Unas terapias ortopédicas con células madre están a punto de ser probadas con humanos.
Un corredor que sufra un desgarre de tendón tiene muchos motivos para envidiar a un caballo de carreras que sufra la misma dolencia: los caballos tienen a su disposición tratamientos que no están disponibles para los humanos—de forma más notable, inyecciones de células madre adultas que parecen estimular la curación en estos animales con tiempos de recuperación menores a los de los tratamientos quirúrgicos. Ahora, las mismas terapias con células madre que se han utilizado de forma rutinaria con los caballos de competición, y cada vez más con los perros, están empezando a recorrer el camino que las separa de las pruebas en humanos.
Los tratamientos con células madre humanas están avanzando rápidamente dentro de muchas áreas: una serie de terapias que utilizan células madre derivadas de grasa y médula espinal están siendo puestas a prueba en la actualidad para combatir una gran variedad de dolencias, incluyendo la enfermedad de Crohn, enfermedades del corazón y la diabetes. (Los transplantes de células madre derivadas de la médula espinal se llevan utilizando desde hace años para tratar las enfermedades de la sangre y algunos cánceres.) Sin embargo, al hablar de lesiones ortopédicas tales como desgarramientos de tendón, fracturas y degeneración de cartílago, la medicina veterinaria se ha adelantado a la humana.
Los veterinarios y las compañías privadas han estado probando nuevos tratamientos para las enfermedades más comunes de los caballos de carreras, en gran parte debido a que estos animales tienen mucho valor y se pueden ver gravemente discapacitados por estas lesiones. “Las lesiones en el tejido blando son la lesión principal que sufren los caballos de competición y pueden poner fin a la carrera de un pura sangre,” afirma Sean Owens, veterinario y director del Laboratorio de Medicina Regenerativa, en la Universidad de California, en Davis. La medicina veterinaria también es cierto que posee regulaciones menos severas a la hora de tratar a los animales con terapias experimentales, lo que permite que estos tratamientos se utilicen a nivel clínico sin tener que pasar por las pruebas clínicas. "La supervisión en cuanto a la regulación de la medicina veterinaria es mínima,” afirma Owens. “En general, la USDA [U.S. Department of Agriculture, el Departamento de Agricultura de los EE.UU.] y la FDA [Food and Drug Administration, la Administración de Fármacos y Alimentos] no se han metido dentro de nuestro campo de regulación.”
El centro de investigación recientemente creado por Owen tiene como objetivo el avance de la medicina con células madre tanto humanas como animales, mediante el desarrollo de pruebas clínicas bien controladas y que a menudo no se realizan en ningún otro sitio. “Parte de nuestra misión es llevar a cabo un poco de ciencia básica y pruebas clínicas, así como mejorar la forma de procesado de las células,” señala Owens. En la actualidad el centro está llevando a cabo una serie de pruebas clínicas en caballos—unas para la rotura de tendones, y otras para los pequeños trozos de hueso roto en la rodilla—y que se ejecutan de forma similar a las pruebas con humanos. El objetivo es desarrollar mejores tratamientos para los caballos, así como utilizar los resultados para apoyar los estudios acerca de los mismos tratamientos en humanos. Owens se ha asociado con Jan Nolta, director del Programa de Células Madre, en UC Davis, que en el futuro se encargará de supervisar las pruebas en humanos.
Una serie de estudios en animales han demostrado que estas terapias con células madre son efectivas, permitiendo que cada vez más animales vuelvan a correr, reduciendo las tasas de repetición de lesiones, y acortando los tiempos de curación. VetCell, una compañía con sede en el Reino Unido que deriva células madre de la espina dorsal, ha utilizado esta terapia en aproximadamente 1.700 caballos a día de hoy. En un estudio con 170 caballos de carrera de obstáculos, supervisados tanto durante el tratamiento como durante la rehabilitación, los investigadores descubrieron que casi un 80 por ciento de ellos podría volver a las carreras, en comparación con el 30 por ciento que mostraban los datos publicados anteriormente, relativos a terapias tradicionales. Después de tres años, la tasa de repetición de la lesión era mucho más baja en los animales tratados con células madre—alrededor de un 23 por ciento, en comparación con los datos ya publicados y que reflejaban un 56 por ciento, afirma David Mountford, cirujano veterinario y director de operaciones de VetCell.
Aunque los científicos aún no saben exactamente cómo ayudan las células a reparar los distintos tipos de lesiones, en el caso de los desgarros de tendón los estudios iniciales mostraron que las células madre parecían ayudar a que se regenerase el tejido sin formar tejido cicatrizante.
Mountford afirma que la compañía decidió enfocarse en las lesiones de tendón en los caballos en parte debido a que se parecen mucho a las lesiones en los humanos, tales como las lesiones en el telón de Aquiles o en el manguito rotador. Tanto para las personas como para los caballos, los desgarres de tendón provocan la formación de tejido cicatrizante, que tiene mucha menos resistencia a la tensión y elasticidad que los tendones sanos. “Se convierte en un punto débil, con tendencia a lesionarse,” señala Owens.
El año que viene, VetCell tiene previsto empezar unas pruebas clínicas en humanos de su tratamiento de células madre para pacientes con degeneración o daño en las fibras del telón de Aquiles. Al igual que en la terapia con caballos, las células madre se aislarán a partir de una muestra de la espina dorsal del paciente, después se cultivarán y se volverán a suspender en un medio que ayude a su crecimiento, y que también estará derivado del paciente. Después, los cirujanos inyectarán la solución en el área dañada, utilizando imágenes de ultrasonido para guiar la aguja hasta la localización correcta. “Nuestro objetivo a largo plazo es utilizarlo para tratar una serie de lesiones de tendón distintas,” afirma Mountford.
Las terapias con células madre también resultan prometedoras en el caso de la artritis. Vet-Stem, una compañía con sede en California que utiliza células madre aisladas de la grasa en vez de la espina dorsal, ha demostrado durante unas pruebas controladas con placebo que el tratamiento sirve de ayuda en perros con artritis. “Cada año se realizan alrededor de 200.000 implantes de cadera en humanos,” afirma Robert Harman, veterinario y fundador de la compañía. “Esa cifra debería hacer que se replanteasen las terapias con células.”
En el caso de la osteoartritis, las células madre no parece que regeneren la articulación, sino que reducen la inflamación. “Sin embargo, durante los últimos dos años, se han dado evidencias que señalan que las células que usamos reducen la inflamación y el dolor, y ayudan a lubricar la articulación,” afirma Harman.
Aunque Vet-Stem no tiene planes para pasar a hacer tests en humanos, Cytori, una compañía con sede en San Diego, ha desarrollado un dispositivo para aislar las células madre de la grasa en la sala de operaciones. (Vet-Stem lleva a cabo el procedimiento de forma manual: los veterinarios reúnen una muestra de grasa del animal y la mandan a la compañía para que sea procesada.) El dispositivo de Cytori está aprobado en la actualidad para su uso en cirugías reconstructivas en Japón, aunque su utilización aún no está permitida en Estados Unidos.