Un paso adelante para permitir que los dispositivos se comuniquen entre sí.
Dentro de lo que se considera como un importante paso adelante hacia el objetivo de vincular los distintos aparatos médicos de un hospital y así administrar mejor a los pacientes y los tratamientos que reciben, un grupo de investigación de Boston ha creado una plataforma de software para compartir información entre distintos aparatos, que van desde los medidores de la presión sanguínea hasta las máquinas corazón-pulmón.
“La idea de poder integrar los distintos dispositivos médicos es algo en lo que se lleva trabajando desde al menos un cuarto de siglo, aunque la falta de estándares adecuados y una falta de interés por parte de los fabricantes para que se dé este tipo de integración ha hecho que nos encontremos en una especie de Edad Media,” afirma Peter Szolovits, científico informático en MIT dentro de la División de Ciencias de la Salud y Tecnología de Harvard/MIT, y que no estuvo involucrado en el desarrollo de los nuevos estándares. Szolovits añade que son un “componente crítico para hacer que la tecnología de la información dentro del campo de la salud sea más inteligente, más segura y más eficiente.”
Cuando los doctores desconectan una máquina corazón-pulmón después de llevar a cabo una operación de corazón, necesitan encender el ventilador rápidamente o de lo contrario el paciente sufrirá daños cerebrales. Hoy día, sin embargo, no hay forma de que la máquina corazón-pulmón detecte cuándo se ha encendido el ventilador correctamente y que siga funcionando si no ha sido encendido. Incluso los dispositivos médicos de más alta tecnología en los hospitales no “hablan” entre ellos de la misma forma que, por ejemplo, el PC “habla” con la impresora.
Los nuevos estándares para el Entorno Clínico Integrado (Integrated Clinical Environment, ICE)—escritos por un grupo de investigación reunido por el Centro para la Integración de la Medicina y la Tecnología Innovadora (CIMIT, en sus siglas en inglés), un consorcio hospitalario/académico en Boston—consiste en una serie de principios de diseño de alto nivel. Entre otras cosas, el estándar dicta que un aparato ICE debe incluir un dispositivo similar a la “caja negra” de un avión para recolectar datos. Esta caja negra servirá para probar inicialmente que la integración de los distintos sistemas es lo suficientemente segura como para que sea aprobada por los órganos reguladores. No obstante, en la práctica diaria también será crucial poder resolver los problemas relacionados con la interoperatividad, así como mejorarla día a día. El estándar también afirma que sólo puede existir un único algoritmo principal que interprete los datos provenientes de todas las máquinas para evitar que se den instrucciones o alarmas que entren en conflicto con las demás; y que si un aparato falla, el fallo no debe extenderse al resto de partes del sistema.
“Lo que intentamos es construir una plataforma detallada, como la web, que permita a la comunidad global innovar y construir cosas interesantes que además mejoren la seguridad del paciente,” afirma Julian Goldman, director del Programa de Interoperatividad de Dispositivos Médicos del CIMIT, y que dirigió al grupo que desarrolló los estándares, los cuales serán publicados este otoño por ASTM International, el organismo dedicado a los estándares.
“Cualquier persona con un cierto grado de sofisticación tecnológica asumiría que si están recibiendo una potente medicación intravenosa en un hospital, y si al mismo tiempo la presión sanguínea está siendo medida automáticamente cada 15 minutos, tendríamos ser capaces de cortar el suministro de medicación y provoca que la presión empiece a caer o a subir rápidamente,” afirma Goldman, “aunque a día de hoy esto resulta imposible.”
Esta falta de interoperatividad puede conducir a graves errores. También hace que los médicos pierdan tiempo comprobando las falsas alarmas que emiten los aparatos a nivel individual. Por ejemplo, los monitores de telemetría actuales hacen un seguimiento de los ritmos cardiacos, mientras que hay otros aparatos para medir el pulso y los niveles de oxígeno en la sangre. Los cambios repentinos en la actividad y el movimiento pueden causar fluctuaciones inmediatas en el ritmo cardiaco, lo que provoca que salte una alarma urgente. Sin embargo esas alarmas podrían evitarse si se utilizase un tipo de sistema integrado que también analizase el pulso y los niveles de oxígeno; si estos niveles no han cambiado, no sería necesario alarmar al médico acerca de un posible ataque al corazón.
David Osborn, director de estándares internacionales en Philips Healthcare, afirma que aunque los nuevos estándares serán de ayuda, “el documento que se ha elaborado hasta ahora es un esquema de alto nivel. Lo realmente importante son los detalles, y los detalles no se han elaborado aún.” Sin embargo, añade, “los pacientes se ven afectados en más ocasiones de las que nos gustaría admitir, y esto puede ser un paso adelante hacia la solución, si es que logramos avanzar más allá del esquema.”
Szolovits afirma que el objetivo final es crear un entorno clínico integrado, en el que todos los dispositivos estén interconectados, como los dispositivos plug-and-play, para así mejorar la administración general. En la actualidad, los dispositivos creados por los distintos fabricantes funcionan por sí solos y, en general, no se comunican con los otros aparatos. Existen varias asociaciones médicas, entre las que se incluye la American Medical Association, que piden que la interoperatividad sea una realidad.
“Incluso en los hospitales modernos más avanzados, he visto a técnicos pulmonares correr a los pies de la cama del paciente para transferir la configuración de los ventiladores desde un dispositivo en un lado de la cama hasta un sistema de ordenadores en el otro lado,” afirma Szolovits. “No sólo es un procedimiento que resulta cómico de ver, sino que incrementa el riesgo de cometer errores, corromper datos, y posiblemente incluso poner a los pacientes en situaciones de riesgo.”