Cinco años después del inicio de la pandemia del covid-19, evaluamos si estamos preparados para afrontar un posible brote de gripe aviar
Este artículo apareció por primera vez en The Checkup, el boletín semanal de biotecnología de MIT Technology Review. Suscríbete aquí para recibirlo en tu bandeja de entrada todos los jueves y leer (en inglés) artículos como este.
Esta semana marca un aniversario peculiar: hace cinco años, la mayoría de escuchamos por primera vez sobre un virus que provocaba una misteriosa "neumonía". Uno que, con el tiempo, se identificaría como causante de la enfermedad conocida como covid-19. Este se propagó a nivel mundial y, según los datos, ha sido responsable de más de siete millones de muertes en todo el mundo, una cifra que sigue aumentando.
Escribí sobre el virus por primera vez el 7 de enero de 2020, en un artículo titulado "Los médicos luchan por identificar la misteriosa enfermedad que está surgiendo en China". Para ese reportaje, y muchos otros que vinieron después, entrevisté a personas expertas en virología, enfermedades infecciosas y epidemiología. Sus respuestas a mis preguntas sobre el virus, su posible propagación y los riesgos de una pandemia eran, con frecuencia, las mismas: "No lo sabemos".
Ahora nos enfrentamos a una incertidumbre similar con el H5N1, más conocido como gripe aviar. Este virus lleva años afectando gravemente a las poblaciones de aves, y una de sus variantes se está propagando con rapidez entre el ganado lechero en Estados Unidos. Sabemos que puede causar enfermedades graves en animales y que puede transmitirse a personas en contacto cercano con ellos. Desde este lunes, también sabemos que puede ser letal para los humanos: un hombre de 65 años de Luisiana se ha convertido en la primera víctima mortal de H5N1 en Estados Unidos.
La posibilidad de una pandemia de gripe aviar está generando creciente preocupación entre la comunidad científica. Ante la incertidumbre que rodea al virus, la gran pregunta es: ¿qué medidas debemos tomar para prepararnos? ¿Serán suficientes las vacunas almacenadas para contener un posible brote? Y, quizá lo más crucial, ¿hemos aprendido algo del covid-19, que todavía sigue dejando huella?
Uno de los mayores retos radica en la imposibilidad de prever cómo evolucionará el H5N1.
En 1997, una variante del virus provocó un brote pequeño pero mortal en Hong Kong, que afectó a 18 personas, de las cuales seis fallecieron. Desde entonces, ha habido casos esporádicos en diferentes partes del mundo, aunque no se han registrado grandes brotes.
En cuanto al H5N1, hemos tenido relativamente suerte porque, como afirma Ali Khan, decano de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Nebraska (EE UU), "la gripe es la mayor amenaza pandémica infecciosa para los seres humanos". La gripe de 1918 fue provocada por un tipo de virus H1N1, que se cree que saltó de las aves a los humanos. Este brote infectó a un tercio de la población mundial y causó aproximadamente 50 millones de muertes.
Otro virus H1N1 fue el causante de la pandemia de "gripe porcina" en 2009. Este afectó principalmente a los más jóvenes, ya que era menos probable que hubieran estado expuestos a variantes similares y, por lo tanto, contaban con menos inmunidad. Se estima que causó entre 151.700 y 575.400 muertes ese año.
Para que las variantes actuales del H5N1 provoquen una pandemia, tendrían que experimentar cambios genéticos que les permitan propagarse más fácilmente de los animales a los humanos, transmitirse entre las personas y volverse más mortales. La experiencia nos ha demostrado que los virus solo necesitan unos pocos cambios de este tipo para volverse más transmisibles.
Con cada nueva infección, aumenta el riesgo de que se produzcan estos peligrosos cambios genéticos. Cuando un virus infecta a un huésped, puede evolucionar e intercambiar fragmentos de su código genético con otros patógenos que se encuentren en el mismo huésped, ya sea un ave, un cerdo, una vaca o una persona. "Es un gran juego de azar", afirma Marion Koopmans, viróloga del Centro Médico de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos). "El juego se está desarrollando a una escala tan grande que resulta incómodo", añade.
