Al tiempo que surgen nuevas cepas de la gripe, los investigadores se esfuerzan por acelerar el desarrollo de vacunas.
La fabricación de una vacuna contra la gripe estacional requiere un esfuerzo constante y continuado. Los científicos tienen que lograr predecir cuál de las cepas de virus en constante mutación será la más virulenta seis meses en el futuro, que es la cantidad de tiempo requerida para crear la vacuna. El sistema ha funcionado lo suficientemente bien hasta ahora para la gripe normal. No obstante, cuando surge una nueva cepa virulenta—incluyendo a la actual gripe porcina (H1N1), de rápida expansión—el método tradicional resulta insuficiente. A pesar de la masiva petición popular para crear una vacuna, se tardaron varios meses y se dieron alrededor de 48.000 casos confirmados en EE.UU antes de que las primeras vacunas contra la H1N1 fueran enviadas a los hospitales en todo el país
La producción de vacunas contra la gripe no ha cambiado sustancialmente desde que se usó por primera vez en los años 40. La nueva vacuna contra la H1N1 tardó tanto tiempo debido a que fue elaborada utilizando la técnica habitual—los especialistas en vacunas identifican y aíslan las cepas más virulentas, las debilitan, las adaptan genéticamente para que crezcan en pájaros y en células de mamíferos, y después las inyectan en huevos de gallina fertilizados, donde el virus es capaz de reproducirse sin aniquilar a su anfitrión. Una vez inactivadas, las proteínas del virus se pueden convertir en una vacuna. Al añadir los controles de calidad y la distribución “nos encontramos con un proceso de cinco a seis meses, como poco,” afirma Gregory Poland, director del Grupo de Investigación de Vacunas de la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota.
Los investigadores se esfuerzan por desarrollar métodos de producción más rápidos para las vacunas contra la gripe estacional, así como vacunas “universales” que pudieran proteger contra casi todas las cepas de la gripe, incluyendo la porcina y la aviar. No obstante aún queda mucho camino por recorrer. “No hay nada en el horizonte ahora mismo que indique que la producción de vacunas se pueda llevar a cabo en mucho menos de seis meses,” afirma Robert Webster, expertor en enfermedades infecciosas e inmunología viral en Hospital de Investigación de St. Jude Children en Memphis, Tennessee.
Algunas compañías, entre las que se incluyen Novartis y Baxter International, están trabajando en la gripe y en otras vacunas que podrían cultivarse en células en vez de en huevos—un método con el potencial de reducir el tiempo de producción a la mitad. Con este método no sería necesario emplear tanto tiempo en hacer que las cepas del virus puedan crecer en aves en vez de en células de mamíferos, ni hacer que se debiliten para que no acaben con el huevo. Además los fabricantes no tendrían que estar a expensas del suministro de huevos. “Con las células, puedes cultivarlas, congelarlas y sacarlas cuando las necesitas,” afirma Poland. “Puedes crear tantas células o tan pocas como quieras.”
Tanto Novartis como Baxter tienen previsto llevar a cabo pruebas clínicas, y Baxter acaba de recibir la aprobación de marketing europea para su vacuna contra la H1N1. Sin embargo el proceso podría tardar mucho más en los EE.UU. puesto que mismamente el método de cultivo en células no ha sido aún aprobado por la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA). Las compañías tendrán que pasar por pruebas e inspecciones de manufactura que costarán del orden de los 500 millones de dólares cada año, afirma Poland.
Otros investigadores están mirando más allá de las cepas de gripe individuales y valoran la posibilidad de crear una vacuna que proteja contra casi todas las versiones del virus. Las vacunas contra la polio y el sarampión que se toman de niños confieren inmunidad de por vida puesto que los virus contra los que protegen apenas cambian de año en año. Sin embargo, el virus de la gripe es capaz de mutar rápidamente, cambiando sus proteínas externas casi completamente cada temporada. No obstante, los investigadores han encontrado unas cuantas regiones estables en el virus que creen que podrían usarse para crear una vacuna que protegiese contra casi todas las cepas de la gripe, incluyendo a aquellas con más probabilidades de generar una pandemia.
Theraclone Sciences, con sede en Seattle, tiene una tecnología propia para crear un historial inmunológico completo a partir de una muestra de sangre personal. El resultado final es una biblioteca de anticuerpos personalizada que cubre todas las enfermedades que el individuo ha logrado combatir con éxito. La compañía ha utilizado previamente esta tecnología para identificar anticuerpos contra el VIH y en la actualidad están usándola con la gripe, examinando la sangre de aquellos pacientes que han logrado combatir con éxito algunos de los virus más letales. Al estudiar el modo en que los anticuerpos de los pacientes reaccionan a la gripe H5N1, los científicos de Theraclone descubrieron que los anticuerpos más efectivos se unían a un punto que, según parece, se conserva entre todas las cepas virales, una localización específica sobre una proteína de superficie conocida y llamada M2.
Los investigadores se centrarán en las estructuras cristalinas de estos anticuerpos y después las usarán como plantillas para crear una vacuna capaz de provocar que el sistema inmunológico humano las produzca. “Haber encontrado estos anticuerpos es un avance muy importante, y creo que los investigadores están muy contentos por poseer finalmente las herramientas que les permitan llevar a cabo un trabajo analítico centrado en la biología de estos patógenos,” afirma David Fanning, presidente y director de Theraclone. “Puede que seamos capaces de encontrar inmunógenos que se unan a los anticuerpos con capacidad neutralizadora más amplia. Sin embargo, la gran cuestión ahora mismo es si serán capaces de provocar los mismos anticuerpos, o anticuerpos similares, en la vacunación.” Theraclone ha comenzado una colaboración de 18 millones de dólares con Zenyaku Kogyo, una compañía farmacéutica con sede en Tokyo, para lograr encontrar anticuerpos de la gripe conservados y el consiguiente desarrollo de candidatas a vacuna.
Quizá el mayor reto pero el más interesante en relación a la creación de una vacuna universal resida en las vacunas basadas en ADN—secuencias de ADN que, al ser tomadas por las células y expresadas como proteínas, provocan una respuesta inmune. Las vacunas de ADN se pueden fabricar y modificar rápidamente, su coste de producción es bajo y tienen larga vida una vez fabricadas. El mayor problema dentro del desarrollo de estas vacunas es obtener las células apropiadas para tomar la suficiente cantidad de ADN como para desarrollar la inmunidad. Inovio, una compañía con sede en Blue Bell, Pennsylvania, está trabajando para solucionar este problema a través de un proceso llamado electroporación, mediante el cual se utiliza una pequeña descarga eléctrica para romper las membranas celulares durante el tiempo suficiente como para que pequeños fragmentos de ADN de diseño se cuelen dentro. Unos estudios recientes llevados a cabo por la compañía han demostrado que los genes de consenso, secuencias genéticas lo suficientemente similares a ciertos componentes de varios virus, son capaces de provocar una amplia respuesta inmune frente a múltiples cepas de la gripe.
A pesar de lo prometedor que esto resulta, los investigadores de vacunas aún tienen mucho camino por delante. “Hay muchas cosas muy interesantes ahí fuera,” afirma Webster. “Aunque lo primordial con las vacunas es la seguridad. Siempre tienes que asegurarte de que son seguras.”