El A8 monitoriza al conductor y le envía alertas para que recupere el control si deja de prestar atención. Y si nada de esto funciona, frenará. Pero, ¿qué pasará si el coche se enfrenta a un peligro que sucede tan rápido que no da tiempo para que el conductor reaccione?
Audi proclama que su nuevo sedán de lujo A8 circula sin conductor en atascos a velocidades de hasta 60 kilómetros por hora. Pero todo el que se coloque en el asiento del conductor debería proceder con cautela. El nuevo vehículo está equipado con radar, cámaras, sensores de ultrasonido y un escaner láser. De hecho, Audi afirma que es el primer automóvil comercial que utiliza láseres, el estándar de oro para los coches sin conductor, para detectar su entorno. En el momento de la redacción de este artículo, Audi no había respondido a una solicitud de detalles sobre los sensores. Sin embargo, estos dispositivos distinguen a Audi de Tesla, que ha recibido críticas por el hecho de que su sistema de autonomía Autopilot dependa únicamente de radar y cámaras, que son menos precisos.
El año pasado, un Tesla estuvo involucrado en un accidente mortal cuando un conductor que utilizaba Autopilot no retomó el control del vehículo a pesar de las numerosas advertencias que recibió. De hecho, el piloto sólo tuvo las manos al volante unos 25 segundos a lo largo de 37 minutos de conducción. El automóvil chocó contra un camión que realizaba un giro en carretera que no fue detectado ni por su radar ni por los sensores de su cámara.
Ese sensor láser del nuevo coche de Audi ayudará a evitar esa situación y, en combinación con otras tecnologías, ofrecerá datos a la compañía para lo que denomina como 'piloto en atascos'. Se trata de una prestación de conducción autónoma autonomía que controla el arranque, la aceleración, la dirección y el frenado a velocidades de hasta 60 kilómetros por hora en condiciones de tráfico denso en autopistas en las que exista una barrera física que separe el flujo de tráfico en ambos sentidos. Audi sugiere que la característica, que se activa pulsando un botón "IA", permitirá que los conductores "quiten sus manos del volante y, en función de las leyes nacionales, se centren en una actividad diferente, como ver la televisión de a bordo".
Esa sorprendente sugerencia resultará polémica en el mundo de los vehículos autónomos, donde existe cierta división sobre la filosofía del diseño. Algunas empresas, como Audi y Tesla, ya están lanzando características autónomas que pueden ocuparse de la conducción en autopista, pero requieren que el conductor tome el relevo si el coche no puede manejar las condiciones. Otras, como Ford, Waymo y Uber, tienen un enfoque a más largo plazo que intenta producir vehículos que no requieran ninguna intervención humana.
No está claro cuál de los dos enfoques es el más correcto. Los defensores de los vehículos semiautónomos afirman que las primeras automatizaciones, por mínimas que sean, aumentarán la seguridad de los automóviles y reducirán el número de accidentes. Pero Waymo (ver Las 50 Empresas más Inteligentes) defiende que sus investigaciones demuestran que los conductores se relajan peligrosamente en vehículos semiautónomos. Algunos expertos advierten de que estos vehículos podrían aumentar el número de muertes por conducción distraída en un futuro próximo.
Por su parte, está claro que Audi ha hecho un gran esfuerzo por preparar el vehículo en situaciones en las que la atención del conductor disminuya, como se detalla en este extracto de la cobertura de Wired del lanzamiento del coche:
El A8 observa al humano con una cámara de reconocimiento facial. Su volante sabe cuándo está siendo tocado. Si el coche determina que necesita ayuda o siente que el ser humano no está prestando atención, le avisa insistentemente con señales visuales y de audio. Si estas no funcionan, el coche aprieta el cinturón de seguridad y presiona los frenos. ¿Todavía no hay respuesta? El coche encenderá las luces intermitentes, se detendrá lentamente y abrirá las puertas.
Todo eso está genial, pero no tiene en cuenta los problemas repentinos que pueden ocurrir antes de que el conductor sea capaz de retomar el control del vehículo. Estos son los escenarios más impredecibles, como una persona que de repente cruza una autopista a pie, y son los que mayores desafíos suponen para los vehículos autónomos. Por mucho que pueden escasear en las autopistas, este tipo de situaciones son los que han hecho que empresas como Waymo y Uber se hayan decantado por la autonomía total desde el principio.
La verdad es que los sensores y los algoritmos no están todavía a la altura de lidiar con todo lo que la vida en carretera puede suponer para los coches. Como mínimo, los propietarios del nuevo Audi A8 deberían tenerlo en cuenta cuando pulsen el botón de inteligencia artificial para que asuma el control de su vehcíulo.
(Para saber más: Audi , Wired , La pereza dirige el diseño el nuevo coche autónomo de Google, Para evitar las muertes por distracciones al volante hay que eliminar al conductor,
Los 'ojos' de los coches autónomos empiezan a ser su mayor problema).