Existen maneras de mejorar nuestras probabilidades de prevenir una nueva pandemia: controlar y frenar la propagación del virus. En este sentido, Khan considera que Estados Unidos podría haber actuado de manera más eficaz para limitar la propagación en el ganado lechero. "Se debería haber detectado mucho antes. Tendrían que haber adoptado medidas más contundentes para evitar la transmisión, identificar los síntomas de la enfermedad en las comunidades y proteger a los trabajadores", afirma el decano.
Koopmans también señala que EE UU podrían haber realizado mejores pruebas de infección a los trabajadores agrícolas. "Me sorprende no haber escuchado hablar de un esfuerzo por erradicar el virus en el ganado. Un país como Estados Unidos debería ser capaz de lograrlo", observa la viróloga.
La buena noticia es que ya existen sistemas establecidos para seguir la propagación de la gripe entre las personas. El Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe de la Organización Mundial de la Salud recopila y analiza muestras de virus de países de todo el mundo. Esto permite a la OMS hacer recomendaciones sobre las vacunas para la gripe estacional y ayuda a los científicos a monitorear la evolución de las distintas variantes. Esto es algo que no existía cuando el covid-19 comenzó a expandirse.
También contamos con mejores capacidades para fabricar vacunas. Algunos países, como EE UU, ya están almacenando dosis que deberían ser efectivas contra el H5N1, aunque es difícil prever con precisión su eficacia frente a posibles variantes futuras. La Administración de Preparación y Respuesta Estratégica de EE UU planea tener listas "hasta 10 millones de dosis de jeringuillas precargadas y viales multidosis" para finales de marzo, según informó un portavoz en un correo electrónico.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE UU ha señalado que proporcionará a la farmacéutica Moderna una subvención de 176 millones de dólares (unos 172,5 millones de euros) paradesarrollar vacunas de ARNm contra posibles gripes pandémicas que utilizarán la misma tecnología de producción rápida empleada en las vacunas contra el covid-19.
Algunos se preguntan si estas vacunas deberían haberse administrado ya a los trabajadores de las granjas lecheras en las zonas afectadas de EE UU. Muchas de estas personas han estado en contacto con el virus, varias parecen haberse infectado y algunas han enfermado. Si hubiera dependido de Khan, el docente afirma que la vacuna contra el H5N1 ya habría sido ofrecida. Además, subraya que es crucial asegurarse de que se les administre también la vacuna contra la gripe estacional para reducir el riesgo de que ambos virus se mezclen en una misma persona.
A algunos les preocupa que 10 millones de dosis no sean suficientes para un país de 341 millones de habitantes. Sin embargo, como explica Khan las autoridades sanitarias "caminan sobre una delgada línea entre tener demasiadas vacunas y no contar con suficientes". Si finalmente no se produce un brote, esos 340 millones de dosis podrían parecer un enorme despilfarro de recursos.
Tampoco podemos predecir la eficacia de las vacunas contra estos virus. Mutan de forma constante, y hasta los sueros contra la gripe estacional suelen ser impredecibles en cuanto a su inmunidad. "Creo que nos hemos acostumbrado a las vacunas contra el covid-19, que por suerte fueron muy eficaces", apunta Koopmans.
Una lección que deberíamos haber aprendido de la pandemia de covid-19 es la importancia de garantizar un acceso equitativo a las vacunas a nivel mundial. Lamentablemente, es poco probable que haya ocurrido. "Es dudoso que los países de bajos ingresos tengan acceso temprano a una vacuna [contra la gripe pandémica], a menos que el mundo actúe", señaló Nicole Lurie, de la Coalition for Epidemic Preparedness Innovations (CEPI), en una entrevista reciente con Gavi, una alianza público-privada dedicada a la equidad en las vacunas.
Otra lección es el impacto de las dudas sobre las vacunas. Puede que el mayor reto no sea fabricarlas, sino convencer a la gente de que las utilice. "Tenemos una administración entrante que plantea muchas dudas sobre las vacunas. Por lo tanto, aunque tengamos las vacunas disponibles, no estoy seguro de que haya la voluntad política y social necesaria para aplicar medidas de salud pública eficaces", lamenta Khan.
Este es otro resultado imposible de predecir, y no intentaré hacerlo. Sin embargo, espero que las administraciones competentes refuercen nuestra sanidad y que esto sea suficiente para evitar otra pandemia devastadora.