Las empresas de electrónica creen que la nueva ley sanitaria de Obama estimulará el uso de estos dispositivos
Exactamente una semana después de que entrara en vigor la Ley de Sanidad para proporcionarla de manera universal en Estados Unidos, en enero pasado, me encontraba al fondo de una sala de conferencias llena en el Centro de Convenciones de Las Vegas. En la planta de abajo estaba en marcha la Feria de Electrónica de Consumo. A lo largo de los dos días siguientes 750 de los aproximadamente 150.000 asistentes a la feria entraron y salieron de esta sala para escuchar las ponencias de la Cumbre sobre Sanidad Digita, una cuidadosa selección de conferencias, mesas redondas y sesiones sobre cómo puede capitalizar el sector tecnológico las nuevas oportunidades que ofrece la reforma de la sanidad.
"Sumérgete en las profundidades del paraguas gigante que es la Sanidad Digital", rezaba la nota de prensa, explicando que el término englobaba "sistemas de telesalud, diagnósticos, aplicaciones de salud móvil y dispositivos, tecnologías basadas en sensores, grandes datos y análisis predictivo, gestión de cuidados crónicos, genómica, portables y dispositivos de bienestar y ejercicio".
A lo largo de las ponencias los conferenciantes definieron la combinación de la tecnología de sanidad digital y la ley de Sanidad de Obama, como un "dúo dinámico", tal y como rezaba el título de una de las sesiones. Sostuvieron que la nueva legislación incentivaría a aseguradoras, proveedores sanitarios y consumidores a reducir costes, llevándolos a los brazos de la industria sanitaria digital.
Los asistentes pudieron ver cómo el análisis de grandes volúmenes de datos está transformando la epidemiología y la salud públicas, cómo los avances en los historiales médicos informatizados están depurando las prácticas médicas y cómo los dispositivos de seguimiento continuo están cambiando la gestión de las enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, alejándolas de los hospitales y los médicos y poniéndolas en las manos y los hogares de los pacientes.
Sin embargo, gran parte de los debates de la cumbre se centraron en las personas sanas, no las enfermas. Como recordaron con frecuencia los ponentes, la mitad de los 2,7 billones de dólares (unos 2.000 de euros) que se gastan anualmente en Estados Unidos en sanidad se gastan en enfermedades relacionadas con costumbres -y decisiones- cotidianas, como comer en exceso, la falta de ejercicio y el fumar. La autogestión se presentó como la llave definitiva para controlar los costes físicos -y financieros- de estas enfermedades relacionadas con el estilo de vida.
"Cada vez es más frecuente que se nos pida a los consumidores que adoptemos un papel activo en el cuidado de nuestra salud", afirmó el director de organización de Everyday Health, Paul Slavin, una empresa que proporciona herramientas en línea para ayudar a la gente a gestionar su salud, en una mesa redonda que llevaba por título "El consumidor activo". Durante otra sesión, el médico y autor Reed Tuckson afirmó que el consejo que él da a sus pacientes es que "tienen que ser el director ejecutivo de su propia salud".
Abajo, en el pabellón de exposiciones, las empresas de tecnología presentaban una abrumadora cantidad de dispositivos para ayudar a la gente a hacer justamente eso. En el ala sur del centro de convenciones, detrás de lo que parecían kilómetros de pantallas de televisión ultra HD curvas y altavoces portátiles, había 12.000 metros cuadrados dedicados a 135 exhibidores en las zonas de "Tecnología del Ejercicio" y "Sanidad Digital".
En esas zonas se exhibían balanzas y botellas de agua inteligentes, podómetros digitales, parches electrónicos para la piel, auriculares-pulsómetro y una impresionante colección de pulseras cargadas de sensores capaces de registrar los pasos, el pulso, las fases del sueño y mucho más. Había gimnastas haciendo hazañas impresionantes, bailarinas y jóvenes vestidas con ropa de deporte subidas a cintas de correr con las pulseras puestas, sus datos expuestos ante el público en general.
La mayoría de los aparatos iban acompañados de su correspondiente aplicación para smartphone diseñada para extraer información útil de los datos en crudo de cada uno, haciendo que la vida cotidiana sea mucho más sencilla. Las empresas afirmaban que si necesitas consejos respecto a tus decisiones diarias relacionadas con el estilo de vida, qué comer, cuándo dormir y cuánto ejercicio hacer, puedes simplemente consultar los datos generados.
Uno de los expositores más populares ofrecía una banda detectora de las ondas cerebrales llamada Muse, una especie de electroencefalograma móvil que promete reducir los niveles de estrés mediante el entrenamiento en el control de las ondas. En la larga cola que conducía a la demostración del aparato, tenía detrás a un representante de Xerox, que estaba interesado en incorporar las bandas en un programa empresarial de salud.
De vuelta en la conferencia, los popes de la tecnología portable debatían sobre el potencial papel de los dispositivos de seguimiento de la salud en nuestras vidas. Millones de personas consultan su smartphone más de 150 veces al día, como señaló el director del Centro para la Salud Conectada en Boston (EEUU), John Kvedar, especulando con que un uso adecuado de esta tecnología podría hacer que el seguimiento de la salud fuera tan adictivo como otros aspectos de nuestras vidas digitales, como Facebook o el correo electrónico. Durante una sesión titulada "Adicción al seguimiento: una enfermedad que merece la pena", algunos asistentes se vanagloriaban de estar enganchados ya. Un presentador explicaba su caminar nervioso señalando a una pulsera de goma negra que se dedicaba a registrar sus pasos.
Si las previsiones de la industria se cumplen, para 2015 debería haber más de 500 millones de personas usando aplicaciones de salud móvil. "Datos de seguimiento disponibles las 24 horas", afirmó Michael Yang de Comcast Ventures cuando se le obligó a hacer una predicción sobre la salud digital. Él y otros asistentes a la cumbre imaginan un futuro en el que los americanos siempre estarán a un paso de un marcador digital en tiempo real que registra el impacto de sus elecciones cotidianas sobre su salud. Y aunque esta visión no se incluye en la ley Obama, dará forma a cómo responden las industrias de la salud y de la tecnología a la nueva legislación. "La salud no es un hecho secundario diferenciado y separado de la vida diaria", afirmó el director de consumo de estilo de United Healthcare Group, Tom Paul. "Ahora puede formar parte del día a día, de la cotidianeidad".
Natasha Dow Schüll es profesora asociada del programa Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto Tecnológico de Massachusetts.