La ligera inhibición de una reacción de sensibilidad a luz en el ojo puede que ayude a decelerar la aparición de una de las causas de ceguera más comunes.
Un tipo de moléculas diseñadas para ralentizar la producción de subproductos tóxicos en el ojo haciendo que sea éste sea menos sensible a la luz están siendo puestas a prueba en pacientes con degeneración macular, la principal causa de ceguera en personas con 50 o más años. De tener éxito, los componentes ofrecerían una terapia muy necesaria para la enfermedad, que afecta a más de 15 millones de personas en los Estados Unidos.
La degeneración macular hace que las células del centro del ojo, llamado mácula, se deterioren. A lo largo de los últimos años se han mejorado una serie de tratamientos para la forma más severa de esta enfermedad, conocida como AMD húmeda. Sin embargo aún no existe ningún tratamiento disponible para la forma seca, que contabiliza el 90 por ciento de los casos. Algunos casos secos finalmente progresan a la forma húmeda, responsable de la gran parte de las cegueras relacionadas con la AMD. “Si fuéramos capaces de tratar la AMD seca, podríamos matar dos pájaros de un tiro,” reduciendo los primeros síntomas y previniendo la progresión a la forma húmeda, afirma Paul Sieving, director del Instituto Nacional del Ojo, en Bethesda, Maryland.
Aunque los científicos aún están intentando comprender las causas de la AMD—la edad es el mayor factor de riesgo, y los factores genéticos y de estilo de vida también juegan un papel importante—cada vez hay más evidencias que apuntan a que la acumulación progresiva de componentes específicos en el ojo puede acelerar el daño celular que provoca la enfermedad. Estos componentes se acumulan en los fotorreceptores—las células en la retina que detectan la luz—durante las funciones normales del ojo al tiempo que los pigmentos sensibles a la luz en estas células cambian su conformación en respuesta a los fotones.
Una forma del fotopigmento, un derivado de la vitamina A, es altamente reactiva y se filtra en el tejido cercano, llamado epitelio de pigmento retinal. “A lo largo del tiempo creemos que estos componentes acaban siendo un problema para el epitelio de pigmento retinal, que es esencial para el saludable funcionamiento de los fotorreceptores,” afirma Janet Sparrow, directora del Laboratorio de Biología Celular Retinal en la Universidad de Columbia, en Nueva York. “En la degeneración macular relacionada con la edad, particularmente en la forma seca, estas células se acaban muriendo, y los receptores suelen hacerlo después.”
Aunque esta reacción es vital para la vista, los investigadores creen que la deceleración del ciclo en la subserie de fotorreceptores responsables de la visión nocturna, conocidos como bastones, podría decelerar el daño sin tener un gran impacto en la visión diurna. (Los tests preliminares sugieren que puede afectar a la adaptación a la oscuridad—cuando nuestros ojos se adaptan a condiciones bajas de luz.) “Durante el día, los bastones giran como locos, gastando vitamina A sin necesidad,” afirma Ryo Kubota, oftalmólogo y fundador de Acucela, una startup con sede en Seattle que está desarrollando tratamientos para la degeneración macular. “Es como una cámara de CCD con la que se apunta al sol.”
Un componente desarrollado por Acucela, y que se encuentra en periodo de pruebas clínicas, inhibe la enzima que convierte el fotopigmento en fotorreceptores de una forma a la otra. Este proceso sólo ocurre una vez en el ojo, permitiendo al medicamento ser administrado de forma sistémica sin afectar a los otros tejidos, afirma Kubota. La compañía ha finalizado los tests de seguridad iniciales en humanos y tiene previsto comenzar las pruebas clínicas dentro de unas pocas semanas para evaluar la efectividad del componente en pacientes con degeneración macular seca de fase avanzada. Kubota también espera poder probar el componente con la retinopatía diabética y la enfermedad de Stargardt, una forma de degeneración macular heredada poco frecuente.
Un segundo medicamento que actúa mediante un mecanismo ligeramente distinto está siendo evaluado para su uso con la degeneración macular por Sirion Therapeutics, una compañía farmacéutica con base en Florida. El componente es un derivado de una vitamina A sintética y se cree que reduce la acumulación de toxinas mediante su vínculo a una de las proteínas involucradas en la reacción. Según los resultados preliminares de las pruebas del medicamento llevadas a cabo en pacientes con degeneración macular seca en estado avanzado, es capaz de decelerar el proceso de cicatrizado característico de la enfermedad en un 45 por ciento. Sin embargo, los científicos no sabrán si los resultados son significativos a nivel estadístico hasta que se complete el estudio el año próximo. Puesto que no se han aprobado tratamientos para la AMD seca, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. está acelerando el proceso de revisión del fármaco.