Mientras que miras el Super Bowl el domingo, considera el precio que pueden estar pagando los atletas por esos placajes en los cuales se golpean las cabezas: dos estudios nuevos destacan los peligros a largo plazo del traumatismo cerebral relacionado con los deportes. Los resultados difundidos por la Boston University muestran que el ex Buccaneer de Tampa Bay, Tom McHale, que murió el año pasado de una sobredosis de drogas a los 45 años, padecía encefalopatía traumática crónica (CTE), una enfermedad cerebral degenerativa causada por traumatismos en la cabeza.McHale es el sexto ex jugador de la NFL a quien, desde 2002 se lo diagnostica en la autopsia con CTE; dos de los seis se suicidaron. Los investigadores también descubrieron evidencia temprana de CTE en un muchacho de 18 años que falleció recientemente que padeció múltiples traumatismos cerebrales jugando rugby en la secundaria (el caso más joven hasta la fecha).

Según el Los Angeles Times,

Los daños, en ambos casos, eran similares a los observados en boxeadores que soportaron muchos golpes en la cabeza, dijo la Dra. Ann McKee del Centro de la Universidad de Boston para el Estudio de Encefalopatía Traumática, quien realizó la biopsia. Aunque también son algo parecidos a los cambios que se ven con la enfermedad de Alzheimer, ella agregó que, "representan una enfermedad individual con una causa individual, concretamente, los traumatismos reiterados en la cabeza".

La Boston University y el Sports Legacy Institute (SLI) una asociación sin fines de lucro dedicada a estudiar los efectos de las contusiones y otras lesiones cerebrales relacionadas con el deporte, encabezaron un programa para convencer a otros atletas profesionales a que donen sus cerebros después de morir.

Según un comunicado de prensa de la Boston University,

La CTE, una enfermedad progresiva neuro-degenerativa causada por traumatismos reiterados al cerebro, está caracterizada por la acumulación de una proteína tóxica llamada tau en la forma de ovillos neurofibrilares (NFTs) y hebras de neuropilo (NTs) en el cerebro. La proteína anómala perjudica inicialmente el funcionamiento normal del cerebro y eventualmente mata a las células cerebrales. En un principio, quienes padecen CTE pueden mostrar síntomas clínicos tales como problemas de memoria, inestabilidad emocional, comportamiento errático, depresión y problemas con el control de impulsos. Sin embargo, la CTE eventualmente va progresando hasta transformarse en demencia absoluta. McHale falleció debido a una sobredosis de drogas después de una lucha de varios años con la adicción. El consenso de los expertos es que cualquier tipo de abuso de drogas jamás causaría los hallazgos neuro-patológicos de CTE hallados en McHale.

Debido a la fuerza creciente de estos hallazgos que vinculan los traumatismos en la cabeza en el campo de rugby con la CTE, una cantidad de ex jugadores de la NFL que están vivos recientemente estuvieron de acuerdo en unirse al triple campeón del Super Bowl, Ted Jonson y a otros siete ex jugadores de la NFL para donar sus cerebros a la Boston University School of Medicine al morir.

El segundo estudio analizó el impacto a largo plazo de las injurias más sutiles, y descubrió que ex atletas actualmente saludables, mostraban señales leves de deterioro cognitivo 30 años después de su último traumatismo. El estudio comparó la función cognitiva de 19 ex atletas actualmente saludables con una edad promedio de 60 años, que padecieron su último traumatismo relacionado con los deportes en su adultez temprana, y 21 ex atletas sin registros de traumatismos. Al grupo con lesiones cerebrales le fue peor en las pruebas neuro-psicológicas de memoria y otras medidas cognitivas, y también reveló algunas señales de actividad cerebral anómala.

Según el artículo del Los Angeles Times.

Los investigadores informaron en la publicación Brain que, los déficit leves, fruto de dos o tres golpes era similares a los hallados en pacientes con etapas tempranas de demencia, aunque no interfirieron con a vida diaria de los hombres que el los demás aspectos, se veían sanos.

"A todos se los veía muy funcionales, trabajan, todavía practican deportes, y realmente saludables", comentó el autor senior Dr. Maryse Lassonde de la University of Montreal. "El problema aparece cuando los comparamos con personas que no tuvieron contusiones".

Los problemas fueron relativamente menores, pero sí son una nota de aviso para los militares. Estudios después de haber empleado tropas sugieren que del 10 al 20 por ciento de todas las tropas empleadas en Irak y Afganistán padecieron lesiones, mayoritariamente ligadas a estallido de dispositivos explosivos improvisados (IEDs). Los efectos a largo plazo de esas lesiones fue controversial, y el verdadero impacto de esta ola de lesiones cerebrales tal vez no quede claro hasta que estas tropas lleguen a sus 60 años, pero los hallazgos tal vez nos den una indicación de lo que depara el futuro.

(Para más información sobre lesiones cerebrales relacionadas con estallidos, véase "Trauma Cerebral en Irak".)