Un caso impactante confirma la penosa poca falta de atención que reciben las personas en estado vegetativo.
Rom
Houben, un hombre belga de 46 años, saltó a los titulares de todo el mundo a
principios de esta semana cuando se descubrió que se le había diagnosticado por
error y declarado en estado vegetativo persistente desde un accidente de
tráfico sufrido 23 años atrás. Houben, que quedó gravemente paralizado, parece
estar completamente despierto a nivel cognitivo, y ahora es capaz de
comunicarse con su familia y con periodistas a través de un teclado, con la
ayuda de un terapeuta para mover la mano.
La
mayor parte de la atención de los medios, iniciada por un artículo en la
revista alemana Der Spiegel, se ha centrado en los conmovedores mensajes de
Houben describiendo sus décadas de encerramiento. Sin embargo el neurólogo Steven
Laureys, que fue el primero en darse cuenta de los signos de consciencia en
Houben hace tres años, espera que el caso centre la atención en un tema más
amplio--la falta de investigación y cuidado con las personas diagnosticadas como
de estado vegetativo o mínimamente consciente. TR subrayó partes de la
investigación de Laureys en un artículo de 2007, llamado 'Raising
Consciousness'.
(Estas
enfermedades, llamadas desórdenes de la consciencia, son referidas a menudo y
por error como si fueran un coma. Sin embargo, los comas normalmente duran sólo
unos días o semanas--después de los cuales, los pacientes o bien se despiertan o
bien entran en un estado vegetativo, perdiendo totalmente el contacto con su
entorno, o en un estado de mínima consciencia, en el que los pacientes
ocasionalmente se ríen o lloran, alcanzan a tomar objetos o incluso responden a
cuestiones simples.)
La
revelación del estado mental de Houben fue determinada a partir de una serie de
tests médicos, pero uno de los más impactantes fue un tipo de toma de imágenes
cerebral llamado escaneado de emisión de positrones (PET, en inglés). Según
este test, que mide el metabolismo del cerebro, el cerebro de Houben parecía
estar completamente normal. "Hoy día podemos medir la actividad cerebral con más
y más detalle," afirma Laureys. "Y vemos un gran contraste entre lo que
observamos junto a la cama y lo que vemos en la neuroimagen funcional."
Aunque
la tecnología de escaneado PET lleva disponible durante décadas, se acaba de
empezar a aplicar a pacientes como Houben. Eso es en parte gracias a la falta
de fondos de investigación en este campo, así como a los enormes obstáculos
técnicos para llevar a cabo la toma de imágenes cerebrales en pacientes que a
menudo no pueden moverse o no pueden seguir órdenes. Laureys y un grupo de
científicos a lo largo del mundo están estudiando en la actualidad si los
escáneres PET y otros métodos de toma de imágenes cerebrales, tales como las
IRM funcionales, y la medición indirecta de la actividad cerebral, podrían ayudar
a diagnosticar a este tipo de pacientes con más precisión.
A pesar de que el caso de Rom Houben es un caso extremo--hay pocas probabilidades de que
existan pacientes tan intactos a nivel cognitivo--Laureys afirma que, de algún
modo, no es tan poco usual. Según un estudio que publicó con anterioridad este
año, hasta un 40 por ciento de los pacientes diagnosticados como de estado
vegetativo tienen, en realidad, un mínimo grado de consciencia. "Él es muy
excepcional en el sentido de que mostró signos claros de estar al tanto de su
entorno," como por ejemplo al seguir el movimiento de un espejo con los ojos.
Laureys afirma que este caso y otros demuestran la necesidad de utilizar
métodos estandarizados para evaluar a los pacientes, y para evaluarlos de forma
repetida en el tiempo, puesto que la función cognitiva puede variar ampliamente
día a día.