Una investigación sugiere que las altas altitudes suprimen el apetito e incrementan el metabolismo.
¿Quieres
perder unos kilos antes de las próximas vacaciones? Vete a las montañas, y
cuanto más altas mejor.
Un
grupo de investigadores de Alemania han estudiado a 20 hombres obesos tanto a
bajas altitudes en Munich como durante una semana a 8.700 pies (2.651 metros),
en una estación cercana al pico de la montaña más alta de Alemania, el
Zugspitze. Los participantes perdieron una media de dos libras (0,9 kilos) esa
semana y mantuvieron la pérdida durante el mes siguiente, sin hacer cambios en
su dieta o niveles de actividad. Durante su estancia en alta altitud, los
hombres tuvieron acceso sin restricciones a la comida y estuvieron restringidos
a paseos cortos.
Los
investigadores descubrieron que el metabolismo base se incrementó con la
altitud, aunque no se sabe bien por qué. Los niveles de leptina, una hormona
conocida por su efecto supresor del hambre, también incrementaron, quizá en
respuesta a la disminución de oxígeno. Los participantes comieron menos,
incluso después de que los síntomas del mal de montaña hubieran desaparecido. Y
siguieron comiendo menos después de regresar a Munich, al menos durante el
periodo de seguimiento de cuatro semanas del estudio. Dicho estudio fue
publicado este mes en la revista Obesity.