Los delfines nariz de botella, además de su impresionante inteligencia y agilidad, son capaces de "ver" dentro de su mundo subacuático con el sonido. Esta capacidad - la ecolocación- a menudo se considera una especie de "sexto sentido", pero realmente se parece más a una versión hiperdesarrollada de oído.

Ahora un equipo de investigadores de la organización sin ánimo de lucro SpeakDolphin.com ha publicado una fotografía que afirma es imagen de un buceador visto por la ecolocación de un delfín. Esta afirmación debe de tomarse con tantas reservas como las que tiene un banco central, como veremos a continuación.

Puede que ya haya leído esta historia; ha gozado de una gran difusión por su factor "¡guau!". Si no, aquí va el resumen: el equipo de SpeakDolphin, liderado por Jack Kassewitz, grabó los ecos cuando un delfín apuntó a un buceador sumergido con su rayo de ecolocación (unos pulsos de sonidos de alta frecuencia). Enviaron las grabaciones a la empresa de imaginería de vibraciones CymaScope, que utilizó la serie de "instantáneas" de audio para reconstruir una representación 3D del buceador sumergido. Y, en un paso final, estas imágenes fueron enviadas a una impresora 3D, que realizó una impresión en tres dimensiones de "lo que vio el delfín".

Todo suena supergenial. Pero llega la hora de colocarme el gorro de cascarrabias naturalista.

Primero: los delfines sí ven, en el sentido tradicional, y ven muy bien además. (Un dato que aparentemente ha sido obviada por gran parte de la cobertura de esta historia). No perciben demasiado bien los colores, pero disponen de una buena visión nocturna y sus ojos se han adaptado para permitir que vean con claridad tanto por encima como por debajo del agua. A diferencia de los murciélagos, que dependen casi exclusivamente de la ecolocación por sonidos, los delfines emplean una mezcla de sonido y visión. En cuanto al nivel de procesamiento que realiza sus cerebros de esta mezcla única de informaciones sensoriales pues... no hay ninguna mención de cerebros en la nota de prensa ni la primera oleada de cobertura mediática.

Antes de seguir, al César lo que es del César: Rachel Feltman del Washington Post publicó su propia crítica de la nota de prensa mientras yo trabajaba en esta entrada de blog. Vale la pena leer su artículo completo para un resumen detallado de los problemas con la credibilidad de la nota de prensa de SpeakDolphin.

También existen unos problemas más generalizados con la cienciadetrás de la imagen viral... en cuanto a que no parece haber mucha. O, más concretamente, se han ignorado los métodos habituales para la revisión de trabajos de investigación. Los resultados, como hace constar Feltman, no están publicados en ninguna publicación científica ni académica. El fundador de SpeakDolphin, Jack Kassewitz, le contó a Rebecca Harrington de Tech Insider que prefiere poner sus investigaciones a disposición del público en forma de libros en lugar de hacerlo a través de las publicaciones científicas, un sentimiento con el que empatizo mucho a pesar de que también me toque la fibra escéptica.

Lo que resulta más preocupante, como señala Feltman, Kassewitz parece verse como un rebelde por la causa humano-delfín y califica de "intolerante" y "racista" a la comunidad científica por su actitud hacia los delfines en un comunicado publicado en su página web. Si bien es cierto que la ciencia ha tardado en apreciar la inteligencia de los animales no humanos en su debida medida, su postura parece más apasionada que razonada. No por hilar demasiado fino, pero las personas que se consideran unos genios inconformistas tienden a tener razón solo a medias. La buena ciencia es comunitaria por buenos motivos.

Harrington pidió una aclaración acerca de cómo CymaScope genera sus imágenes, pero no recibió ninguna. En lugar de ello, recibió la siguiente respuesta de Kassewitz: "Estoy totalmente abierto a las críticas, pero de físicos, porque eso es lo que está ocurriendo aquí".

Esto es, innegablemente, una idea genial para un experimento. Si podemos averiguar cómo los delfines perciben el mundo con una mezcla de ecolocación y visión, con casi total seguridad abrirá paso de forma más generalizada hacia nuevas e interesantes técnicas para la imaginería sónica y subacuática. Por ahora, puede que las imágenes representen alguna pieza interesante del puzle de cómo los delfines emplean el sonido y la vista para navegar por su mundo, pero incluso con una sólida metodología, sería una gran exageración afirmar que representan "lo que el delfín vio".