Biotecnología
Científicos alertan sobre los riesgos de las nuevas técnicas de manipulación genética
Una tecnología capaz de alterar especies necesita una regulación cuidadosa antes de ser lanzada
Los científicos a la vanguardia de la genética aseguran que una posible aplicación de una nueva y potente tecnología llamada edición genómica tiene el potencial de provocar un caos ecológico y necesita atención por parte de los reguladores.
La técnica, conocida como "manipulación genética" ("gene drive"), haría que algunos genes seleccionados, entre ellos genes de origen humano, se extendieran rápidamente a través de una especie a medida que sus miembros se reproducen. Aunque la manipulación genética podría tener usos de salud públicos y comerciales, diez científicos acaban de publicar un editorial en la revista Science pidiendo más debate público, así como un mayor escrutinio por parte de los reguladores.
Otra noticia publicada en Science nos da los antecedentes:
La manipulación genética consiste en estimular la herencia sesgada de genes particulares para alterar poblaciones enteras de organismos. Fue propuesta por primera vez hace más de una década, y los investigadores han estado desarrollando métodos de manipulación de genes para alterar mosquitos y frenar la propagación de la malaria y el dengue. Aunque el progreso ha sido muy lento, varios recientes avances en la edición de genes podrían conducir a una rápida aplicación de la manipulación genética en otras especies.
Por lo general, la probabilidad de que un gen se transmita a la descendencia es del 50%, pero es posible modificar los cromosomas de un organismo para alterar las probabilidades. Los investigadores ya han utilizado la idea para diseñar mosquitos que sólo tengan descendientes macho, con la idea de liberarlos en el medio natural y provocar un desplome de la población, lo que reduciría la malaria. La tecnología también ha sido contemplada como forma de difundir genes y hacer que las malas hierbas sean más susceptibles a herbicidas como Roundup. Resulta irónico que algunas malas hierbas se hayan vuelto resistentes al componente químico, puesto que ha sido pulverizado en gran medida sobre cultivos que habían sido modificados genéticamente para resistir la pulverización.
Según los autores del editorial, entre los que se encuentran el politólogo del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, EEUU), Kenneth Oye, así como el experto en ingeniería genética de la Universidad Estatal de Arizona (EEUU), James Collins, "la manipulación de genes presenta desafíos ambientales y de seguridad".
A pesar de que la idea de manipular rasgos particulares para que se difundan a través de una especie no es nueva, lo que preocupa a los científicos es que los nuevos métodos de edición del genoma, conocidos como CRISPR/Cas9, harán que sea mucho más fácil llevarla a cabo (ver "Cirugía del genoma"). En un artículo distinto, publicado la semana pasada en otra revista, varios científicos de la Universidad de Harvard (EEUU) dirigidos por George Church afirman haber creado grandes avances usando este método, y creen que la gente tiene que empezar a prestar atención:
La manipulación de genes podría usarse para hacer frente a problemas ecológicos mediante la alteración de poblaciones enteras de organismos silvestres, pero su uso se ha mantenido en gran medida a nivel teórico debido a limitaciones técnicas.
Sin embargo, gracias a las recientes mejoras en la tecnología:
La posibilidad de efectos ecológicos no deseados y la casi total certeza de su propagación a través de las fronteras políticas exigen una evaluación cuidadosa de cada aplicación potencial.
Lo que se teme es que la manipulación de genes pueda descontrolarse y afectar a las poblaciones silvestres de plantas, animales o insectos. Cuanto más rápido se reproduce un organismo, más rápido podría extenderse un gen. Cualquier variante genética que reciba impulso artificial podría eliminar otras versiones de estos genes, y los científicos desconocen su importancia evolutiva potencial. Además, la tecnología se podría utilizar para crear armas que destruyan cultivos agrícolas o creen súper plagas.
En la década de 1970, cuando los científicos empezaron a saber cómo alterar el ADN, impusieron una moratoria voluntaria sobre su trabajo hasta que pudiera entenderse mejor la seguridad. Hoy día la investigación genética se mueve aún más rápido, pero con pocas o ninguna restricción sobre la ciencia de laboratorio.
Pero antes de que este tipo de investigación pase a la práctica, los científicos del editorial señalan que la sociedad necesita desarrollar una "gestión integral del riesgo", que incluya antídotos genéticos para poder revertir el efecto, y "estudios a largo plazo para evaluar los efectos del uso de la manipulación de genes sobre la diversidad genética en las poblaciones objetivo".
En resumen, los científicos dedicados a este campo aseguran que necesitan ayuda. El editorial concluye así:
Las tecnologías emergentes que afecten a los bienes comunes, conceptos y aplicaciones globales deben publicarse antes de ser construidas, puestas a pruebas y lanzadas. Este plazo de espera permite el debate público de los problemas ambientales y de seguridad, la investigación de áreas de incertidumbre y el desarrollo y prueba de dispositivos de seguridad. Permite la adaptación de las regulaciones y convenciones en base a la información emergente sobre los beneficios, riesgos y lagunas legislativas. Más importante aún, en el caso de la manipulación genética, este plazo de espera permitirá un debate público que incluya a un gran número de participantes bien informados para determinar cuándo y cómo debe usarse.