El genoma islandés ha permitido detectar este defecto que alarga y mejora la vida en aquellos que lo poseen. La farmacéutica responsable del avance ya está trabajando en un fármaco
Cuando Sean Harper asumió el puesto de director de Investigaciones de Amgen en 2012, una de sus primeras jugadas fue conseguir que el gigante biotecnológico gastara 415 millones de dólares (unos 370 millones de euros) para adquirir DeCode Genetics, una empresa islándica en apuros muy conocida por la vasta base de datos de ADN que había generado.
Hoy, esa apuesta se demuestra rentable. Unos científicos de la compañía han descubierto un defecto específico en el ADN que reduce el riesgo de sufrir un ataque al corazón en un 35%, lo que califican del mayor efecto de este tipo jamás descubierto.
El trabajo de detective genético realizado por DeCode Genetics es "excepcional", según el científico del Instituto Broad (EEUU) Sekar Kathiresan. Para el experto, "este trabajo sugiere de inmediato que un fármaco que imite la mutación protectora debería reducir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco".
Amgen asegura que ya está trabajando en fármacos que puedan copiar este efecto.
El descubrimiento demuestra cómo algunas farmaceúticas están explorando las bases de datos de ADN para acelerar la búsqueda de nuevos fármacos. Harper cree que la táctica podría acortar en 18 meses el típico proceso de 14 años de llevar un fármaco del laboratorio al mercado.
En su esfuerzo, DeCode Genetics rastreó el ADN de más de 300.000 islandeses en busca de versiones poco frecuentes de genes previamente asociados con el nivel de colesterol. La variante del gen que encontraron ocurre cuando una o ambas copias de un gen ASGRI están rotas y no producen correctamente una proteína. DeCode Genetics dice que aproximadamente uno de cada 120 islandeses posee esta variante de gen. De acuerdo al análisis de sus historiales médicos, todos ellos tienen niveles más bajos de colesterol malo y viven una media de 1,5 años más.
Foto: Amgen alcanzó cifras de venta de varios miles de millones de dólares y está acudiendo a las bases de datos genéticos en busca de ideas nuevas para fármacos.
La CEO y fundadora de DeCode Genetics, Kari Stefansson, se refiere a estas acciones de rastrear las bases de datos en busca de genes protectores como una nueva manera de crear fármacos que no se basa "en una bonita hipótesis o un golpe de suerte químico" sino en las realidades de la biología humana experimentadas por miles de personas.
Los hallazgos, descritos públicamente esta semana en la revista New England Journal of Medicine, se hiceron inicialmente en julio de 2014. Desde entonces Amgen ha trabajado para avanzar el entendimiento de la biología del gen y ha empezado a desarrollar fármacos candidatos. En una reunión con inversores el año pasado en la que hizo hincapié en la importancia del trabajo de DeCode Genetics, Harper sólo se refirió al descubrimiento de un "Gen X".
La compañía confía en que utilizar la base de datos de DeCode Genetics reduzca el tiempo que requiere el desarrollo de nuevos fármacos, porque los científicos islandeses no sólo identifican en qué procesos biológicos centrarse, sino también pueden ayudar a predecir cuáles serán los resultados de hacerlo mucho antes de que el primer voluntario ingiera un fármaco en desarrollo.
Lo que busca Amgen son versiones de genes que protejan contra enfermedades. En muchos casos, resulta que las variaciones del ADN con los efectos más grandes y útiles realmente destruyen la función de un gen e impiden que genere una proteína (a cada uno de nosotros nos faltan copias funcionales de al menos varios del total de 20.000 complementos génicos que tenemos los humanos). La mayoría de los fármacos también bloquean las proteínas. Esto significa que DeCode Genetics, que también tiene acceso a historiales médicos, puede estudiar unos ejemplos vivos de cómo sería una persona si hubiese tomado un fármaco que bloquee esa proteína durante toda su vida.
