El gigante de internet podría revolucionar los desplazamientos laborales y reducir el tráfico con su aplicación Waze. ¿Desplazará a Uber?
Google se convirtió en un gigante de internet al reinventar nuestra forma de navegar por la web. Ahora parece estar intentando revolucionar cómo nos desplazamos al trabajo, y quizás se esté posicionando para competir con Uber.
Waze, la app de navegación que compró Google en 2013 por un precio declarado de 1.300 millones de dólares (lo que equivale unos 1.190 millones de euros), ha empezado a probar un servicio en Israel que facilita que se comparta vehículo con personas que hacen aproximadamente la misma ruta. Ni el uso compartido de vehículos ni las apps que lo faciliten son novedad, pero la popularidad, la tecnología y los datos de Waze sugieren que podría tener un impacto mayor en los desplazamientos de la gente.
Waze está diseñada para ayudar incluso con rutas familiares mediante alertas sobre problemas de tráfico e información de rutas alternativas. Tiene millones de usuarios, muchos de los cuales la ponen por las nubes por lo mucho que facilita los desplazamientos. Waze recopila datos de los usuarios de la app, rastreando automáticamente su ubicación y velocidad, y pidiéndoles que informen de accidentes u obras.
Los acuerdos que ha cerrado Waze con ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Boston (todas en EEUU) y Rio de Janeiro (Brasil) aluden al valor de estos datos. Establecen intercambios bidireccionales que proporcionan datos de Wave sobre las condiciones de las carreteras y el tráfico a cambio de información procedente de la policía y otros departamentos estatales acerca del tráfico y los incidentes que influyen en él.
Todos estos datos, más el mapeo y los otros recursos de Google, podrían convertir el servicio de citas de coches compartidos en una herramienta muy eficaz. Y los estudios sobre el potencial latente de los coches compartidos sugieren que podría tener un impacto significante en nuestras ciudades y en su tráfico.
Un estudio del año pasado de la Universidad de California en Irvine (EEUU) y Telefónica utilizó los registros de llamadas y de posts de Twitter para estimar que el tráfico de la ciudad de Nueva York podría reducirse en un 20% si la gente estuviera dispuesta a compartir coche con desconocidos que vivan y trabajen a un kilómetro de distancia de sus propios domicilios y lugares de trabajo, y a tolerar hasta 10 minutos más en el tiempo de cada desplazamiento. En Los Ángeles, la cifra equivalente sólo llegó al 13% debido a la densidad más baja de la población. Si la gente estuviera dispuesta a recoger y dejar a pasajeros durante el trayecto, según sugiere el modelo de los investigadores, el tráfico de Nueva York se reduciría en un 44%, siendo un 40% en el caso del tráfico de Los Ángeles.
Waze de Google no será probablemente la única empresa consciente de tales estimaciones acerca del potencial de los coches compartidos. Tanto Uber como su rival Lyft ofrecen versiones de sus servicios estilo taxi donde se comparte vehículo con otros pasajeros que realizan un trayecto parecido a cambio de un descuento. Si se extiende el experimento de Waze de coches compartidos, Google se convertirá en un rival directo de estas empresas pioneras en el sector.
Lo que diferencia la oferta de Waze, aparte de sus datos, es el enfoque de utilizar coches que ya circulan por carretera. Uber y Lyft en esencia convierten a los propietarios de coches en taxistas: se echan a la carretera para transportar personas a cambio de dinero. El servicio de coche compartido de Waze sólo permite percibir una compensación económica en concepto del combustible gastado o el desgaste sufrido por el vehículo (Google se lleva una pequeña parte). Esto significa que disfrutar del servicio de Waze sería más barato que los equivalentes servicios de Uber o Lyft, y debería suponer menos conflicto para los reguladores.