiva de una patente para detectar intrusos en redes inalámbricas.


Gráfico: Muestra las empresas basadas en tecnología de la NSA.

Las revelaciones sobre el alcance del espionaje de la NSA han aumentado la demanda del tipo de tecnología en el que la agencia sobresale. Y al menos una rama de la NSA está desarrollando productos expresamente para derrotar el espionaje de la propia agencia.

"Creemos que la vigilancia del Gobierno ha ido demasiado lejos y la gente ha perdido su derecho a la privacidad", afirma Will Ackerly, que pasó ocho años desarrollando software para la NSA antes de fundar Virtru, una compañía de Washington, DC dedicada a la venta de un sistema de intercambio de archivos seguro que, según él, podría derrotar a la vigilancia masiva. Ackerly asegura que se ha llevado con él a otros seis ingenieros de la NSA, lo que supone casi la mitad del personal de su start-up.

La NSA es una de las 16 organizaciones del Gobierno de EEUU dedicadas a la recogida de información (entre ellas, sólo la CIA es más grande). Cuenta con un presupuesto de 10.500 millones de dólares (7.550 millones de euros) al año, de los cuales cerca de 500 millones (360 millones de euros) se gastan en I+D más básica, como programación, óptica microelectrónica e informática cuántica. La agencia afirma que tiene más de 170 patentes, e incluso se dice que ha inventado el casete de audio.

Sin embargo, la NSA se ha enfrentado a dificultades importantes a la hora de mantenerse al día con los rápidos cambios tecnológicos. En 1999, el por entonces nuevo director, Michael Hayden, comenzó una serie de iniciativas para deshacerse de antiguos espías después de que varios informes mordaces señalaran que la agencia estaba atrapada en la "era del Telex". No logró predecir un ensayo nuclear en la India y no pudo interceptar señales desde Corea del Norte porque fueron enviadas a través de cables de fibra óptica, no a través del aire.

Más recientemente, entre las renovaciones de la NSA está un esfuerzo generalizado por desmantelar cientos de bases de datos con una sola función, ya anticuadas, y pasarse a la flexible computación en nube, donde los datos se transmiten a través de miles de servidores. De hecho, en 2008, la NSA pidió a la organización de ciencias de la información y computación de la agencia que creara una versión del sistema que Google utiliza para almacenar su índice de internet y las imágenes en bruto de Google Earth.

Ese equipo fue dirigido por Adam Fuchs, que hoy día es director de tecnología de Sqrrl. Su vuelta de tuerca a los grandes volúmenes de datos consistió en agregar "seguridad a nivel celular", un método con el que se solicita una clave para cada punto de datos en una hoja de cálculo. En la NSA, es así como el software (como por ejemplo la infame aplicación PRISM) sabe qué puede mostrar sólo a aquellas personas con autorización de nivel alto secreto. El acceso a datos sobre los ciudadanos estadounidenses podría controlarse con características similares. "Gran parte de la tecnología que usamos es para proteger los derechos", afirma Fuchs.

Al igual que otros proyectos con grandes volúmenes de datos, el sistema del equipo de la NSA, llamado Accumulo, se ha construido a partir de código de fuente abierto porque "lo que no queremos es tener que repetir todo nosotros mismos", asegura Fuchs.

Pero participar en la comunidad de código abierto no ha sido fácil. Cuando se le ocurrieron varias mejoras, el grupo de Fuchs tuvo que encontrar a un tercero dispuesto a sugerir un cambio sin mencionar a la NSA. Por ese motivo la NSA finalmente decidió hacer que Accumulo también fuera de código abierto. A pesar de que esto presentaba riesgos (los nombres de los codificadores se conocerían y podrían convertirse en blancos de la vigilancia exterior), la NSA llegó a la conclusión de que sería beneficioso si una comunidad más amplia de programadores de software trabajara en Accumulo.

En 2011, la NSA puso a disposición de la Fundación Apache 200.000 líneas de código. Cuando Lynch desde Atlas Venture lo leyó, pasó a la acción, ya que se trataba de una tecnología ya desarrollada y probada para trabajar con decenas de terabytes de datos, y con características de seguridad muy necesarias para los clientes de atención sanitaria y bancarios, sometidos a mucha regulación. Cuando el equipo de la NSA de Fuchs tuvo dudas acerca de irse, Lynch cuenta: "Les dije. 'O lo hacéis, o voy a buscar a cinco chicos del MIT que lo hagan y os van a quitar lo que es vuestro'".

Finalmente, Fuchs y varios otros se fueron de la NSA, y hoy día su empresa es parte de una tendencia de acaparamiento de grandes volúmenes de datos, donde varias compañías, como Splunk, Palantir y Cloudera, han alcanzado rápidamente un valor de mil millones de dólares (720 millones de euros) o más.

Durante el verano, cuando se desató el debate sobre la vigilancia de estadounidenses y otros ciudadanos por parte de la NSA, Sqrrl trató de mantener un perfil bajo. Pero desde entonces, ha encontrado que su conexión con la agencia de espionaje de 10.000 millones de dólares (7.190 millones de euros) anuales le ha servido de impulso, según el jefe de desarrollo de negocios y cofundador de Sqrrl, Ely Kahn. "Las grandes empresas quieren tecnología a escala empresarial. Quieren la misma tecnología que tiene la NSA", afirma.

El equipo de Sqrrl trabaja 16 horas al día. Fuchs señala que el ritmo es mucho más intenso del que tenía en su antiguo trabajo para el gobierno. Pero echa de menos algunas cosas. Su autorización de seguridad de alto secreto ya no está activa, y su misión ya no es proteger al país. Para los investigadores y desarrolladores dentro de la NSA, "es difícil empatizar con cualquiera que salga", señala Fuchs. "No hay ningún sistema dentro de la NSA para salir y montar una empresa. Queríamos mantener contactos, pero ha sido difícil".

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