Resulta enormemente ventajoso en comparación con la forma habitual en la que las empresas prueban los fármacos, en modelos animales de enfermedades humanas. Pero los ratones de laboratorio rara vez predicen cómo responderán los humanos. "El mayor problema de la industria son los fracasos", afirmó Harper en una entrevista concedida el año pasado sobre DeCode Genetics. El experto añadió: "Si pudiéramos reducirlos, aunque fuera de forma gradual, tendría un enorme impacto".
La base de datos de Islandia es de las más valiosas porque la mayor parte de sus habitantes desciende de un pequeño número de colonos originales que llegó allí durante la Edad Media. Eso genera un "efecto fundador" en el que variantes genéticas por lo general poco frecuentes son mucho más prevalentes, permitiendo el análisis de sus efectos.
Amgen no es la única biotecnológica a la caza de variables genéticas que puedan fomentar el buen estado de salud. Compite directamente con otra empresa de biotecnología llamada Regeneron, que tiene su propio megaproyecto para secuenciar los genomas de 100.000 personas.
Harper, que es médico, se unió a Amgen en 2002. Ascendió para convertirse en el director de I+D y asumió un presupuesto anual de I+D de 4.000 millones de dólares (unos 3.600 millones de euros) y un portfolio de proyectos de fármacos lleno de apuestas arriesgadas que ha recibido críticas de Wall Street. Algunos analistas afirman que las investigaciones de Amgen no han dado gran fruto y sugieren que tal vez la empresa deba disolverse o acabar con sus las labores de I+D.
La adquisición de DeCode Genetics formó parte de una apuesta más amplia por parte de Amgen para poder lograr el tipo de avances que el público siempre ha esperado como resultado del proyecto del genoma humano. Harper precisa: "Lo que realmente nos interesa es obtener pruebas científicas muy concluyentes que relacionen las variaciones [del ADN] humano y el riesgo muy, muy alto de enfermedad". Afirma que los resultados de DeCode Genetics están "tan avalados que valen su peso en oro".
Los descubrimientos génicos no representan ninguna garantía del éxito comercial. Un fármaco para reducir el colesterol que lanzó Amgen el año pasado y que bloquea otro gen distinto, el PCSK9, identificado mediante anteriores investigaciones médicas, registró unas ventas de tan sólo 16 millones de dólares (unos 14 millones de euros) durante el primer cuatrimestre de este año.
Las aseguradoras médicas se han resistido a cubrir el coste del fármaco, llamado Repatha, porque cuesta unos 14.000 dólares (unos 12.500 euros) al año, y la mayoría de los pacientes pueden reducir el colesterol con un fármaco llamado estatina que cuesta un dólar (unos 90 céntimos de euro) al día.
Eso significa que cualquier fármaco para bloquear la proteína ASGRI tendrá que hacer más que simplemente bajar el colesterol. Stefansson sugirió que tal fármaco podría tener aplicaciones en familias con un historial de muertes repentinas por ataque al corazón, o en otras que pertenecen a grupos de alto riesgo.
La base de datos de Islandia no sólo resulta útil para planificar el próximo fármaco éxito en ventas, sin embargo. Cuando Amgen se preocupó por la posibilidad de que Repatha provocara demencia, un grave efecto secundario, Stefansson pudo estudiar los historiales médicos de las personas que carecían de ese gen e informar de la carencia de pruebas de tal problema.
También podrá ayudar con el proceso de decidir qué fármacos no desarrollar. Harper dice que Amgen ya ha abandonado planes para lo que pudo haber sido un estudio de 1.000 millones de dólares (unos 900.000 euros) y 10 años de duración para desarrollar otro fármaco candidato de corazón después de que los datos de DeCode Genetics demostraran que las personas que carecen del gen objetivo tenían niveles más bajos de colesterol pero no vivían durante más tiempo. Esa decisión por si sola, señala Harper, probablemente haya ahorrado a Amgen tanto dinero como el gasto que supuso la compra de DeCode Genetics.