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Biotecnología

A la búsqueda de pistas acerca de enfermedades dentro de la diversidad genética

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Una investigación del genoma mexicano podría ampliar el rango de la medicina personalizada.

  • por Emily Singer | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 08 Febrero, 2010

A lo largo de los últimos años, los científicos han descubierto cientos de variantes genética vinculadas a distintas enfermedades. Sin embargo la gran mayoría de esas investigaciones se han enfocado en personas de origen europeo, asiático o africano. Un nuevo intento por catalogar la diversidad genética de la población de México—que junto a otros latinoamericanos posee unos antepasados de carácter único—podría arrojar luz sobre las enfermedades que afectan a este grupo de forma desproporcionada, y sobre por qué algunos medicamentos podrían funcionar mejor o peor en estas poblaciones. La investigación puede que también ayude a descubrir variantes genéticas poco comunes responsables de una porción significativa del riesgo genético de contraer una enfermedad.

“Si la medicina personalizada se va a convertir en un fenómeno global, entonces los científicos tienen que entender los genomas de las poblaciones de todo el mundo,” afirma Gerardo Jiménez-Sánchez, antiguo director del Instituto Nacional de Medicina Genómica en México. (El instituto, creado en 2004, y conocido por las siglas INMEGEN, es análogo al Instituto Nacional para la Investigación del Genoma Humano en los EE.UU.)

La población hispana es una amalgama relativamente joven—alrededor de 500 años—de tres grupos continentales principales—el europeo, el nativo americano, y el africano—y forman alrededor del 15 por ciento de la población mundial. “Dentro del área hay mucha variabilidad ambiental y genética, y dicha diversidad intrínseca se puede usar como ventaja científica,” señala Esteban Burchard, médico y científico en la Universidad de California, San Francisco. Por ejemplo, si cierta enfermedad es mucho más común en un grupo ancestral, los científicos sólo necesitan analizar el ADN heredado de ese grupo en una persona de origen mixto. Eso reduce significativamente la cantidad de ADN que debe ser examinado para poder encontrar genes ligados a la enfermedad.

Los investigadores esperan poder capturar parte de esa diversidad con la recién anunciada Iniciativa Slim para la Salud Genómica, una asociación valorada en 65 millones de dólares entre el Instituto Broad, un instituto de investigación genómica en Cambridge, Massachusetts, y el Instituto de Salud Carlos Slim, una organización sin ánimo de lucro en la Ciudad de México. La investigación se enfocará en la base genética de la diabetes de tipo 2 en las poblaciones mexicanas y de América Latina, así como en la genética del cáncer a nivel mundial.

“La mayoría de los trabajos sobre la diabetes se han realizado con poblaciones europeas, y vamos a aprender muchas cosas con el análisis de otras poblaciones,” afirma Eric Lander, director del Broad. “Incluso si los mecanismos fundamentales son los mismos en todas las poblaciones, las variantes genéticas particulares serán distintas, por lo que será más fácil encontrar ciertos genes en algunas poblaciones.” La diabetes de tipo 2 ocurre con una frecuencia particularmente alta en las poblaciones de América Latina, y “hay razones que nos llevan a pensar que la contribución genética de la raza nativa americana ha tenido algún tipo de efecto,” añade. Aunque los detalles específicos de la iniciativa aún están siendo planeados, comprenderá tanto la secuenciación de genes como los estudios basados en micromatrices. Gran parte del trabajo inicial será realizado en Broad.

La nueva investigación continuará el trabajo iniciado por unos recientes intentos de catalogación de la diversidad genética mexicana. El año pasado, Jiménez y sus colaboradores publicaron una versión mexicana de HapMap, un mapa de variaciones genéticas comunes, en Proceedings of the National Academy of Sciences. El HapMap original, completado en 2005 y desarrollado en parte en Broad, permitió a los científicos diseñar micromatrices con estas variaciones tan comunes. Esos chips han sido utilizados para analizar decenas de miles de genomas personales a la búsqueda de variaciones genéticas que se den con mayor frecuencia en personas con enfermedades específicas.

Sin embargo, el HapMap original prácticamente excluyó a los Americanos Nativos, en gran parte debido a la oposición política de los grupos indígenas. Y la mayoría de los hispanos son en parte Americanos Nativos—un estudio reciente descubrió que en la Ciudad de México el 70 por ciento de los participantes tenían antepasados Americanos Nativos, afirma Burchard. “Esto significa que HapMap no puede aplicarse con las poblaciones latinas contemporáneas,” señala.

El primer borrador del HapMap mexicano ya ha revelado una distribución única de variaciones genéticas, llamadas SNPs (polimorfismos de nucleótido simple). “Podemos ver claramente distintos componentes en el patrón de mezcla de la población mexicana,” afirma Jiménez. “También podemos observar que la población mexicana tiene un rango de mezcla que va desde los individuos muy europeos hasta los muy indígenas.” Los científicos usarán esta información para diseñar estudios futuros que puedan identificar de forma más efectiva aquellos genes vinculados con enfermedades.

En la actualidad los investigadores están utilizando el mapa para analizar los antepasados mexicanos—el país es el hogar de 65 grupos indígenas—y llevar a cabo estudios de asociación genómica de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes de tipo 2 y degeneración macular relacionada con la edad. Las investigaciones preliminares han revelado una variación genética vinculada a altos niveles de colesterol y triglicéridos que parece ser común sólo en la población de América Latina.

Jiménez, presidente de la Comisión de Biotecnología de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, afirma que los descubrimientos serán importantes para el incipiente campo de la medicina personalizada, así como para las compañías farmacéuticas en fase de desarrollo de fármacos destinados a los tratamientos genéticos. “No podemos extrapolar el riesgo a partir de los europeos,” afirma. “Hay que asegurarse de que desarrollamos productos y servicios basados en la configuración genética de las poblaciones mexicanas. La medicina genómica no es algo que podamos desarrollar en los EE.UU. y exportar al resto del mundo.”

Biotecnología

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